Cap 17: Encuentros familiares.

2 0 0
                                    

La relación se profundizó, y ambos parecían haberse unido más tras las confesiones y promesas de seguir juntos a pesar de los peligros. Las visitas al hospital para ver a la madre de Jade se convirtieron en parte de su rutina, un tiempo en el que ambos se apoyaban y construían algo más allá de las sombras que los rodeaban.

Un día, mientras estaban en el hospital, Hael le tomó la mano a Jade y la miró con una suavidad que pocas veces mostraba. "Hay alguien más que quiero que conozcas," le dijo, con una leve sonrisa que ocultaba cierto nerviosismo. "Mi madre."

Jade parpadeó sorprendida, sin saber qué responder. Había oído hablar poco de la madre de Hael; él apenas la mencionaba, y, aunque ella entendía que su relación con su familia era compleja, no imaginó que algún día él quisiera llevarla a conocerla. Sin embargo, asintió, sintiéndose emocionada y ansiosa por ver ese lado de Hael que rara vez se atrevía a mostrar.

Ese fin de semana, Hael la llevó a una casa en las afueras de la ciudad, rodeada de jardines descuidados pero hermosos. La casa tenía un aire acogedor, aunque las paredes y las ventanas reflejaban una tristeza latente. Al entrar, Jade sintió la tensión en el ambiente; era evidente que aquel lugar guardaba historias, tanto de dolor como de amor.

La madre de Hael, Katherine, era una mujer de apariencia frágil, pero con unos ojos brillantes que reflejaban una profunda sabiduría. Cuando vio a su hijo con Jade, su rostro se iluminó con una sonrisa cálida y nostálgica. Era evidente que, a pesar del tiempo y la distancia, el vínculo entre madre e hijo seguía siendo fuerte.

"Así que tú eres Jade," dijo Katherine, extendiéndole la mano con un gesto amistoso. Jade la tomó, sintiendo la calidez en su apretón.

"Es un placer conocerla, señora," respondi, sonriendo tímidamente.

"Por favor, llámame Katherine" respondió ella, con una risa suave. "Hael me ha hablado mucho de ti. Me alegra finalmente conocerte."

Pasaron la tarde entre conversaciones y recuerdos que Katherine compartía, pequeñas anécdotas sobre Hael que lo hacían sonrojar ligeramente, un lado de él que Jade rara vez veía. La ternura que mostraba al escuchar a su madre la conmovía profundamente, y entendió que, aunque había partes de su pasado que él no quería compartir, su amor por su familia siempre sería una parte importante de su vida.

Más tarde, mientras Katherine preparaba té en la cocina, Hael llevó a Jade al jardín trasero. Se sentaron en un banco de madera bajo un árbol, observando el cielo que comenzaba a teñirse de tonos rosados y naranjas con el atardecer.

"Gracias por venir," dijo Hael en voz baja, su mirada perdida en el horizonte. "Sé que esta no es la vida más fácil ni lo que te mereces, pero... gracias por estar aquí."

Jade lo miró, tomando su mano con firmeza. "No cambiaría nada de esto, Hael. Te elegí a ti, con todo lo que eso implica. Y aunque a veces sea difícil, quiero estar aquí contigo."

Él le sonrió, esa sonrisa reservada que solo compartía con ella, y acercándose, le dio un beso suave, como una promesa silenciosa.

Cuando regresaron a la casa, encontraron a Katherine con las tazas de té servidas y una expresión serena en el rostro. Se sentaron a su alrededor, compartiendo la calidez de la bebida y las historias, sintiendo que, en ese momento, el mundo era un lugar seguro. Por unas horas, Jade pudo ver a Hael no como el hombre de sombras y secretos, sino como alguien profundamente humano, alguien que, como ella, buscaba amor y paz en un mundo lleno de caos.

Esa noche, al despedirse, Katherine tomó la mano de Jade y le dio un apretón suave. "Eres una buena influencia para él," le dijo en un susurro, sus ojos llenos de gratitud y esperanza. Jade asintió, sintiendo que aquellas palabras eran más de lo que podía expresar.

Mientras se alejaban de la casa, Jade sabía que aquel día había sido significativo no solo para Hael, sino para ella misma. Había sido un paso más en su camino juntos, un lazo más profundo en la relación que ambos estaban construyendo.



Mientras Jade y Hael regresaban a casa tras la cena con Katherine, el silencio entre ellos era denso, cada uno inmerso en sus pensamientos sobre lo que había sucedido. La noche era fresca, y las calles estaban casi vacías, como si el mundo les diera un respiro tras la tensión del encuentro.

Justo cuando estaban a punto de cruzar una esquina, una figura femenina apareció frente a ellos. Su silueta era reconocible para Hael, y al ver su expresión, Jade comprendió de inmediato que no era una aparición casual.

"¿Hael? ¡Sabía que eras tú!" exclamó la mujer con una sonrisa amplia, aunque sus ojos mostraban una intensidad incómoda. Se acercó a él sin prestar atención a Jade, como si no existiera.

"Emily..." murmuró Hael, visiblemente tenso. "¿Qué haces aquí?"

Emily se rió suavemente, como si él hubiera hecho una broma divertida. "Quería verte, Hael. Hace tiempo que no hablamos, y pensé que tal vez habías olvidado... lo bien que nos llevábamos."

Jade sintió una punzada de incomodidad al ver la forma en que Emily lo miraba. La palabra "obsesión" se materializaba en cada gesto de la mujer: su mirada fija, su sonrisa temblorosa, la forma en que se inclinaba hacia Hael, ignorando la presencia de Jade a propósito.

"Emily, estoy con alguien," le dijo Hael, su tono cortante. La miró con frialdad, tratando de mantener la distancia.

Sin embargo, Emily solo arqueó una ceja y, finalmente, desvió la mirada hacia Jade. Sus ojos parecían escanearla, y un destello de burla asomó en su expresión. "Oh, ¿ella es la famosa Jade de la que tanto hablas?" La sonrisa de Emily era helada. "No pensé que sería... bueno, tan ordinaria."

Jade sintió el insulto, pero decidió mantener la calma. No quería darle a Emily el placer de ver una reacción. "Hael, será mejor que sigamos," dijo, tomando su brazo con suavidad pero con firmeza, indicándole que no iba a dejarse intimidar.

"¿Así que te estás yendo con ella?" Emily murmuró, su voz adquiriendo un tono casi suplicante. "¿Después de todo lo que hemos compartido? Sabes que nadie te conoce como yo, Hael. Nadie te cuidará como yo."

Hael suspiró, agotado. "Emily, ya hemos tenido esta conversación. No voy a volver al pasado. Jade es mi presente y mi futuro. Debes respetar eso."

La frialdad en sus palabras golpeó a Emily, quien frunció el ceño, su mirada transformándose en algo oscuro y perturbador. "Eso dices ahora, pero sabes que siempre estaré aquí, esperando. Nadie te ama como yo, Hael. Y si crees que esta... aventura va a durar, estás equivocado."

Hael no respondió y, tomando la mano de Jade, comenzó a caminar alejándose de Emily. Jade sentía la tensión en su agarre y le apretó la mano para tranquilizarlo. Al mirar hacia atrás, vio a Emily parada en medio de la calle, su figura inmóvil pero su mirada clavada en ellos, como una sombra amenazante que no los dejaría en paz.

"¿Quién es realmente ella, Hael?" preguntó Jade cuando estuvieron a una distancia segura.

"Una persona que no supo aceptar el final," respondió Hael con voz grave. "Tuvimos algo hace años, pero se convirtió en algo tóxico. Nunca entendió que ya no quiero esa vida."

Jade asintió, aunque sentía que Emily no sería fácil de ignorar. Sabía que, al estar al lado de Hael, tendría que enfrentar no solo el peligro de su mundo oscuro, sino también a las personas que aún lo querían arrastrar de vuelta a ese pasado del que trataba de escapar.

Katherine




Katherine

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El Contrato del Diablo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora