120.

3 0 0
                                    

Un cielo gris y pesado se cernía en el horizonte, una premonición de lo que las nubes estaban por presenciar.

En esta casa, sobre esta cuadra y en esta ciudad, yacía un chico, podríamos decir, una persona construida como tal.

En aquel momento, muchas cosas pasaban por la mente de esta chica, como siempre había sido en realidad; "¿Estoy segura de esto? ¿Me puedo orillar a tomar otra decisión? ¿Van a quererme más luego?". Lo cierto es que cada vez se hacía más difícil mantener la cordura y pensar.

La soga, firmemente atada, abrazaba el cuello de este hombre. Las barras de la ventana soportaban el peso de su cuerpo, que lentamente se iba deslizando hacia el piso, despegándose del banquito donde estaba sentado.

Nunca nadie te comprendió, nunca llegó ese amigo que tanto necesitabas, siempre guardaste tus gustos y pasiones, pues con nadie los querías compartir, nadie parecía interesado en saber.

Fallaste en las actividades que estabas destinado a cumplir apenas nacer, y tu espíritu se inclinó por el lado equivocado. Todas las miradas son de vergüenza, y ese juicio que los demás emiten solo refuerza tu incredulidad hacia este mundo.

Nunca fuiste libre, nunca fuiste tú, y ya con la mente nublada a causa de la asfixia, una lágrima se desprende de tu ojo, y llega un último pensamiento donde se vuelca toda tu desilusión: "Voy a morir con la tristeza de no haberle podido dar mis hermanos lo que querían".

Ecos De Un Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora