POV FAYE
Después de la sorpresa para Lux y de pasar un buen rato en el bar, decidí que era una buena idea regresar al departamento. Aunque Yoko había dormido bastante en el vuelo, se le notaba cansada; claramente necesitaba una cama y no un asiento de avión para descansar. Al llegar, le ofrecí mi cama, pero ella insistió en dormir en el sofá. Sin embargo, soy una dama, y no iba a permitir que eso pasara. Después de un buen rato de "batalla" entre su testarudez y mi cortesía, al final accedió a dormir en mi cama, mientras yo me acomodaba en el sofá de la sala.
Me fui al sofá, pero la verdad es que dormí poco. Mi cabeza estaba llena de pensamientos: desde tener que dejar el lugar que fue mi hogar por una década, hasta este nuevo cambio de vida que revivía mis sueños. Y lo más importante, a una puerta de distancia, estaba la única mujer que en años había hecho que mi corazón sintiera cosas inexplicables.
Casi sin darme cuenta, los primeros rayos del sol comenzaron a iluminar el salón. Todavía era temprano, y aunque no tenía muchas ganas de levantarme, sabía que había cosas que debía resolver. Me acerqué a la puerta de la habitación y, con el corazón en la garganta, eché un vistazo dentro. Yoko dormía plácidamente, abrazando mi almohada con una tranquilidad que parecía ajena a las prisas de Nueva York. Por un segundo, deseé ser esa almohada, deseé sentir esa cercanía y esa paz que irradiaba. Pero me sacudí el pensamiento, sin saber muy bien cómo había llegado a ese punto.
Con pasos silenciosos, tomé algo de ropa y me metí a la ducha del baño de la habitación. Cuando salí, fresca y lista para enfrentar el día, ella seguía sumida en un sueño profundo, y casi me sentí culpable por tener que salir. Tenía una sensación de entusiasmo y nerviosismo a partes iguales, como si el día estuviera lleno de posibilidades.
Nunca pensé que me costaría tanto decidir qué hacer con el departamento. Al volver de Tailandia, con la idea de empacar y entregar las llaves, sentí como si me arrancaran una parte de mí misma. Diez años. Diez años de recuerdos, de caos, de soledad, y de esos pequeños logros que sólo yo celebraba aquí, en este lugar que he llamado hogar.
Así que, en lugar de comenzar a empacar, me encontré a mí misma en el pasillo, tocando la puerta de Clara, mi casera, para intentar resolver el asunto de otra forma. Ella me recibió con una sonrisa, como siempre.
—¡Faye! Qué sorpresa verte de regreso tan pronto y tan temprano. ¿Todo bien? —me preguntó, con ese tono que usa cuando sospecha que hay algo importante.
Tomé aire. La verdad, no estaba segura de cómo iba a explicarle mi indecisión sin sonar como una sentimental.
—Sí, Clara. Bueno... en realidad hay algo de lo que quería hablar contigo.
Noté cómo su expresión cambiaba, poniéndose más seria.
—¿Pasó algo con el departamento? ¿O con el bar? —preguntó, un poco preocupada.
—No, nada de eso. —Negué con la cabeza, sintiendo la familiar inquietud en el pecho—. Es que surgió una oportunidad en Tailandia, algo que no puedo rechazar. Y eso significa que voy a tener que mudarme... al menos por un tiempo.
Clara asintió lentamente, procesando mis palabras.
—¿Entonces... piensas entregar el departamento? —preguntó, mirándome como si ya se preparara para que le diera las llaves.
Suspiré, sin saber cómo explicarlo mejor.
—Esa era la idea al principio. —Le sonreí, un poco avergonzada—. Pero al volver y ver este lugar... me di cuenta de que no puedo desprenderme de él así como así. Han sido diez años, Clara. Este lugar... es una extensión de mí.
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Keep Dreaming (FayeYoko)
FanfictionLa historia sigue a Faye, una mujer tailandesa que vive en Nueva York, enfrentando sus miedos y el peso de las expectativas familiares. A lo largo de su vida, ha luchado con la sensación de fracaso, especialmente al compararse con sus exitosas herma...