GOLPE AVISA || Vi ° Arcane

Capítulo 6: La vida que vivimos y el amor que le doy.

Pasar tiempo con Evangeline a menudo puede hacer parecer que todo pasa demasiado rápido. Las horas parecen meros minutos mientras las dos disfrutamos de la compañía de la otra.
               Aprecio cada momento, ya que la alegría y el amor compartidos en esos preciosos segundos, minutos y horas son momentos que no se pueden replicar y nunca volverán a suceder. Entonces, trato de hacer que cada instante juntas cuente, llenándola de risa, amor y calidez, creando recuerdos preciados que durarán toda la vida... porque los momentos de la vida son como arena fugaz en nuestro reloj de arena, cada gránulo se desliza entre nuestros dedos más rápido que el último. Sentir pasar cada grano junto a la persona que amas es un momento de dicha que no se puede encontrar en ningún otro lugar.
               Hoy lo entiendo. Al escuchar la suave respiración de tu pareja a tu lado, exhalando una promesa de un día más juntos. Observarlos en la belleza del sueño, sabiendo que están a salvo y que confían en ti lo suficiente como para bajar la guardia. Por último, darse cuenta del paso del tiempo viendo su cabello adelgazarse y sus rasgos madurar, pero aún así encontrar en ellos la belleza que atrapó su corazón hace tanto tiempo.

     Ha pasado un año entero, Evangeline.
No podría estar más feliz.
     Por el futuro.
Por nosotras.
     Por siempre.

               La melodía suave y rítmica del lento vals llenó la habitación: una canción gentil y fluida que guió suavemente los pasos de Evie y Acacia. Las manos de Evie, sostenidas cerca de su pecho, siguieron el sutil liderazgo de las de Acacia mientras giraban y se balanceaban al compás de la música.
               Aunque Evie no podía oír la música que llenaba el aire, estaba perdida en la belleza del momento, centrándose sólo en la sensación de las manos de Acacia sobre las suyas y el tacto de sus cuerpos a medida que se acercaban. Fue solo cuando Acacia tomó la iniciativa del vals y colocó suavemente su mano en la cintura de Evie para guiarla en el baile lento y elegante que la rubia se soltó.
               Sus movimientos, aunque un poco incómodos al principio, pronto encontraron un ritmo con los de la pirata, moviéndose con una gracia que parecía completar los ritmos faltantes de la canción mientras se deslizaban por la pista de baile. Los ojos de Evie siguieron los movimientos de su boca mientras hablaba, incapaz de escuchar sus palabras, pero perdida en las formas que sus labios hacían mientras Acacia contaba en silencio los ritmos de la música para ella.

Tisana Azul.
               El café favorito de Acacia, negocio de la familia Yuanyang. Una linda pareja de Jonianos. Un hombre rubiáceo, y una mujer teácea: Cafeto y Camelia. Esposos desde que las calles de Piltóver eran solo tierra y árbol seco.

               El lugar un refugio seguro para Acacia. La cálida atmósfera la llenó de una sensación de comodidad y seguridad que no podía encontrar en ningún otro lado. El suave aroma de las bebidas calientes y los bocadillos recién hechos siempre le levantaban el ánimo, y los rostros familiares de los clientes habituales daba una sensación cómoda de ser una familia muy unida.
                Mientras trabajaba para pagar su deuda, tarareaba sus canciones favoritas suavemente de fondo, y cada turno se sentía menos como un trabajo y más como un hogar lejos del hogar. Y aunque era común verla limpiando mesas, o cantando los días de musica en vivo, tampoco era raro verla ahí pasando el rato.

               Acababa de terminar sus estudios en arqueología, cartografía y planificación urbana. Era claro que la pirata no dejaba de ser pirata, pero quería algo mejor para ambos, Zaun y Piltóver.
               No había sido fácil, pero Acacia estaba satisfecha, pues su esfuerzo había dado frutos, y no había mejor forma de celebrar, que en un lugar pequeño, acojedor, cálido, con su hermosa novia. Cada mirada de Evie encendía una llama dentro de Acacia, como una polilla atraída por la luz de una vela. El corazón de Acacia palpitaba cada vez que Evie sonreía, su risa era una melodía que resonaba en los momentos compartidos. Pensamientos sobre Evie ocupaban la mente de Acacia, haciendo imposible concentrarse en nada más. No podía evitar mirar a Evie cuando la sentía cerca, pues us cuerpos parecían magnetizados juntos.
               Para Acacia, amar a Evie no era una elección, sino un imperativo de su propia existencia.