Capítulo 10

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Soo-jin llegó a la nueva casa de Ji-won una tarde tranquila, curiosa por conocer el lugar que ella llamaría hogar. Desde el primer momento, la calidez de la casa reflejaba el lado más íntimo de Ji-won, con detalles sencillos pero llenos de personalidad. Soo-jin miró alrededor, impresionada por la decoración que capturaba tanto la elegancia como la sencillez que siempre había percibido en su amiga.

Ji-won le mostró cada rincón, y ambas intercambiaban comentarios y bromas, haciéndose sentir como si se conocieran desde hacía mucho tiempo. La conversación fluía con naturalidad, hablando sobre recuerdos, sobre sus respectivas vidas, e incluso de los sueños y miedos que hasta ese momento no se habían compartido del todo. Soo-jin se dio cuenta de que, aunque antes había admirado y respetado a Ji-won, ahora sentía que su relación se había transformado en algo más profundo, en una confianza verdadera.

Al terminar el recorrido, se sentaron juntas en el sillón de la sala, compartiendo una bebida y riendo de anécdotas, como si el tiempo entre ellas no existiera. Soo-jin sabía que algo en su amistad había cambiado: esa cercanía y seguridad que sentía en la casa de Ji-won la hacía sentir en casa también.

 Soo-jin sabía que algo en su amistad había cambiado: esa cercanía y seguridad que sentía en la casa de Ji-won la hacía sentir en casa también

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Soo-jin apenas podía contener la emoción. En su lugar, observaba la escena con una mezcla de sorpresa y satisfacción, como si estuviera viendo una película en alta definición. La tensión en el ambiente era palpable, y aunque los demás empleados trataban de disimular, no podían evitar lanzarse miradas entre sí, sin despegar la vista del drama que se desarrollaba frente a ellos.

Min-hwan intentó zafarse de la situación, pero Ji-won estaba decidida a no dejarlo salirse con la suya. La elegancia habitual de Ji-won contrastaba con la intensidad de su reacción, y cada palabra resonaba con la certeza de quien ya no estaba dispuesta a ser ignorada. Con calma, le lanzó otra mirada de puro desdén, mientras la sala quedaba en silencio.

—¿Cómo pudiste revisarme el auto? —replicó Min-hwan, intentando recuperar el control.

—¿Cómo te atreves a gritarme? ¡Me engañaste! —le respondió Ji-won, manteniendo su mirada feroz. Y, sin pensarlo dos veces, se quitó el anillo de compromiso y lo lanzó al suelo con tal fuerza que el pequeño diamante se desprendió y rodó lejos.

Su-min, que acababa de entrar en ese momento, miró la escena con horror, pero Soo-jin, sin poder contenerse, dejó escapar una carcajada ahogada.

—Srta. Kang, vamos. No vale la pena...

—Un momento —respondió Ji-won, sin apartar la vista de Min-hwan—. Tengo que hablar con el infiel.

La vergüenza y la tensión eran palpables en el rostro de Min-hwan. El bochorno de tener las bragas rojas sobre su cabeza y la presión de toda la oficina mirándolo lo habían dejado sin palabras. Soo-jin, desde su lugar, murmuró en voz baja, disfrutando del espectáculo:

—Habló el machista opresor...

—Habló el machista opresor

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𝗠𝗔𝗥𝗜𝗔 ||Marry My Husband||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora