Capitulo 4: Los ricos se hacen más ricos mientras los pobres son carteristas.

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El tiempo pasó rápido para Acacia. Desde el día que encontro a Evie, hasta el día de hoy, se había vuelto muy unida a ella. La rubia la seguía a todos lados, pero su confianza en sí misma parecia crecer cada vez más. Evie era tímida y pequeña, sí, pero había algo más en ella:
               Era tan ágil como una gacela. Aunque parecía frágil e inocente, su sordera la hacía estar siempre a la defensiva. Siempre alerta. Siempre concentrada. 

               Tal vez el único momento en el que ella dejaba de mirar a sus alrededores era cuando estaba cerca de Acacia. Como si su cerebro se apagara por completo y le entregara su cuerpo para que lo llevara a donde quisiera.

               Esta última semana pasó volando, y en poco tiempo, Vi se dio cuenta de cómo Acacia y Evie se habían vuelto inseparables. Podía verlas juntas en todas partes, riendo y hablando sin parar. Vi siempre las miraba de lejos, con una mirada pensativa en sus ojos.

               La voz de Acacia hizo que Vi saliera de su ensimismamiento, y la miró con una pequeña sonrisa.

                    —Ey.—dijo simplemente, con un leve asentimiento de cabeza. Su mirada se deslizó hacia donde Evie estaba, antes de volver a Acacia. Esta última casi la ignoró. Acacia se fue directamente hacia Powder.

                     —Ey, Pow-Pow.—Acacia le dio un suave abrazo, luego solo le dio un golpe amigable a Vi en el hombro.—Hola.—Acacia tomó la mano de Evie y la dirigió a una silla de por ahí.—¿Dónde está Vander?

               Cuando Acacia tomó la mano de Evie y la llevó a una silla cercana, Evie se sentó obedientemente. En cuanto a la pregunta de Acacia, Vi se encogió de hombros.

                    —No lo sé.—respondió ella, apoyándose contra el pilar más cercano.—Supongo que todavía se está ocupando de cosas.—aclaró, con un toque de molestia en su voz. Acacia enarcó una ceja ante su actitud. 

                     —Oh, el tema de Benzo, ¿no es así?—Acacia volvió a preguntar mientras jugueteaba con los dedos de Evie. La rubia sonrió levemente, y Vi se encogió de hombros.—Vaya, agradezco tu ayuda. Un o no respecto a Benzo era más que satisfactorio, sin detalles.

               A medida que Acacia mencionó a Benzo, Vi frunció el ceño levemente. Cruzó los brazos sobre el pecho y se apoyó un poco más contra el pilar.—No sé, Acacia. Supongo que sí.—murmuró, con un leve tono de irritación en su voz. Acacia rodó los ojos y miró a Evie para revisar si estaba pendiente de la actitud de Vi, pero la chica solo miraba sus uñas.

                    —Powder, ¿vienes un momento, por favor?

               Powder, quien había estado escuchando la conversación en silencio, se incorporó y se acercó a donde estaban Acacia y Vi. Su expresión era curiosa, claramente interesada por saber a qué se debía su llamada.

                    —¿Sí?—dijo simplemente, girando su mirada entre Acacia y Vi.

                    —¿Ha dicho Vander algo sobre los Jardines de Zaun?

               Los Jardines de Zaun. 

El burdel más elegante y absurdo en las entrañas de las ciudades hermanas. El contraste desastroso de los Jardines de Piltóver. Ya que mientras este daba cabida a la alta sociedad, la vanidad y el lujo, los jardines de abajo eran el refugio para la inmoralidad, la corruptela y la deshonestidad. 

              Acacia más que nadie lo sabe, pues es la heredera directa de ambos gremios. Hermandades completamente diferentes. El conflicto llega cuando Acacia, ahora encargada de hacerse cargo de los dos jardines, está completamente confundida y estancada, pues tiene que resolver sus diferencias de la mejor manera posible, y solventar deudas externas que sus padres dejaron tiradas. Porque claro, no fue suficiente con divorciarse ellos. También tuvieron que divorciar la herencia a un cincuenta-cincuenta sin tomar en cuenta las dificultades que su hija mayor enfrentaría en el futuro.

GOLPE AVISA || Vi ° ArcaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora