GOLPE AVISA || Vi ° Arcane

Final del acto 2: ¿DÓNDE ESTÁ MI HOGAR? YA NO RECONOZCO LOS ROSTROS.

El pequeño Ekko estaba lleno de energía y pasión por la acción y las batallas. Él hablaba con gran emoción de peleas épicas y héroes valientes. Cada historia terminaba con un golpe o un momento de heroísmo, y él esperaba ansiosamente contarle a Acacia lo que sucedió a continuación. Acacia sonreía y escuchaba atentamente mientras Ekko relataba sus historias. Aunque sabía que las peleas no eran algo para glorificar, ella valoraba la imaginación y el espíritu intrépido del niño. Se sentó con él en la tienda de Benzo, trabajando en algunos proyectos para Jayce mientras escuchaba las aventuras inventadas de Ekko.

                Ekko era un narrador nato, con cada palabra llenando la tienda de emoción y aventura. Él agitaba sus manos, gesticulaba ampliamente y hacía ruidos para representar los sonidos de la batalla. Su voz adoptaba un timido de seriedad cuando narraba los momentos de peligro, y subía de tono cuando hablaba de los héroes que vencían las dificultades.

                    —Entonces Rompecaras entró al ring... y con un solo puñetazo ¡mandó a volar a su oponente!—Ekko acompañó su relato con un gran gesto de puño en ristre y un sonido de explosión con la boca. Su expresión se llenó de orgullo mientras descrivía las habilidades increíbles de Rompecaras.—¡Fue genial! Nadie más podría haberlo noqueado de una sola vez. Y luego... y luego...—Dijo Ekko, con su voz llena de emoción y sus ojos brillando. Se detuvo un momento para aumentar la tensión del relato.—Las cosas se pusieron difíciles...

                    —¿De verdad?—Acacia preguntó, brindándole atención mientras seguía haciendo unos cálculos.—Magnitud vectorial respecto a su campo eléctrico... y tensorial por su matriz...—Susurró al escribir.

                    —Sííí, ¡el oponente más fuerte apareció y Rompecaras tuvo que luchar con todas sus fuerzas!—Ekko se levantó y adoptó una posición de pelea, demostrando uno de los movimientos más impresionantes de Rompecaras. Imitó sus puños y piernas, moviéndose en el aire con una expresión de concentración en su rostro.—Y cuando el oponente estaba desprevenido, Rompecaras aprovechó su oportunidad. ¡Dio un puñetazo justo en la cara y lo derribó en el acto!—Ekko imaginó la escena, moviéndose de un lado a otro y adoptando la pose de vitória de Rompecaras.

                    —Debió haber sido increíble, ¿eh?—Preguntó Acacia con suavidad, contando la cantidad de hojas utilizadas.—... entonces todo funciona con hexitas, pero fueron robadas...—Dijo para sí misma.—Oye, hombrecito, ¿sabes si Benzo sigue limpiando allá adentro?

                    —Sí, está limpiando ahora mismo.—Eespondió Ekko, echando un vistazo hacia el mostrador.

               Benzo, con su espalda encorvada, estaba limpiando el mostrador con un trapo sucio. Su expresión mostraba una mezcla de aburrimiento y paciencia.

                    —Vale, dame un momento.

               Benzo siguió limpiando el mostrador, con el trapo haciendo círculos en la madera vieja y gastada. Alzó la mirada cuando notó la presencia de Acacia y la miró con una sonrisa cansada.—¿Necesitas algo, florecilla?—Preguntó Benzo, dejando el trapo a un lado y enderezó su espalda. Su tono era amable, aunque había un toque de cansancio en su voz.

                    —Uh... he estado haciendo unas cosas para Jayce...—Mostró sus anotaciones.

                    —¿Y quién es Jayce?

                    —Jayce Talis... El dueño del apartamento que explotó.

                    —Ah, ya, el princesito.