Jade entró en la habitación donde su madre descansaba tras la operación. Las luces tenues, el suave pitido de las máquinas, y el olor a antiséptico creaban una atmósfera silenciosa y frágil. Observó a su madre, su respiración lenta pero constante, y por un breve momento, sintió una paz que no había experimentado en semanas. Sabía que el peligro no había desaparecido, pero, por ahora, su madre estaba a salvo. Eso era todo lo que importaba.
Hael se quedó en la puerta, observando en silencio. No quería interrumpir el momento, pero su presencia era imposible de ignorar. Después de unos minutos, Jade se giró hacia él, consciente de que aunque su madre estaba fuera de peligro, su vida había cambiado para siempre.
"Gracias por hacer esto," dijo en voz baja, sin mirarlo directamente a los ojos. Era una mezcla de gratitud y resentimiento. Sabía que Hael había salvado a su madre, pero el costo de esa ayuda aún la atormentaba.
Hael se acercó, parándose junto a ella pero manteniendo una distancia respetuosa. "No tienes que agradecerme. Lo hice porque quería, no porque me lo debieras."
Jade lo miró, sus ojos oscuros intentando descifrar el enigma que era Hael. No sabía cómo sentirse acerca de él. Era su salvador, pero también el hombre que había manipulado su vida para llegar hasta este punto. La confusión la consumía.
"¿Y ahora qué?" preguntó finalmente, su voz apenas un susurro. "Acepté casarme contigo, acepté tu mundo... pero no sé si puedo seguir adelante con esto. Todo parece tan... irreal."
Hael la miró con una mezcla de comprensión y determinación. "Sé que es mucho para asimilar, Jade. No espero que te adaptes de inmediato. Pero quiero que entiendas algo: no te estoy forzando a nada. Tienes la opción de irte en cualquier momento. Yo cumpliré mi parte del trato, y tu madre estará siempre segura, sin importar lo que decidas."
Jade se sintió atrapada entre dos mundos: el que conocía y el que ahora se le presentaba. Sabía que Hael hablaba en serio, pero también sabía que alejarse de él no sería tan fácil. No después de todo lo que había sucedido.
"¿Por qué yo, Hael?" preguntó, rompiendo el silencio. "De todas las personas, ¿por qué me eliges a mí? ¿Qué es lo que ves en mí que te hace querer arrastrarme a tu vida?"
Hael se quedó callado por un momento, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras. "Porque eres diferente, Jade. Desde el momento en que te vi, supe que no eras como las demás personas que he conocido. No estás motivada por el poder o el dinero. Tienes una fuerza en ti que admiro, incluso cuando estás asustada. Y... estoy enamorado de ti. No puedo explicarlo de otra manera."
Jade se quedó sin palabras. Había oído confesiones de amor antes, pero nunca en circunstancias como estas. Nunca de alguien como Hael.
"Pero eso no cambia nada," replicó ella. "Tu mundo... es oscuro. No sé si puedo vivir en ese tipo de vida."
Hael la miró con una intensidad que hizo que Jade sintiera un nudo en el estómago. "Mi mundo es oscuro, sí. Pero no tienes que vivir en las sombras conmigo. Quiero ofrecerte algo diferente. Un futuro donde tú también tengas el control. Donde podamos construir algo juntos, si decides quedarte."
Jade sintió una oleada de emociones: miedo, confusión, atracción. Era imposible ignorar el magnetismo de Hael, pero también era consciente de los peligros que venían con él. Sabía que nada sería fácil, y que las decisiones que tomara en ese momento tendrían repercusiones para siempre.
"Quiero pensar en esto," dijo finalmente, su voz quebrada pero firme. "Necesito tiempo."
Hael asintió, entendiendo su indecisión. "Tómate todo el tiempo que necesites, Jade. Yo estaré aquí."
Con esas palabras, dejó que ella volviera a centrarse en su madre, dándole el espacio que necesitaba. Pero mientras se alejaba, Jade sabía que el tiempo no era algo que pudiera permitirse desperdiciar. Su futuro con Hael, o lejos de él, la esperaba. Y el precio de esa elección, aún no lo comprendía del todo.
Sin embargo, una cosa estaba clara: la vida que había conocido hasta ahora había quedado atrás, y lo que le esperaba era un camino incierto, pero lleno de posibilidades oscuras y tentadoras.
Al caer la tarde, Jade decidió salir de la habitación para tomar un poco de aire fresco. Se encontró con Hael en el pasillo, donde la luz artificial iluminaba su rostro. Había una mezcla de tensión y expectación en el aire, y ambos sabían que debían hablar sobre lo que vendría después.
"¿Cómo está tu madre?" preguntó Hael, acercándose a ella con un tono suave.
"Está mejor. El médico dijo que la recuperación va por buen camino," Jade respondió, sintiendo un alivio momentáneo.
"Me alegra escuchar eso," dijo Hael, mirando a su alrededor antes de volver a fijar su atención en ella. "¿Estás lista para hablar sobre nosotros?"
Jade sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La realidad de lo que había aceptado empezaba a golpearla. "No estoy segura de si estoy lista," admitió, sintiendo que su corazón latía más rápido.
Hael se acercó un poco más, su presencia cálida y dominante. "No tienes que apresurarte. Solo quiero que sepas que lo que sientes es válido. Esta situación es complicada, y no espero que tomes una decisión de inmediato."
Ella respiró hondo, luchando por mantener la calma. "Es solo que... todo esto es abrumador. La idea de casarme contigo, de entrar en tu mundo... es aterrador."
"Entiendo tu miedo," dijo él, su voz profunda y sincera. "Pero también quiero que veas lo que podría ser. Un futuro en el que puedas ser tú misma, sin miedos, sin inseguridades. Podrías tener todo lo que deseas."
"¿Todo lo que deseo?" Jade levantó una ceja, escéptica. "¿Quieres decir dinero y poder? Eso no es lo que deseo, Hael. Deseo libertad y la capacidad de vivir sin miedo."
Hael la miró fijamente, y en su expresión había una mezcla de comprensión y deseo. "¿Y crees que mi mundo no puede ofrecerte eso? Tal vez mi vida sea complicada, pero te prometo que haré lo que sea necesario para protegerte. Para asegurarte una vida libre de preocupaciones."
Ella sintió que sus defensas comenzaban a desmoronarse. Había algo en su mirada que la atraía, un magnetismo que la hacía querer creer en sus palabras. "¿Y si no puedo confiar en ti?" preguntó, su voz temblorosa. "¿Y si este es solo un juego para ti?"
"No es un juego," aseguró Hael, acercándose más. "Me he enamorado de ti, Jade. Y no sé cómo explicarlo sin que suene a una locura, pero quiero ser parte de tu vida, no solo un extraño en ella."
Y además en la mafia Italiana todo el que traiciona a su mujer es un traidor para todo el mundo- dijo tratando relajar el ambiente.
Jade sintió que su corazón latía con fuerza. La intensidad de sus palabras la desarmaba, pero el miedo aún persistía. "No quiero ser solo un trofeo en tu mundo, Hael. No quiero que me veas como una posesión."
Él la miró con una seriedad que la hizo sentir pequeña. "No te veré de esa manera, Jade. Nunca. Quiero que seas mi compañera, alguien con quien pueda compartir mi vida. No te prometo un camino fácil, pero prometo que siempre estaré a tu lado."
Por un momento, Jade sintió que el tiempo se detenía. Las palabras de Hael resonaban en su mente, y aunque sabía que había riesgos, había algo en su voz que la hacía dudar. La atracción que sentía por él era palpable, pero la confianza aún estaba lejos de ser absoluta.
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El Contrato del Diablo.
RomansaEn las sombras de una ciudad opulenta y decadente, donde el pecado se viste de seda y el lujo esconde secretos inconfesables, se teje una historia de poder, obsesión y un pacto sellado con el mismísimo diablo. Jade, una mujer atormentada por un pas...