el miedo es natural en nosotros

47 2 0
                                    

Lincoln estaba solo en su cuarto, sumido en sus pensamientos, sintiendo una carga que lo aplastaba. Cada cicatriz y cada venda le recordaban las experiencias recientes, el dolor que había soportado y, sobre todo, el miedo. Ese miedo que lo paralizaba, que se sentía como una sombra imposible de apartar. La idea de enfrentarse al mundo de nuevo lo atormentaba. Se sentía débil, como si cada respiración estuviera llena de dudas.

“No puedo… No soy un verdadero héroe,” pensó, mirando sus manos temblorosas. “Los héroes de verdad no le temen a nada. Ellos enfrentan cualquier cosa sin vacilar. Y mírame a mí… solo quiero esconderme.”

Lincoln apretó los dientes, molesto consigo mismo, sintiendo que cada pensamiento se sumergía más en la duda. Pero justo cuando estaba a punto de rendirse a ese silencio, la puerta se abrió suavemente, y Lynn Sr. entró, notando de inmediato la tristeza en los ojos de su hijo.

Lynn Sr.: “¿Te importa si me siento aquí, hijo?”

Lincoln no respondió de inmediato, pero movió la cabeza levemente, permitiéndole a su padre sentarse en la silla junto a la cama.

Lynn Sr.: “Sabes, he pasado mucho tiempo pensando en cómo ser un buen padre. Cómo estar aquí para ti y para tus hermanas, en las buenas y en las malas. Y en todo ese tiempo, he aprendido algo importante: a veces, los momentos más difíciles no son los que vivimos en el mundo exterior… sino los que enfrentamos aquí, dentro de nosotros mismos.”

Lincoln bajó la mirada, sintiendo que las palabras de su padre resonaban en él.

Lincoln: “No soy como los demás héroes, papá. Tengo miedo, y siento que eso me hace débil. Siento que... no debería ser así. Los héroes no deberían sentir miedo.”

Lynn Sr. lo miró con una mezcla de compasión y sabiduría, sabiendo exactamente a dónde quería llegar su hijo.

Lynn Sr.: “Lincoln, ¿quién te dijo que los héroes no sienten miedo?”

Lincoln se quedó en silencio. No tenía una respuesta clara; solo era algo que había asumido, viendo cómo los héroes que admiraba parecían enfrentarlo todo sin dudar.

Lynn Sr.: “Los héroes que enfrentan lo imposible, los que superan pruebas difíciles, sienten miedo como cualquiera. La diferencia no está en si lo sienten o no. La diferencia está en lo que hacen a pesar de ese miedo.”

Lincoln: “Pero… ¿cómo? ¿Cómo pueden seguir adelante cuando sienten esto?”

Lynn Sr. le dio una palmada suave en el hombro, intentando hacerle ver lo importante que era su pregunta.

Lynn Sr.: “Lincoln, los héroes no son personas que no sienten miedo. Son personas que encuentran una razón para seguir adelante, aunque estén aterrados. Y te diré algo… no siempre tienes que sentirte fuerte o valiente para ser un héroe. A veces, los momentos en que más dudas de ti mismo son los momentos en que realmente demuestras quién eres.”

Lincoln lo miró, aún luchando por aceptar sus palabras. No era fácil reconocer que el miedo podía ser parte de él sin ser una debilidad.

Lincoln: “No quiero fallar, papá. No quiero ser alguien que se deja llevar por el miedo.”

Lynn Sr.: “Hijo, no importa cuántas veces caigas o cuántas veces te sientas asustado. Lo que importa es que te levantes. Si necesitas ayuda, si necesitas tomarte un momento, está bien. No tienes que ser invencible, Lincoln. Tienes que ser tú mismo. Y eso ya es suficiente.”

Lincoln respiró profundamente, dejando que las palabras de su padre calaran en él. Parte de él seguía sintiendo esa sombra de miedo, pero otra parte comenzaba a entender que no estaba solo en esta lucha, que era normal dudar y que, quizás, el miedo era parte de lo que lo hacía humano.

Nosotros Somos antivenom Donde viven las historias. Descúbrelo ahora