GOLPE AVISA || Vi ° Arcane

Capítulo 9: Con todo este peso sobre ti ahora.

El barco avanzó a través de las aguas oscuras hacia tierras desconocidas, sus crepitantes velas impulsadas por un viento frío. La tripulación de Acacia se movía alrededor de la pequeña barca, preparando sus herramientas y equipo para lo que pudiera estar por venir.

               Evie miró por encima de la borda hacia el agua oscura y agitada debajo, con incertidumbre a lo que les esperaba. Ella abrazó una pequeña bolsa con sus pertenencias, protegiéndose del frío que la recorría. Acacia se acercó a Evie y la cubrió con una manta. Le brindó una sonrisa pequeña y suave, y un beso en la sien.

               La sonrisa de Evie se ensanchó mientras se envolvía más en la manta, agradecida por el gesto amable de Acacia. Ella se inclinó ligeramente hacia su toque, aceptando con calma el beso en la frente. La suave caricia causó que un rubor se extendiera por sus mejillas.

                    —¿Cuánto queda para llegar a Jonia?—Le preguntó Acacia a uno de los miembros de la tripulación, su voz temblorosa por el frío. 

               El tripulante, Patch, le dio una rápida mirada antes de responder con un tono sombrío:—No mucho más ahora. La tierra ya pronto estará a la vista.

                    —Gracias.—Dijo amablemente antes de traducirle a su chica, quién asintió.

               El suspiro de Evie fue leve pero se podía escuchar. Ella apretó la manta con más fuerza, casi como si estuviera tratando de protegerse del más que sólo el frío que la rodeaba. Su mirada se mantuvo en dirección a la vista de la oscuridad que se extendía frente a ellos. Acacia notó la tensión en Evie y se acercó para envolver su brazo alrededor de ella.—Todo está bien...—Susurró con suavidad, acompañada de sus dedos, tratando de ofrecer consuelo. —Estamos casi allí.

               Evie se apoyó contra el brazo de Acacia, encontrando consuelo en su presencia. Ella inhaló profundamente, relajando su agarre en la manta y tratando de calmar su mente. Los latidos de su corazón comenzaron a disminuir mientras los tarareos y sus vibraciones, de Acacia la alcanzaba.

               Poco a poco, las sombras oscuras comenzaron a desaparecer. El cielo se aclaró ligeramente, dejando ver las primeras luces del horizonte. La tierra apareció en la distancia, sus contornos vagamente visibles en medio de la oscuridad en retirada.

               La tripulación se animó y sus comentarios se volvieron más coloridos. Los preparativos y las miradas nerviosas fueron reemplazados por una sensación de aliento colectivo. Acacia mantuvo su brazo alrededor de Evie y se inclinó más cerca para ver la tierra que se acercaba.

                    —Una vez ahí, nos encontraremos con la cabeza del concejo piltovano. Sé que su cede cambió por una temporada. Está aquí, con su esposo y su hija.

               La mención de la Concejala le dio a Evie una pequeña punzada de incertidumbre. Su mano apretó fuertemente la manta, tratando de ignorar la sensación que tenía.

                    —No había oído de ella. Podemos confiar, ¿cierto?

               Ella suspiró.—Desconozco... sé que es un tanto estricta y fría... pero también sé que quiere cortar el flujo de brillo, y ha hecho varias declaraciones públicas respecto a las flores de leche...

               Evie pudo notar la cautela en el rostro de Acacia mientras describía a la Concejala. Su ceño se frunció ligeramente mientras digería la información. ¿Una persona tan estricta y fría realmente podía confiar por completo? Su mente no pudo evitar cuestionarse.