Capítulo 17

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Los días que siguieron a la tormentosa confesión de Hiroshi fueron de una calma tensa, como si el aire estuviera cargado con algo que nadie se atrevía a mencionar. Kai Minho, Ethan, Yuto, y Hiroshi continuaron con sus vidas como si nada hubiera pasado, pero las miradas entre ellos, los silencios incómodos y las sonrisas forzadas hablaban de todo lo que aún estaba sin resolver.

Kai había intentado seguir adelante, concentrarse en sus proyectos y en el incesante torbellino mediático que seguía rodeándolo a él y a Ethan. Ser nombrados como los más ricos del país había atraído una atención sin precedentes. Los paparazzi no les dejaban ni un solo respiro, las marcas se disputaban por su imagen, y los contratos millonarios seguían llegando. Desde afuera, todo parecía perfecto; desde adentro, sin embargo, las cosas se desmoronaban lentamente.

En uno de esos días, Kai y Ethan recibieron una invitación para asistir a una gala benéfica en honor a su éxito y contribuciones a la industria musical. No era algo que hubieran podido rechazar, sobre todo con las cámaras acechando, pero ninguno de los dos estaba emocionado por asistir. Aun así, sabían que las apariencias lo eran todo en ese mundo, así que se vistieron con sus trajes más elegantes y se prepararon para enfrentar la noche.

—¿Estás listo? —preguntó Ethan, ajustándose la corbata frente al espejo, con una expresión indescifrable en su rostro.

Kai asintió sin decir palabra. Ambos sabían que la conversación pendiente seguía allí, flotando en el aire, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a abordarla en ese momento.

Llegaron al evento, donde todo brillaba con el lujo y la extravagancia propios de su nuevo estatus. Las luces deslumbraban, los flashes de las cámaras creaban un resplandor casi cegador, y las sonrisas artificiales de la gente que los rodeaba los hacían sentir como si estuvieran en una obra de teatro. Pero lo que ninguno de los asistentes podía ver eran las tensiones invisibles que los seguían a cada paso.

Al poco tiempo, se encontraron con Yuto y Hiroshi, que también habían sido invitados. Aunque trataban de actuar con normalidad, los cuatro sabían que la velada no sería sencilla. Aún así, la multitud y el bullicio parecían ofrecerles una especie de protección temporal. Al menos allí, entre tanta gente, podían fingir que todo estaba bien.

La gala avanzaba con el flujo habitual de discursos, agradecimientos y aplausos, pero para Yuto, la noche era una constante batalla interna. Ver a Ethan bajo la luz de los reflectores, tan deslumbrante como siempre, solo hacía que el peso de sus sentimientos no correspondidos fuera aún más difícil de soportar. Había sido un secreto durante tanto tiempo que ya se había convertido en una parte inevitable de su vida, pero después de la confesión de Hiroshi, Yuto sentía que su propio silencio se volvía insoportable.

En un momento, mientras la atención de la multitud estaba centrada en el escenario principal, Yuto decidió salir al jardín del lugar. Necesitaba aire, necesitaba espacio para aclarar su mente. Se apoyó en la barandilla, observando el cielo estrellado, mientras los murmullos de la fiesta se desvanecían en la distancia.

—¿Yuto? —La voz de Ethan rompió el silencio, y Yuto sintió su corazón saltar en el pecho.

No había esperado que Ethan lo siguiera, pero allí estaba, con las manos en los bolsillos, mirándolo con esa expresión serena que lo volvía tan inaccesible.

—¿Estás bien? —preguntó Ethan, acercándose lentamente.

Yuto soltó una risa nerviosa, sacudiendo la cabeza. —No lo sé, Ethan. A veces me pregunto si alguno de nosotros está bien realmente.

Ethan frunció el ceño, claramente preocupado. —¿Qué quieres decir?

Yuto se giró para mirarlo directamente a los ojos. Era el momento. Ya no podía seguir callando lo que llevaba tanto tiempo guardado.

—Lo que quiero decir es que... —empezó Yuto, con la voz temblorosa—. Hiroshi no es el único que ha estado ocultando sus sentimientos. Yo también... yo también he sentido algo por alguien, por mucho tiempo. Pero nunca me atreví a decirlo.

Ethan lo miró, desconcertado al principio, pero poco a poco su expresión cambió, como si una parte de él comenzara a entender lo que Yuto estaba tratando de decir.

—¿Yuto...? —Ethan dio un paso hacia él, con una mezcla de sorpresa y confusión en su rostro.

Yuto respiró hondo, sintiendo cómo su corazón se aceleraba. Había llegado el momento de liberarse, de dejar de esconder lo que sentía.

—Ethan, yo... estoy enamorado de ti. Siempre lo he estado, desde que éramos adolescentes, desde mucho antes de que la fama y el dinero llegaran. —Las palabras salieron de su boca con una honestidad dolorosa—. Nunca dije nada porque... porque sabía que nunca seríamos más que amigos. Pero ahora... ya no puedo seguir ocultándolo.

El silencio que siguió a su confesión fue ensordecedor. Ethan lo miró fijamente, procesando cada palabra, pero sin saber cómo reaccionar. Sabía que Yuto era su amigo más cercano, su confidente, pero nunca había imaginado que pudiera sentir algo más.

—Yuto... —comenzó Ethan, pero sus palabras se atascaron en su garganta.

Yuto esbozó una sonrisa amarga, leyendo la confusión en los ojos de Ethan. —No tienes que decir nada —dijo rápidamente—. No espero que me correspondas. Solo... necesitaba decírtelo, porque no podía seguir con esto dentro de mí.

Ethan abrió la boca para hablar, pero en ese momento, las puertas del jardín se abrieron de golpe y Kai Minho y Hiroshi salieron, claramente buscando a sus amigos.

—¿Todo bien aquí? —preguntó Kai, con una leve preocupación en su voz.

Yuto asintió rápidamente, intentando recomponerse. —Sí, todo bien. Solo... necesitaba un poco de aire.

Hiroshi miró a Kai de reojo, sintiendo la incomodidad en el ambiente, pero decidió no decir nada. Había demasiadas emociones flotando alrededor de ellos, y no estaba seguro de cómo manejarlas.

Los cuatro se quedaron en silencio durante unos segundos, antes de que Kai rompiera la tensión con una sonrisa forzada.

—Es mejor que volvamos. Están a punto de hacer un brindis en nuestra honor, y ya sabes cómo les gusta que estemos presentes para esas cosas.

Ethan asintió, aún con la confesión de Yuto retumbando en su mente. No sabía cómo manejar lo que acababa de escuchar, pero en ese momento no tenía tiempo para procesarlo. Tenía que seguir adelante, al menos por ahora.

Yuto los siguió de vuelta al interior, su corazón más ligero pero al mismo tiempo más cargado que antes. Había dicho lo que necesitaba decir, pero ahora tenía que enfrentar las consecuencias de su confesión. Sabía que su amistad con Ethan nunca volvería a ser la misma, pero al menos ya no estaba cargando con el peso de su secreto.

En el fondo, Hiroshi observaba a Kai, aún lidiando con su propio dolor no correspondido, mientras el destino parecía tejer un enredo más complejo entre los cuatro. La luz y la sombra seguían entrelazándose en sus vidas, guiándolos por caminos que ninguno de ellos habría anticipado.

La gala continuaba, pero para ellos, el verdadero espectáculo se libraba en sus corazones.

Shadows of Realities#2 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora