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—¿Quien va a manejar? —preguntó Max a Alex mientras la chica terminaba de peinarse.

—Como gustes, ¿quieres que maneje yo? No he manejado mientras estamos aquí. —sonrió ligeramente y se acostó en la cama.

—Yo manejo, son treinta minutos que se pueden convertir en quince.

—Bueno. —se enderezó sentándose. —Max, ¿a que te referías cuando dijiste que cuando yo quisiera que hicieras algo te lo dijera? Osea, si lo entiendo, pero, a veces, esta bien dejarse llevar, ¿sabes? La espontaneidad es maravillosa en algunas ocasiones.

—Linda, me gusta respetar a las mujeres, eso me lo enseñó mi madre y sinceramente, me arrepentiría mucho si alguna de mis acciones te aleja de mi.

—Entonces dime algo de lo que no te arrepentirás mañana.

—Te quiero.

—Hablo en serio Emilian.

—Yo también Iraide.

Ambos se miraron a los ojos, haciendo que la chica se sonrojara cuando el chico sonrió. Últimamente la ponía nerviosa con muy pocas acciones, una mirada, que le acomodara su cabello.

—Sinceramente odio cuando me dicen así. —dijo y aparto la mirada. —No es mi nombre favorito, ya te lo había dicho, solo dime Irai.

—¿Qué significa?

—La descendiente de Hera, aunque, como tu me dices, Irai, significa rápido y eficiente con gran capacidad en el trabajo.

—¿Y por que no me miras a los ojos? —Max se paro de la cama y fue a sentarse al lado de Alex. —¿Dije algo malo?

—No es eso.

—¿Entonces? mírame por favor, estoy hablando y me gusta que me mires a los ojos.

La chica obedeció. —¿Qué paso?

—Nada, solo quería ver tus ojos. —el sonrió provocando que Alex lo empujara. —¿Qué?

—Hay que dormir ya, mañana nos tenemos que ir temprano para registrarnos en el hotel y llegar a la presentación. —arrugó la nariz y se puso de pie, haciendo que la imitara.

—Tu cabello rizado, es muy bonito, en verdad, me agrada.

—El tuyo también, mas cuando no te pones gel. —sonrió ligeramente. —Vamos ya a dormir, es en serio, ya estoy cansada.

—Bien, descansa. —le dio un beso en la mejilla.

—Tu igual.

Ambos se acostaron en su respectivo lugar de la cama, Alex fue quien apago la luz, se quedó quieta dandole la espalda al chico.

—¿Te puedo abrazar? —susurró.

—Claro.

El se acercó mas a ella y la abrazó de la cintura, pasaron unos segundos hasta que Alex se giro quedando ambos frente a frente.

—¿Y si mejor charlamos? —dijo Max en voz baja haciendo que ella abriera los ojos, encontrándose con los de Max, que se podían ver gracias a la luz que entraba del balcón.

—Debemos de dormir.

—Pero, yo quiero hablar contigo, sobre.. —se quedó callado unos segundos. —..música, si eso.

—¿Ah si?

Se decepcionó ligeramente, pero podía sentir el nerviosismo de Max sobre todo porque estaba jugando con sus dedos sobre su cintura.

—Si, ¿quien es tu cantante favorito?

—No tengo alguno, me gustan muchos artistas. —bostezo y se acomodó a manera de que su rostro quedo en el cuello de Max. —Debes de dormir, mañana podemos hablar.

Madonna | M.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora