Sora podía sentir el sudor correr debajo de su vestido, no entendía nada de los que estaba sucediendo, ¿no se supone que Joon era su amigo? ¿Por qué diablos la estaba amenazando? ¿Su vida estaba en peligro?; ella escuchaba la ligera risa del gato demoniaco que estaba a su lado, él claramente disfrutaba de su dolor.
— ¿No tienes nada que decir? — Joon habló, casi rozando su rostro con su aliento, pero afortunadamente la distancia entre ellos era suficiente para mantener cierta sensación de seguridad. — El tiempo no espera, pequeña —, agregó, su mano deslizándose hacia el mango de la katana que pendía de su cintura. — Habla ahora... o calla para siempre. —
“Oh mierda” pensaron gato y dueña, ella por el terror que sentía, mientras el gato casi maullaba por lo caliente de la escena. Era muy fácil malentender la situación, el asiático sostiene fuertemente la catana con sus manos cicatrizadas, el minino tenía ganas de besar, lamer esas manos, quería poseer el cuerpo de Sora para poder levantar la cabeza y morder al tipo.
Pero aún estaba muy débil, como para poder cambiar por completo….
Mientras él fantaseaba abiertamente, Sora sentía su rostro empapado en sudor y como se le bajaba la presión por la acción del asiático.
¿Realmente la iba a matar? ¡No llevaba ni una semana en la novela!
¡Tenía que hacer algo y rápido!
— … El gato me digo que me llevarías lejos de pueblo… —
…
— ….
… “Esta idiota”
—¿El gato… te lo dijo? ¿Tu gato… te hablo? — Dijo el chico claramente sin creerle nada, “Y es que quien lo creería?” Pensó el peludo lamiendo su pata algo nervioso.
Joon miraba escéptico a la chica, el cabello anaranjado con puntas blanca le decía que pronto tendría un ataque de pánico, ya conocía los colores de la chica y sus rápidos cambios de humor, creía firmemente que su enfermedad había sido heredado de su padre, ese hombre nunca podía quedarse quieto. Quizás por eso había notado el pequeño odio que tenía el pueblo hacia su familia.
Lástima que había sido tan tarde.
Y que a él no le importaba en lo más mínimo esa familia.
Solo a Sora… y quizás al gato.
Era muy lindo.
Después de un rato el hombre suspiro asustando levemente a los presentes, la verdad no importaba la respuesta de la chica, aun así se la llevaría por el peligro en que se encontraría después del ataque de esa noche, la mayoría de hombres aprovecharía el caos para abusar de las mujeres aristocracia, él apreciaba lo suficiente a su amiga como para evitar que algo así le ocurriera.
— Sora…— Susurró con suavidad, tratando de calmar a su amiga. — Pronto, el pueblo se levantará contra la aristocracia. Tu familia perecerá esta noche, dando inicio a una revolución para derrocar el reinado de Pablo el terrible. El pueblo será el primero en actuar, y nosotros debemos dirigirnos al norte, hacia los territorios del Marqués, para evitar el caos en la medida de lo posible. Puedes llevar a tu gato, pero debemos partir a las nueve en punto. Apresúrate y empaca lo esencial. —
Una vez explicado esto, esperó, observando atentamente la reacción de la chica.
En ese momento la cara de Sora estaba en blanco, sin expresión, mirando fijamente a Joon, tratando de resumir los acontecimientos de los últimos tres días.
¿Por qué todo estaba sucediendo tan rápido? Al principio de la novela, los acontecimientos eran lentos, mostrando la vida cotidiana de la heroína y presentando gradualmente a sus compañeros. Los "momentos íntimos", sus favoritos, no solo profundizaban en la historia personal de la protagonista, sino que también revelaban la difícil situación de la clase baja, a causa del cruel emperador Pablo de Rusia.
ESTÁS LEYENDO
Yo quiero el harem.
Genç KurguElla no anhela la gloria, ni el respeto del pueblo, ni el poder que trae consigo la riqueza o el estatus. Ella quiere lo que la heroína tiene: cada uno de los hombres que la siguen. Desea amarlos, cuidarlos, besarlos, poseerlos, dominarlos, y hacerl...