A la mañana siguiente, salieron a desayunar en un café cercano. La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, y Jade sentía que la vida había recuperado algo de su brillo. Justo cuando estaban a punto de sentarse, escuchó una voz familiar llamándola desde el otro lado de la calle.
"Jade, ¡cuánto tiempo!" Era su exnovio, Roman, con quien había tenido una relación antes de que todo en su vida se complicara. La sonrisa de Roman era encantadora, pero Jade sintió una punzada de incomodidad. No era una historia que quisiera recordar, menos ahora, y mucho menos con Hael a su lado.
Hael la observaba con una mirada calculadora mientras ella saludaba a Lucas. A simple vista, su expresión era neutral, pero Jade conocía demasiado bien los sutiles cambios en sus gestos. Apenas Roman se venía acercando y cruzó la calle, Hael clavó sus ojos en ella, el tono en su voz más frío de lo usual.
"¿Era un viejo amigo... o algo más?" preguntó, aunque Jade podía notar que la respuesta ya la sabía.
Suspiré, sintiendo el peso de la situación. "Sí, era mi exnovio. Pero esa historia terminó hace mucho, Hael. Él me engañó, y después de eso no volví a verlo."
La mandíbula de Hael se tensó, y Jade notó el destello de celos en su mirada. "¿Por qué no me lo habías mencionado antes?" preguntó, su voz controlada pero con una nota de reproche.
Jade lo miró con una mezcla de ternura y frustración. "Porque no tiene importancia, Hael. Mi vida cambió desde entonces, y esa historia quedó atrás."
Hael se quedó en silencio un momento, claramente lidiando con la mezcla de emociones que esta inesperada aparición había desatado. Finalmente, asintió, pero Jade aún podía notar la tensión en su postura.
"Confío en ti," dijo él, aunque era evidente que el recuerdo de Roman seguía resonando en su mente. "Solo... no me gusta pensar que alguien pudo haberte hecho daño."
Jade sonrió, tocando suavemente su brazo. "Estoy contigo ahora, Hael. El pasado no importa." Y en ese momento, con su mano sobre la de él, las dudas y los celos parecieron disiparse, dejando espacio solo para el presente que estaban construyendo juntos.
Mientras Jade trataba de restarle importancia al encuentro con Roman, de repente, él dio un paso adelante y la abrazó con un entusiasmo que la tomó por sorpresa. Jade se quedó rígida, sin saber cómo reaccionar. Sin embargo, en ese instante, notó que Hael se tensaba a su lado, la atmósfera entre ellos cambiando drásticamente.
"¡Jade! ¡Qué alegría verte!" exclamó Roman, ignorando completamente la incomodidad de la situación. Pero antes de que Jade pudiera responder, Hael, con una mirada intensa que irradiaba posesividad, intervino.
"Lo siento, pero no creo que debas tocarla," dijo Hael, su voz profunda y autoritaria, llena de una firmeza que dejaba claro que no aceptaría ninguna falta de respeto.
Roman se detuvo, sorprendido, y miró a Hael con confusión. "¿Y tú quién eres?" preguntó, frunciendo el ceño. "¿Es tu primo o algo así?"
Sin titubear, Hael respondió: "No, soy su esposo." Las palabras resonaron con una certeza que sorprendió incluso a Jade. La declaración salió con tal naturalidad que ella sintió cómo su corazón se aceleraba.
Roman arqueó una ceja, incrédulo. "¿Es en serio? No sabía que te habías casado, Jade. ¿Desde cuándo?"
Jade se sintió atrapada entre la necesidad de aclarar las cosas y la sorpresa de la revelación de Hael. "No es... no es así," comenzó, pero la mirada de Hael sobre ella le hizo dudar. Había una mezcla de orgullo y protección en sus ojos que la dejó sin palabras.
"Desde hace un tiempo," respondió Hael, con una confianza que parecía estar creciendo. "Y no quiero que la toques. Ella está bien, así que mejor sigue tu camino."
Roman se quedó en silencio, un tanto abrumado por la respuesta de Hael y la súbita tensión en el aire. Finalmente, con un gesto resignado, se encogió de hombros. "Está bien, lo entiendo. Solo saludaba," dijo, antes de darse media vuelta y alejarse.
Una vez que Roman se marchó, Jade giró su mirada hacia Hael, todavía con la incredulidad marcada en su rostro. "No tenías que decir eso," dijo, tratando de ocultar su sorpresa.
"Quizás no, pero no me gusta que te toquen," respondió Hael, acercándose un poco más a ella. "Eres mía, Jade. Y no tengo problema en hacer que eso sea claro."
El momento estaba cargado de emociones, y aunque Jade sabía que había mucha complejidad en esa afirmación, no pudo evitar sentir un pequeño destello de alegría. A pesar de lo inesperado, había algo reconfortante en saber que Hael estaba dispuesto a proteger lo que compartían. Sin pensarlo, sonrió, y en ese instante, ambos supieron que la conexión que estaban formando era más fuerte de lo que habían imaginado.
Después de la tensa confrontación con Roman, Jade y Hael se quedaron en silencio, rodeados por el bullicio del café. Jade sintió una mezcla de confusión y calidez. La declaración de Hael la había tomado por sorpresa, pero había algo en su tono, una posesividad que la hizo sentir segura, incluso si no sabía exactamente qué significaba para ellos.
"¿De verdad pensaste que lo dejaría abrazarte?" preguntó Hael, rompiendo el silencio. Su voz estaba llena de un leve desafío, como si estuviera tratando de justificar su reacción.
Jade lo miró, aún un poco sorprendida. "No pensé que fueras a reaccionar de esa manera. No creí que te importara tanto," respondió, tratando de equilibrar sus palabras entre la curiosidad y la seriedad.
"Me importa," dijo Hael, acercándose un poco más, su expresión ahora más suave. "No solo porque es tu ex, sino porque tú importas. No quiero que nadie te haga sentir incómoda."
sonrei levemente, mi corazón latiendo más rápido. "Aprecio eso, realmente lo hago. Pero no tienes que sobreprotegerme. Puedo cuidar de mí misma."
"Quizás, pero eso no significa que no quiera protegerte. En un mundo como este, donde todo el mundo tiene segundas intenciones, no puedo evitarlo," confesó él, su mirada fija en ella con intensidad.
La conversación fluyó hacia el fondo de sus emociones y sus temores. Jade sintió que la conexión entre ellos se profundizaba con cada palabra que intercambiaban. Era como si cada momento compartido se convirtiera en una base para lo que estaba empezando a construir entre ellos.
A medida que se fueron alejando del café, Hael le tomó la mano. Su contacto era cálido y reconfortante, y Jade se dio cuenta de que su presencia se había convertido en un ancla en medio de la tormenta emocional que había sido su vida.
"¿Qué te parece si pasamos el día juntos? Solo nosotros," sugirió Hael, un brillo de alegría en sus ojos que hacía tiempo que no veía. "Podemos ir a ese parque del que hablabas o simplemente quedarnos en casa y ver películas."
La idea de pasar el día con él, sin preocupaciones, sonó perfecta. "Me encantaría," respondi, mi sonrisa creciendo al imaginar un día tranquilo a su lado.
Mientras caminaban hacia el parque, ambos compartieron risas y anécdotas, dejando atrás el peso de la conversación anterior. Era un nuevo comienzo, un momento en el que los miedos y los celos parecían desvanecerse, al menos temporalmente. Jade sabía que aún quedaban desafíos por enfrentar, pero en ese instante, todo lo que quería era disfrutar de la compañía de Hael y ver hacia dónde los llevaría el destino.
El día se llenó de conversaciones, juegos y momentos simples que creaban recuerdos imborrables. Al final del día, mientras se sentaban en un banco del parque bajo la luz del atardecer, Jade se sintió más cerca de Hael que nunca. Todo parecía posible, y por primera vez en mucho tiempo, la esperanza comenzó a florecer en su corazón.
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El Contrato del Diablo.
RomanceEn las sombras de una ciudad opulenta y decadente, donde el pecado se viste de seda y el lujo esconde secretos inconfesables, se teje una historia de poder, obsesión y un pacto sellado con el mismísimo diablo. Jade, una mujer atormentada por un pas...