Capítulo 10: Una vez que te das la vuelta, nos odian.

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Acacia abrió los ojos aturdida, los débiles rayos del sol naciente se asomaban por la ventana, lo que la hizo entrecerrar los ojos ante el resplandor. Pero algo más perturbó a la joven:
Una sensación extraña y siniestra en el estómago, como una especie de advertencia premonitoria...

               Una gota de sudor le caía por la frente mientras miraba a su alrededor en su espaciosa habitación. Todo parecía normal. Su armario, su estantería, diablos, incluso su pequeño escritorio donde hacía sus papeleos seguía donde mismo. Ni una sola cosa parecía fuera de lugar. Sin embargo, el mal presentimiento no desaparecía. Ella se se incorporó de la cama. Fuera lo que fuese, empezaba a dolerle el estómago.

                    —Esto es muy raro.—Susurró para sí misma, frotándose el puente de la nariz con frustración y malestar mientras veía el reloj de la pared. Era de madrugada.

               Se levantó, sus pies tocaron el frío suelo de madera y empezó a caminar hacia la ventana. Llovía. Las gotas caían sobre el agua del mar y hacían que la madera del barco crujiera por la humedad. De repente, sin previo aviso, se oyó un trueno fuerte y profundo que sacudió el barco un poco. Ella soltó un pequeño grito y se llevó una mano al pecho.

               Acacia se estremeció al recordar las miradas hostiles de los Jonianos que pasaban la noche anterior, cómo todos los miraban con sospecha mientras pasaban. No intentaron enfrentarse a ellos ya que su tripulacion estaba repleta de hombres con aspecto intimidante. Aunque el lado vulnerable era conformado por una chica sorda y débil, una mujer embarazada y un niño, las miradas frías fueron recibidas por todos. También el intercambio de palabras con la Concejala y su nula empatía por Zaun le inundó la cabeza.

               Otro trueno resonó afuera, seguido por fuertes gotas de lluvia que golpeaban contra las ventanas.

               Acacia se deslizó silenciosamente hacia la puerta, manteniendo sus pasos lo más suaves que pudo, y presionó su oído contra la madera de la puerta. No sabía si era su paranoia, o su cerebro jugandole una broma, pero casi podia jurar que la madera no solo crujía con sus pasos, sino también con los de alguien más. Trató de escuchar atentamente los sonidos, pero era un poco difícil porque su corazón latía fuertemente en sus oídos. Casi por conveniencia, los supuestos pasos cesaron cuando Acacia apoyó su oreja en la puerta.

               Parpadeó unas cuantas veces y soltó el respiro que tenía atorado en la garganta, para luego darse la vuelta, dispuesta a volver a la cama, y casi se le sale el alma del cuerpo cuando de repente alguien la tocó en el hombro en medio de la oscuridad, haciéndola pegar un gran grito. Se presionó una mano en el pecho, tratando de calmar su corazón que latía rápidamente.

                    —¡Evie!—Chilló.—Joder, nena, ¿a caso quieres matarme?—Podía ver la preocupación en el rostro y la expresión facial de Evie, y eso la hizo sentir un poco culpable por su leve regaño. Acacia intentó darle una sonrisa tranquilizadora y negó con la cabeza.—No te preocupes, estoy bien.—Le frotó los brazos dulcemente.

                    —Sé que los truenos te asustan.

               Acacia sonrió por la dulzura de su chica y suspiró.

                    —Estoy bien, nena. Vamos a dormir...—El siguiente trueno la sobresaltó. Vino acompañado de un relámpago. Acacia automáticamente saltó al pecho de Evie, quien la abrazó.

                    —Shhh.—Dijo Evie. Acacia le había enseñado a hacerlo hace un tiempo durante un ataque de ansiedad.

               Había salido un poco más fuerte de lo usual, debido a su sordera e inhabilidad de modular su voz, pero el intento fue tan bello que Acacia solo pudo sonreír contra su cuello.

GOLPE AVISA || Vi ° ArcaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora