GOLPE AVISA || Vi ° Arcane

Capítulo 17: La parte de mí que vio que yo te necesitaba más.

Hubo silencio entre ellas por dos semanas. Dos semanas en las que Vi vigilaba a Acacia, cuidando de ella en silencio y preocupada por el estado en que se encontraba. Por su parte, Acacia se encontraba sola en su celda aislada con los ojos puestos en la pared, aún recuperándose de la pelea y pensando sin cesar en la persona que estaba del otro lado del pasillo.

               Blake había logrado escapar después de la pelea, pero había sido herida de gravedad. Después de varias discusiones, se optó por mandarla a un hospital fuera de las paredes de la prisión, para que pudiera recibir atención médica sin ser acosada por su estado de reclusa. Después de llevarla fuera de Stillwater, el hospital fuera de las paredes del establecimiento estaba lleno de gente. Recurriendo a sus recursos, se hicieron los arreglos necesarios para que Blake recibiera la atención y el cuidado necesario, todo en el exterior, dónde no sería juzgada.

               Desde su posición en el interior, Acacia había logrado mover sus propias conexiones para asegurar que Blake tuviera una estadía digna en el hospital. Vaccine, su tripulante sanador, había sido asignado para hacer los encargos, debido a su entrenamiento y habilidades médicas, sin contar con la confianza y relación que ya le unía a la chica.

               En el sector aislado, las celdas estaban abiertas y los sistemas se mantenían apagados, dejando a los involucrados en la revuelta sin acceso a ninguna comodidad. Acacia yacía recostada en su catre, tratando minuciosamente de no moverse demasiado y no lastimarse aún más el cuello. Podía sentir un dolor punzante y constante, pero lo único que la mantenía despierta era el pensamiento de que fuera de la celda, Vi estaba rondando cerca.

               Acacia intentó moverse ligeramente, tensando accidentalmente su cuello. Una ola de dolor atravesó su cuerpo, y no pudo evitar gemir en alto. Se detuvo inmediatamente, mordiéndose el labio y cerrando los ojos con fuerza, tratando de soportar el dolor y mantener la quietud. En su mente, se reprendió por haber sido tan descuidada y estúpida, por haber provocado aquel dolor en su cuello tan doloroso, y por no poder contenerse. Suspiró con frustración, sintiéndose atrapada y atrapada en su pequeña celda mientras intentaba controlar el dolor palpitante en su cuello. Cuando abrió los ojos nuevamente, encontró a uno de los reclusos apoyado contra una de las paredes del cuarto, observándola con atención. Por instinto, se tensó y se incorporó lenta y cuidadosamente en su catre, sin quitarle la mirada de encima mientras evaluaba la situación y buscaba algún peligro inminente. Trató de mantener una expresión neutral, aun sabiendo que todavía estaba débil y herida.

                    —Creo que tú y yo podríamos tener una muy buena noche...

               Sin quitarle los ojos de encima al recluso, esperó a verlo qué era lo que quería, mientras luchaba contra la sensación de vulnerabilidad que sentía al simplemente estar encerrada y herida en su celda. Acacia apretó los puños y mantuvo su expresión firme. Su corazón latía con fuerza, a la expectativa de lo que él haría, y cómo reaccionaría ella en esta situación tan vulnerable. El recluso se detuvo a un paso del catre, y la miró con una sonrisa torcida en el rostro.

                    —Yo creo que no.

               Vi, que había estado vigilando sin quitarle los ojos de encima, entró justo cuando el recluso se detuvo frente a Acacia. Notó de inmediato la expresión en la cara de la chica, así como la tensión en sus ojos y su cuerpo, y no perdió tiempo en posarse cara a cara con el recluso.

               El recluso se alejó un paso y alzó las manos, todavía sonriendo.—Calma, quinientos dieciséis. Sólo venía a echar un vistazo a nuestra reina reclusa.—Dijo con sarcasmo mientras le daba una mirada a Acacia detrás de Vi.