Capitulo 3: Tu fantasma. Un ángel caído.

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Evangeline tiene unos ojos para morirse. Cálidos, llenos de vida. Luminosos como un par de citrinos que hacen juego con su cabello dorado y suave. Evangeline es una estrella que ha caído del cielo al océano como segunda oportunidad.

Esa oportunidad espero ser yo.
Quiero ser yo.
Voy a ser yo.

               Acacia caminó hasta su cama, donde Evangeline yacía dormida a ojos apretados, puños firmes y respiración agitada. Como la personificación de una pesadilla, recostada donde Acacia soñaba todas las noches.

               Sus manos le ofrecían una taza de té a Vi, quien la tomó con poca delicadeza. Acacia mantuvo sus dedos debajo de la taza e hizo una mueca.

                    —Calmada, princesa. No voy a robarla.—Se mofó la pequeña zaunita.

                    —Calmada tú, preciosa. Que si la rompes, la pagas.—Le guiñó el ojo y se sentó lejos, junto a la joven que dormía plácidamente. Acacia le ajustó la manta y apretó suavemente su hombro.—Pobrecilla... Se ve tan dulce.

                     —¿Qué edad crees que tenga?—Preguntó Danilo, mordisqueando una pieza de pan con mermelada.—¿Crees que sea de mi edad? Se ve muy pequeña...

                      —Oh, no lo sé. Se ve de mi edad. Espero que tenga mi edad...

                      —No. Esperas que guste de las chicas.—Danilo corrigió. Vi se atragantó con el té.

                      —Dani, cariño, sabes lo mucho que aprecio que tengas algo inteligente que compartir... y como no es el caso, cierra la boca. Amablemente.—Sonrió ampliamente.—Creo que debe tener dieciseis o diecisiete. Aunque bueno, que aquí no es que todos aparentemos nuestra edad, ¿no? Vander no aparenta sus veintisiete años.—Acacia bromeó. Vander rió.

                       —Veintisiete, casi cuarenta y ocho.—El hombre siguió con la broma.

               La relación con Vander era tan linda. Se veía en sus ojos la confianza que le tenía a Acacia sobre sus niños. Claro que no era su mano derecha, pues Acacia solo tiene diecisiete años, pero definitivamente contaba con ella cuando de cuidar a los chicos se trataba.

               La rubia en la cama se removió un poco, para luego despertar lentamente. Se sobresaltó al verlos a todos, pero Acacia rápidamente colocó su mano sobre su brazo.

                    —Calma.—Dijo suavemente, a pesar de saber que Evie no escuchaba. Como si esa suavidad viniera de su propia bondad.

               Evie suspiró y se apegó a Acacia. Se veía tan frágil y asustada. Tan ingenua.

               Vi resopló, sentándose en el otro extremo de la cama, tomando un sorbo del té que la pirata había preparado.

                    —No te ablandes, garfio. ¿Cuál es su problema, de todos modos?—Acacia viró los ojos a la oportuna delicadeza de la señorita. Vi se rió entre dientes, puso los ojos en blanco y se apoyó contra la pared, tomando otro largo trago de té.—De todas las cosas raras que he visto aquí, una princesa que cuida a una chica al azar tiene que ser una de las más contundentes por acá.

                    —Me sorprende que sepas lo que significa "contundente".—Acacia respondió y volvió a frotar el hombro de Evie. Esta volvio a estremecerse como la primera vez.

               Vi se sobresaltó un poco ante el repentino movimiento de Evie, quien se despertó y buscó seguridad en Acacia, aferrándose a ella como una niña pequeña. Vi se acomodó un poco, apoyando su espalda contra el respaldo de la cama mientras observaba cómo Evie buscaba consuelo en Acacia.
               Su mirada se suavizó un pequeño mientras observaba a las dos chicas. Su expresión burlona se había desvanecido ligeramente, reemplazada por un toque de ternura. Observó cómo Acacia le rodeaba los hombros a Evie con un brazo, manteniéndola cerca y tratando de calmarla.
               Vi observó a su hermanita por un momento, pero luego volvió su atención a Acacia. Se mordió el interior de la mejilla mientras observaba a la otra mujer consolar a Evie con ternura y paciencia. No pudo evitar preguntarse qué tan acostumbrada estaba Acacia a tratar con gente vulnerable, y cómo había adquirido tal habilidad para apaciguar a alguien tan claramente frágil.

GOLPE AVISA || Vi ° ArcaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora