Capítulo 5

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El vacío que rodeaba a Yuto parecía infinito, pero la figura que lo enfrentaba no tenía prisa. Su sonrisa era afilada, como si supiera exactamente lo que estaba a punto de hacerle. El miedo que Yuto había reprimido durante tanto tiempo comenzaba a brotar como una ola incontrolable.

—No podrás vencerme —dijo su reflejo, dando un paso adelante—. Porque todo lo que soy... es lo que realmente eres.

Yuto sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sabía que no era solo una ilusión. Este "otro Yuto" encarnaba sus dudas, sus fallas, y todo lo que había intentado evitar durante años. Pero no había tiempo para dudar. La figura lo observaba, impaciente, como si disfrutara cada segundo de su sufrimiento.

—¡No soy tú! —gritó Yuto, arremetiendo con todas sus fuerzas, pero cuando sus manos atravesaron al reflejo, se dio cuenta de que no podía herirlo físicamente.

La figura rió, su voz reverberando por el vacío.

—Te engañas a ti mismo si crees que puedes huir de lo que eres. Cada mentira que has dicho, cada miedo que has guardado... todo me fortalece.

Yuto sintió una presión en su pecho. Las palabras de la figura comenzaban a resonar en su mente, avivando recuerdos que había enterrado muy profundamente: las veces que se sintió inferior a los demás, las críticas que recibió y que fingió no importar, el miedo a fallar frente a todos.

De repente, una visión apareció frente a él: Hiroshi, Akihiro y Ren, todos ellos mirándolo, pero con expresiones de decepción. Sentía que el peso de sus expectativas lo aplastaba.

—No eres lo suficientemente fuerte, Yuto —dijo Hiroshi en la visión—. Siempre fuiste el eslabón más débil.

Yuto sacudió la cabeza, tratando de apartar esos pensamientos.

—No... eso no es verdad.

—¿No? —preguntó el otro Yuto, acercándose aún más—. Entonces, ¿por qué siempre te comparas con ellos? Sabes que no estás a su altura, pero finges que no te importa.

El suelo bajo sus pies comenzó a temblar, como si el vacío mismo estuviera colapsando alrededor de Yuto. Estaba perdiendo el control. El miedo estaba ganando.

—Nunca podrás salvarlos —dijo la figura, con una sonrisa sádica—. Y cuando llegue el momento, serás el que los condene.

Hiroshi y el Lazo Invisible

Mientras tanto, Hiroshi enfrentaba su propio desafío en otro rincón del vacío. A diferencia de Yuto, su prueba no era una versión oscura de sí mismo, sino una serie de voces que lo rodeaban, burlándose de él.

—Siempre pensaste que podías con todo —decía una de las voces—. Pero no puedes controlar lo que sientes, ¿verdad?

La escena frente a Hiroshi cambió repentinamente. Vio a Yuto, herido y sangrando, en el suelo. Trató de correr hacia él, pero algo lo detenía. Un lazo invisible le ataba las manos y los pies.

—¡Yuto! —gritó desesperado, pero por más que luchaba, no podía moverse.

La impotencia lo consumía. No había nada que pudiera hacer para salvar a Yuto. Cada segundo que pasaba lo hacía sentir más indefenso. Las voces en su cabeza se intensificaron, como cuchillos afilados que cortaban sus pensamientos.

—Siempre intentaste ser el héroe, Hiroshi —susurró una voz especialmente cruel—. Pero la verdad es que no puedes salvar a nadie... ni siquiera a ti mismo.

Hiroshi cerró los ojos con fuerza, tratando de bloquear las voces. Su respiración se aceleraba y su corazón latía con fuerza. Pero sabía que no podía sucumbir al pánico.

—Esto no es real... —se dijo a sí mismo—. No puedo dejar que esto me controle.

Sin embargo, las voces continuaban, susurrando sus más profundos temores. Y mientras Hiroshi luchaba contra ellas, una nueva visión apareció ante él: la sombra del mismo hombre que Yuto había visto, el guardián, observándolo desde la oscuridad.

—¿Puedes soportar esta carga, Hiroshi? —preguntó el guardián—. ¿O también caerás?

El Enlace Secreto

Mientras Yuto y Hiroshi enfrentaban sus miedos, algo extraño estaba ocurriendo. Sin que ellos lo supieran, una fuerza invisible comenzaba a conectarlos. Sentimientos que habían ocultado, palabras que nunca dijeron, ahora flotaban en el aire entre ellos, como si el vacío mismo los estuviera exponiendo.

Yuto, en su lucha contra su reflejo, sintió un tirón en su corazón. Algo le decía que Hiroshi estaba sufriendo, que estaba en peligro.

—Hiroshi... —murmuró, mirando a su alrededor—. ¿Dónde estás?

En el otro lado del vacío, Hiroshi sintió lo mismo. El lazo que lo mantenía inmóvil comenzó a aflojarse, como si una fuerza externa estuviera interviniendo.

—Yuto... —susurró Hiroshi, luchando por liberarse—. No puedo... perderte.

De repente, una luz brillante estalló en el centro del vacío, envolviendo a ambos. El reflejo de Yuto gritó, retrocediendo, mientras las voces que acosaban a Hiroshi se desvanecían.

Ambos sintieron una oleada de energía atravesarlos, una fuerza que no podían explicar, pero que les daba la fuerza para seguir adelante. La conexión entre ellos se hacía más clara. No era solo una amistad, era algo más profundo, algo que ni siquiera ellos habían comprendido por completo hasta ese momento.

Un Destino Compartido

Cuando la luz se disipó, Yuto y Hiroshi se encontraron en el mismo lugar, de pie frente al guardián.

—Lo han logrado —dijo el guardián, su voz ahora más suave, pero aún imponente—. Han enfrentado sus miedos y han demostrado su fuerza.

Yuto miró a Hiroshi, todavía aturdido por lo que acababa de suceder. Hiroshi le devolvió la mirada, con una mezcla de alivio y confusión.

—¿Qué fue eso? —preguntó Yuto, respirando pesadamente.

—No lo sé... —respondió Hiroshi—. Pero siento que algo cambió entre nosotros.

El guardián observó la interacción entre ambos, como si estuviera analizando cada uno de sus movimientos.

—Lo que han descubierto es solo el comienzo —dijo el guardián—. El vínculo entre ustedes es más fuerte de lo que imaginan, pero también más peligroso. Si no lo controlan, podría destruirlos.

Yuto y Hiroshi se miraron de nuevo, sintiendo el peso de las palabras del guardián. Sabían que lo que acababan de experimentar no era solo una prueba, sino una advertencia. Algo más grande estaba por venir, algo que pondría a prueba no solo sus habilidades, sino también su relación.

Y mientras el vacío se desvanecía lentamente, ambos se dieron cuenta de que su destino estaba irrevocablemente entrelazado. No había vuelta atrás. Ahora, más que nunca, tendrían que confiar el uno en el otro para sobrevivir a lo que vendría.

Shadows of Realities#2 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora