Después de asegurarse de que su madre seguía estable, Jade se preparó para salir. Se vestía con un conjunto casual, pero que aún reflejaba su estilo: unos jeans ajustados y una blusa b.lanca que le daba un aire fresco y relajado. Cuando se dio un último vistazo en el espejo, sintió una mezcla de nervios y emoción.
Salieron del hospital juntos, y el aire fresco de la mañana los envolvió. Mientras caminaban por las calles de la ciudad, Jade notó cómo Hael parecía más relajado y accesible. Su risa resonaba con naturalidad, y a medida que compartían historias, el peso de la noche anterior comenzaba a disiparse.
El café era acogedor y lleno de luz, con un aroma a café recién hecho que llenaba el aire. Jade se sintió un poco más en casa mientras se sentaban en una mesa junto a la ventana, observando la vida de la ciudad pasar.
"Así que, cuéntame más sobre ti," dijo Jade, apoyando los codos en la mesa, mirando a Hael con curiosidad. "¿Cómo llegaste a ser un... mafioso?"
Hael soltó una risa baja, y Jade no pudo evitar sentirse intrigada por la forma en que su risa iluminaba su rostro. "No es tan glamoroso como parece. Mi familia tiene un legado complicado. No elegí este camino, pero las circunstancias me llevaron allí. Aprendí a navegar en un mundo peligroso, pero eso no significa que me guste."
"¿Y eso es lo que realmente quieres? ¿Seguir en este mundo?" Jade lo observó con intensidad, intentando entender su verdadero deseo.
"Lo que realmente quiero es proteger a quienes amo. Y ahora, eso incluye a tu madre y, espero, a ti también," respondió él, su mirada seria.
Las palabras de Hael resonaron en su mente, y aunque sabía que su mundo era peligroso, algo en su sinceridad la hacía cuestionar sus propios miedos. Tal vez, solo tal vez, podría encontrar un camino en medio de la tormenta.
A medida que desayunaban, la conversación fluía con facilidad, y Jade sintió cómo sus miedos comenzaban a desvanecerse, aunque aún persistían. Esa mañana era solo el principio, pero al menos se sentía más fuerte, más decidida a explorar lo que significaba estar con Hael.
El futuro seguía siendo incierto, pero en ese momento, todo lo que importaba era el presente y la oportunidad de conocer a la persona que, de alguna manera, había comenzado a cambiar su vida.
Después del desayuno, Jade se sintió más ligera, como si una carga hubiera sido levantada de sus hombros. La calidez de la mañana y la compañía de Hael habían transformado la ansiedad en curiosidad. Mientras caminaban de regreso hacia el hospital, Jade notó la forma en que la gente los miraba; la conexión entre ellos era palpable, y no podía evitar preguntarse qué pensaban de su relación.
“¿Siempre atraes miradas así?” bromeó, observando a un par de mujeres que los seguían con la vista, evidentemente intrigadas por la presencia de Hael a su lado.
“Solo cuando estoy con una mujer que brilla más que el sol,” respondió él con una sonrisa traviesa, haciendo que Jade sintiera una calidez en su interior.
“Deja de ser encantador,” dije, intentando ocultar mi sonrojo. “No quiero que me vean como una más de tu colección.”
“Eso nunca pasará,” afirmó Hael, su voz seria. “Eres única, Jade. Nunca me verás con otra persona como te veo contigo.”
Jade se sintió atrapada en el momento, pero rápidamente se recordó que estaba en un camino incierto. “Gracias, pero aún tengo que descubrir qué significa estar en esta relación. Tu mundo es complicado.”
“Lo sé, pero estoy aquí para ayudarte a navegarlo. Solo quiero que te sientas segura,” respondió Hael. Su sinceridad la hizo dudar, pero también la atrajo más hacia él.
Al llegar al hospital, Jade se despidió de Hael con un ligero roce de manos. “Te veré más tarde, ¿verdad?” preguntó, tratando de sonreír.
“Por supuesto. Te prometo que no te dejaré sola en esto,” dijo él antes de marcharse, dejándola con una mezcla de emociones que aún estaba tratando de procesar.
Un encuentro inesperado
La tarde transcurrió lentamente mientras Jade estaba en la habitación de su madre, conversando con ella sobre los pequeños avances que hacía en su recuperación. Sin embargo, su mente divagaba, pensando en Hael y en cómo sus caminos se entrelazaban de maneras inesperadas.
Cuando la enfermera entró para revisar a su madre, Jade aprovechó la oportunidad para tomar un breve descanso en el pasillo. Allí, encontró a un hombre de mediana edad, con un porte elegante y un aire de autoridad que era difícil de ignorar. Su mirada penetrante le hizo sentir una punzada de nerviosismo.
“¿Eres Jade?” preguntó el hombre, con una voz suave pero firme.
“Sí, soy yo,” respondió ella, sintiéndose incómoda. “¿Te conozco?”
“No, pero soy Killian, un amigo de Hael,” dijo el hombre, extendiendo su mano. “Él me habló de ti.”
Jade tomó su mano con cautela, sintiendo una mezcla de curiosidad y desconfianza. “¿Amigo? ¿Qué tipo de amigo?”
“Un socio en algunos negocios… digamos que Hael tiene muchas responsabilidades, y a veces necesita apoyo,” explicó Killian, su expresión seria. “Quiero que sepas que estoy aquí para proteger a Hael y a aquellos que son importantes para él.”
“¿Proteger? ¿Proteger de qué?” Jade sintió que la incomodidad aumentaba.
“Del mundo en el que se mueve. No es solo un juego de poder, hay peligros reales, y me preocupa que te involucres sin saberlo,” respondió Giovanni, su mirada intensa. “Pero si estás dispuesta a quedarte, debes estar preparada para lo que eso significa.”
Jade sintió que un escalofrío recorría su espalda. “He estado pensando en eso… en lo que realmente significa estar con él.”
“Te recomendaría que lo pienses bien,” Killian dijo, su tono grave. “El amor es poderoso, pero el miedo puede ser igual de fuerte. No dejes que te arrastre a un lugar del que no puedas salir.”
Antes de que Jade pudiera responder, Killian se despidió con un gesto y se marchó. Se sintió atrapada entre el deseo de seguir a Hael y el creciente sentido de peligro que la rodeaba.
Gracias por ver.
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El Contrato del Diablo.
RomanceEn las sombras de una ciudad opulenta y decadente, donde el pecado se viste de seda y el lujo esconde secretos inconfesables, se teje una historia de poder, obsesión y un pacto sellado con el mismísimo diablo. Jade, una mujer atormentada por un pas...