La travesía fue tranquila, con un ocasional murmullo entre los miembros de la tripulación. Finalmente, después de un tiempo, Los Jardines de Piltóver se hicieron visibles a lo lejos. La mansión se elevaba a la vista, rodeada por amplios terrenos frondosos y bien cuidados. Estos eran un oasis de tranquilidad en medio de la agitada ciudad. Amplios prados de césped verde se extendían hasta donde alcanza la vista, salpicados con árboles y arbustos en flor. Los senderos de mármol serpenteaban entre los jardines, llevando a fuentes y pequeños lagos. La mansión, con su fachada de piedra blanca y elaborados balcones, dominaba el paisaje, una prueba del estilo y elegancia de la familia.
La propiedad poseía todo lo necesario para la vida; desde panaderías que desprendían aromas a deliciosos pasteles y panes, pasando por casitas que servían como viviendas para los empleados y aliados de la familia, hasta un pequeño campo deportivo para prácticas deportivas y actividades físicas. Todo rodeado de lujosos y exuberantes paisajes bellamente cuidados, y la tranquilidad y la paz reinaban en el lugar. El suave ruido del agua fluyendo, los cantos de los pájaros y la brisa fresca se combinaban para crear un ambiente relajado y armonioso. Era un pequeño mundo aparte de la ciudad, un lugar donde la familia y los invitados se sentían bienvenidos y podían disfrutar de una vida en calma.
En su gran mayoría, los habitantes llevaban ropa fresca y ligera, a menudo hecha a mano, la cual se adaptaba perfectamente al clima de Piltóver. Muchos hombres usaban camisas de lino y pantalones holgados, mientras que las mujeres preferían vestidos de colores claros y pantalones cortos que les permitían moverse con libertad. Los zapatos más comunes eran las sandalias ligeras o zapatillas de lona, ideales para caminar en los terrenos y calles de los Jardines, aunque no era extraño ver a niños y adultos pasear descalzos.
—¿Son enredaderas?
—Lo son, Peg.—Respondió Acacia, mientras tocaba una de las enredaderas con delicadeza. La planta se enroscó suavemente alrededor de su dedo con un afecto casi cariñoso.—Las enredaderas crecen por toda la propiedad.—Continuó hablando.—Son un símbolo de conexión y protección. Rodean toda La Flora.
Entre las mismas, se hacían notar unos cuerpecillos escondidos. Unas estatuas, talladas con gran detalle, dormían placidamente en las ramas. Eran personas de distintas edades, sexos y razas, todas profundamente relajadas en un sueño eterno. Cada estatua estaba envuelta en suaves enredaderas, que se enredaban alrededor de sus cuerpos, como si estuviesen protegiendo los sueños de quienes representan. Sus rostros eran angelicales y serenos.
—¿Quienes son las personitas?—Timotheé se acercó un poco.
—Son los héroes de nuestro pasado.—Respondió Acacia con solemnidad.—Personas que fueron muy importantes para nuestra familia y para Piltóver.—Ella se acercó a una de las estatuas y pasó la mano suavemente por la figura de una mujer con una gran corona de flores en la cabeza. Esta soltó un sonido de relajación y pareció removerse un poco en su sueño.—Ellos están eternizados en estas estatuas como un recordatorio de su valor y sacrificios que hicieron por nuestros antepasados. Hoy los conocemos como Heliamphoras, pues están dormidos, pero con un mal movimiento... acabarán contigo. Son carnívoras.
Toda la tripulación se heló al escuchar eso. Timotheé entonces retrocedió y se escondió detrás de Patch.—Aquí, cuando mueres, las enredaderas toman tu cuerpo y lo acunan para que descanses. Así es como las Heliamphoras nacen... La naturaleza nos da refugio, nuestros cuerpos alimentan a la naturaleza, y nosotros nos alimentamos del cuerpo. Un ciclo que no para... Eso es eternidad.
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GOLPE AVISA || Vi ° Arcane
Fanfiction"¿Quieres un besito en la boca? Te lo doy. ¿Quieres que te rompa la boca? Te la rompo" ▪︎■▪︎ : Reproduce la música. No. 1 #ViArcane No. 7 #Caitlyn No. 18 #Ekko No. 18 #Silco No. 28 #Arcane No. 74 #LeagueOfLegends No. 288 #Vi No. 413 #Jinx NO SE PER...