Shadows of Realities#2 [✔]

Capítulo 15

El sol se alzaba en lo alto, dorando suavemente la ciudad. Era uno de esos días en los que todo parecía más brillante, más vivo. Los medios de comunicación no paraban de hablar de los dos jóvenes más poderosos y ricos del país: Kai Minho y Ethan. Desde las vallas publicitarias hasta los noticieros, sus nombres estaban en boca de todos. Habían logrado lo que muchos consideraban imposible, y ahora su influencia no solo se limitaba al ámbito musical, sino también a la moda, los negocios y las redes sociales.

Las imágenes de Kai y Ethan se proyectaban en pantallas gigantes en las ciudades más importantes. Ambos caminaban juntos, con una camaradería inquebrantable, sonriendo para las cámaras, pero entre ellos siempre había algo más. Una conexión profunda, invisible para los demás, pero palpable para quienes los conocían bien. Esa conexión, sin embargo, era más compleja de lo que cualquiera podía imaginar.

Mientras tanto, Yuto y Hiroshi, sus amigos más cercanos, observaban desde las sombras. Habían sido testigos del ascenso meteórico de Kai y Ethan, pero, a pesar de la fama y el éxito de sus amigos, ambos se encontraban atrapados en un remolino de emociones contradictorias.

Era una tarde tranquila cuando Yuto y Hiroshi decidieron encontrarse en el parque que solían visitar cuando las cosas eran más simples, antes de la fama y el caos. El parque estaba cubierto de flores, y el viento suave traía consigo el aroma de la primavera. Ambos se sentaron en su banco habitual, en un rincón apartado, donde las risas y las voces de otros no podían alcanzarlos.

—A veces siento que todo esto es un sueño —comentó Yuto, mirando el cielo despejado—. Ver a Kai y Ethan así... es surrealista.

Hiroshi, que había estado en silencio hasta ese momento, asintió lentamente, pero su mente estaba en otra parte. Su corazón latía con fuerza, sabiendo que había algo que no podía seguir ocultando. Los años habían pasado, y aunque había intentado reprimir lo que sentía, ya no podía ignorarlo más. Cada vez que veía a Kai Minho, su corazón se aceleraba, pero esa realidad era cruel. Kai estaba demasiado lejos, rodeado por el brillo de su propia leyenda, mientras que Hiroshi seguía siendo solo un amigo en su sombra.

—Yuto... —dijo finalmente Hiroshi, rompiendo el silencio que había caído entre ellos—. Hay algo que debo decirte.

Yuto lo miró, con curiosidad en sus ojos, pero también con una leve tensión, como si de alguna manera supiera lo que estaba a punto de escuchar.

—Hace mucho tiempo que estoy... —Hiroshi tragó saliva, sintiendo cómo las palabras se atragantaban en su garganta—. Estoy enamorado de Kai.

El aire pareció detenerse por un instante. Las hojas de los árboles dejaron de moverse, y el viento que había acariciado el rostro de ambos se esfumó. Yuto, sin embargo, no mostró sorpresa en su rostro, sino más bien una calma extraña, como si estuviera esperando esas palabras.

—Lo sabía —respondió Yuto, con una sonrisa triste—. Siempre lo supe, Hiroshi. Lo veo en tus ojos cada vez que lo miras.

Hiroshi bajó la mirada, sintiendo una mezcla de alivio y vergüenza. No sabía si sentirse expuesto o liberado. Había guardado ese secreto durante tanto tiempo que, al decirlo en voz alta, parecía que se quitaba un peso enorme de encima.

—Pero hay algo más que debes saber —continuó Yuto, su voz suave pero firme—. Yo... yo también he estado guardando algo.

Hiroshi lo miró, sorprendido. No esperaba que Yuto tuviera algo tan importante que compartir en ese momento.

—Estoy enamorado de Ethan —confesó Yuto, con una sonrisa tímida—. Siempre lo he estado.

La revelación dejó a Hiroshi sin palabras. Ambos se quedaron en silencio, procesando lo que acababan de confesar. Los dos amigos, que habían estado tan cerca durante tanto tiempo, compartían un dolor similar, pero diferente al mismo tiempo. Estaban enamorados de dos personas que, aunque las querían, parecían inalcanzables.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Hiroshi, rompiendo el silencio que parecía haberse extendido por horas.

Yuto suspiró, apoyando la cabeza en el respaldo del banco y mirando al cielo. —No lo sé. Kai y Ethan están en un mundo diferente ahora. Están rodeados de luces, de gente que los adora, y nosotros... somos solo parte de su pasado.

Hiroshi sintió una punzada de dolor al escuchar esas palabras, pero sabía que eran verdad. La fama había cambiado a sus amigos, aunque seguían siendo los mismos en su esencia. Sin embargo, la distancia entre ellos parecía haberse hecho más grande.

—Pero aún así... —dijo Yuto, su voz cargada de esperanza—. No puedo rendirme. No puedo dejar de sentir lo que siento por Ethan.

Hiroshi lo miró, y en ese momento supo que, a pesar de todo, Yuto tenía razón. Sus sentimientos no iban a desaparecer solo porque la situación era difícil. El amor no funcionaba así.

—Tienes razón —admitió Hiroshi—. No podemos rendirnos.

Ambos se miraron, compartiendo un entendimiento profundo. Sabían que el camino que tenían por delante no sería fácil, pero también sabían que no podían seguir ignorando lo que sentían. El amor, por más complicado que fuera, seguía siendo una fuerza poderosa en sus vidas.

Mientras el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, Hiroshi y Yuto decidieron que, de una forma u otra, iban a luchar por lo que sentían. No sabían cómo, ni cuándo, pero estaban dispuestos a enfrentar sus emociones, a pesar de las adversidades.

La historia de Kai y Ethan aún estaba por escribirse, pero también la de Yuto y Hiroshi. Y en ese parque, bajo el cielo teñido de naranja y rosa, los dos amigos hicieron un pacto silencioso: no dejarían que el miedo o la duda los detuviera. El amor que sentían, aunque doloroso a veces, era demasiado fuerte como para ser ignorado.

Con la brisa fresca acariciando sus rostros, Hiroshi y Yuto se levantaron del banco, listos para lo que el futuro les deparara. Sabían que no sería fácil, pero también sabían que, juntos, podrían enfrentarlo todo.

El viento soplaba suave, llevando consigo las promesas que ambos acababan de hacer, mientras el mundo seguía girando, sin saber aún lo que estaba por venir.