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—Gracias por acompañarme. —dijo Alex mientras caminaban por las calles vacías de Italia.

Era sumamente lindo caminar por las calles con una buena compañía, más de noche cuando no hay mucha gente y puedes disfrutar el hablar con alguien.

—No hay de que, soy tu novio amor, si esta en mis posibilidades siempre te acompañaré. —sonrió ligeramente.

Ambos iban entrelazados de las manos, el otoño ya había llegado y el ambiente estaba fresco, era sumamente agradable.

—¿Te vas a quedar más tiempo?

—Lo he estado pensando, me encantaría acompañarte a ver gente modelar.

—No debes de hacerlo si no quieres y sobre todo si no te gusta.

—Pero me gusta estar contigo, entonces se compensan las cosas.

Sonrió ligeramente, siempre había pensado en una situación similar a esa, caminar bajo la luz de la luna sin que nada importara, era demasiado cómodo estar al lado de Max como si no importara absolutamente nada más.

—Por cierto, gracias también por todo lo que dijiste frente a esos dos. —dijo Alex. —Todo eso que dijiste fue sumamente lindo.

—Yo no digo mentiras.

—Lo se pero, ya sabes, lo que dijiste de amar y eso, es muy bonito.

—Es solo, bueno, eso es real, a ti en especial no te diría nada que fuera mentira.

Acababan de llegar a un parque llamado Villa Borghese, estaban frente al lago alumbrado por las luces del mismo parque.

Alex sonrió ligeramente y lo miro de reojo, amaba ver el perfil de Max, es decir, amaba su cabello aunque a veces odiaba la manera en que lo peinaba porque había descubierto que su cabello era ondulado, amaba sus ojos color turquesa sobre todas las cosas, amaba todos los lunares que tenía en su cara y cuello, amaba su pequeña barba que rasuraba a cada rato y estaba perdidamente enamorada de él.

—Emilian.

—Irai.

—Te amo.

—Yo también te amo. —sonrió ligeramente. —¿Qué haremos aquí?

—Nada, ¿tu quieres hacer algo?

—No realmente.

—¿Quieres cenar?

—Cenamos con Paulo y sinceramente ya no tengo mucha hambre. —dijo mientras seguían caminando. —¿Qué vas a hacer cuando acabe la temporada?

—Aun nos quedan seis carreras Emilian, todo puede pasar, puede que choque de nuevo, puede que me enferme, puede que muera, que me....

—No digas eso. —se detuvo y tomo a Alex del rostro. —No lo digas, ni siquiera lo pienses.

—¿Qué no diga que?

—Eso, lo de chocar o morir.

—La muerte es inevitable Emilian, todos vamos a morir. —dijo y tomo una mano de Max. —Y chocar también lo es, vivimos arriesgando nuestra vida, ser piloto implica estar en riesgo todo el tiempo.

—Pero no digas eso, no pienses siquiera en morir.

—No lo hago, solo hablo de las posibilidades. —sonrió ligeramente.

—Promete no morir esta temporada, ni la que sigue.

—Lo prometo. —aparto una mano de Max y se acercó más a él. —¿Crees que seguiremos así?

Madonna | M.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora