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04 de Mayo, 2022
Miami, Florida

El teléfono de Max comenzó a sonar, estaba durmiendo, pero aun con ello contesto de inmediato aunque estuviera aún adormilado.

—¿Diga?

Hola, ¿estas ocupado?

—¿Alex? ¿Si sabes que son como las dos de la mañana?

Si, yo, mierda. —Max se enderezó y tallo su rostro, prendiendo la luz. —¿Crees que puedas venir por mi?

—¿Estas bien? —comenzó a vestirse casi de inmediato, mientras la escuchaba. —¿Te sucedió algo? ¿No los chicos estaban contigo?

Si..., no, yo no, realmente no sabía a quien más llamar solo pensé en ti a decir verdad porque no quiero que los chicos me vean así, yo... dios... si no puedes deja ver si consigo un taxi, ni siquiera se por que te llame a ti en pri...

—¿En donde mierdas estas Senna?

En un bar que se llama Eleven.

No te muevas, llego en cinco.

Tomo sus llaves y una sudadera para la chica y salió casi corriendo hacia el estacionamiento para ir por ella. Ambos eran unidos hasta cierto punto, pero, ella jamás le llamaba a él para nada, si tenia un problema siempre era a Carlos o a Albon o a Stroll o a Mick, inclusive le marcaba a Leclerc antes de siquiera pensar en él, pero había confiado en él por primera vez y iba a ir por ella así estuviera en la boca del lobo.

La chica le había mandado su ubicación, así que comenzó a manejar rápido hasta donde estaba, estaciono donde pudo y con la sudadera en la mano comenzó a caminar por la calle buscándola. A lo lejos la miro, tenia puesto un vestido color rojo y se tallaba los brazos a causa del frío que comenzaba a ser en Miami, aunque era primavera, la noche era fresca.

—¿Senna? —Max le llamó.

—Max. —susurró y se acercó a él. —¿Puedo abrazarte?

Extendió sus brazos, extrañado por que por primera vez le había llamado Max y la chica lo abrazo.

—¿Qué sucedió?

—Me acabo de pelear con Paulo por llamada y nos dimos un tiempo, pero, lo siento por haberte pedido que vinieras, Max. —se separó y la miro, tenia los ojos hinchados y las mejillas rojas.

—Ven, ponte esto hace frío y no traes suéter. —le tendió la sudadera y la chica la tomó.

—¿Podemos ir a un lugar?

—Si, vamos al carro.

Max tomo la mano de la chica quien se estaba secando las lagrimas restantes y sorbiendo su nariz. Al llegar al auto, el chico le abrió la puerta y ella subió, después él y ambos se quedaron en silencio.

—¿A donde iremos?

—A un mirador, se llama Brickell. —le mostró su teléfono y él chico colocó su teléfono en una base y comenzó a manejar. —¿Puedo poner música?

—Toma, mi teléfono está conectado así que, pon lo que gustes.


—Toma, mi teléfono está conectado así que, pon lo que gustes

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Madonna | M.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora