POV LincolnTodo estaba oscuro. No había nada alrededor, solo un vacío inmenso que parecía tragarse todo a su paso, incluyendo mis pensamientos. No podía recordar cómo llegué aquí, pero algo en el ambiente me hacía sentir incómodo.
Intenté moverme, dar un paso al frente... y nada. Era como si caminara en el aire, sin ninguna base. A mi alrededor, solo silencio. Ni siquiera mis propios pensamientos se sentían claros. ¿Era esto un sueño... o algo peor?
Lincoln: "¿Dónde... estoy?" -susurré, con un nudo en la garganta.
Pero no hubo respuesta. Solo yo y esta oscuridad... el eco de mi voz se desvaneció en la nada, dejando un silencio aún más pesado.
Lincoln: "¿Hay alguien aquí?"
Esperé, pero otra vez... nada. La soledad era sofocante, y un escalofrío recorrió mi espalda. Por un momento, me pregunté si esta oscuridad era un reflejo de algo dentro de mí, algo que había estado tratando de ignorar. Mis heridas, mis miedos... ¿me habían llevado hasta este lugar?
Dí un paso más. Mi respiración comenzó a hacerse más rápida, el miedo de estar atrapado en este lugar sin fin creciendo con cada segundo que pasaba.
Lincoln: "Por favor... si alguien me escucha..." -mi voz se quebró un poco.
Y entonces, a lo lejos, una débil luz comenzó a brillar. Era tenue, pero suficiente para captar mi atención. Mis ojos se clavaron en ella, sintiendo una mezcla de esperanza y desesperación. Quizás no estaba tan solo como pensaba.
Comencé a caminar hacia la luz, sintiendo que cada paso era más difícil que el anterior. Mi corazón latía con fuerza, y aunque el miedo seguía ahí, no podía detenerme. Tenía que saber qué era esa luz... y por qué me llamaba tan intensamente.
Mis pasos resonaban en el vacío mientras me acercaba a esa luz débil, la única señal de algo en esta inmensidad oscura. No sabía por qué, pero algo en mi interior me impulsaba a seguir. No podía detenerme, aunque no entendía lo que encontraría al final.
A medida que me acercaba, la luz comenzó a formar una escena, como si una vieja película estuviera proyectándose frente a mí. Me detuve en seco, parpadeando para asegurarme de que estaba viendo bien. La imagen era... yo. Me veía a mí mismo, pero era apenas un bebé, envuelto en una toalla, llorando con fuerza.
Mis ojos se llenaron de confusión y asombro. No recordaba esto. ¿Por qué estoy viendo esto?
En la imagen, dos figuras se acercaban. Eran un hombre y una mujer, sus rostros vagos, como si estuvieran borrosos. No podía distinguir sus expresiones, pero sus movimientos eran firmes. Se inclinaron sobre el bebé, sobre mí... y sin decir una sola palabra, hicieron algo que heló mi sangre.
Me dejaron allí. Me dejaron en un basurero y se fueron, sin mirar atrás.
Sentí un nudo en la garganta mientras observaba. Mi corazón latía con fuerza, y una oleada de tristeza y desconcierto me golpeó. Quería gritar, pero el aire parecía haberse congelado en mis pulmones. Ver esa escena me llenó de preguntas y una profunda incomodidad. ¿Era eso real?
¿Acaso... fui realmente abandonado?
La oscuridad a mi alrededor parecía cerrarse aún más, como si la sombra de ese recuerdo, o de esa visión, me estuviera atrapando.
La escena se desarrollaba ante mí como un mal sueño del que no podía despertar. Estaba atrapado en este lugar oscuro, observando cómo esas dos figuras se alejaban sin mirar atrás. Mi corazón se hundía a cada segundo. Quería gritar, quería correr hacia ellas, reclamar lo que nunca había tenido.