Había estado la mayor parte del día con ellos dos. Me dio gusto la noticia de que ahora eran casi inseparables; solo le faltaba a Brayni decidir que día le pediría a Nia que fuera su novia.
Salté de mi asiento al percatarme de la hora.
- Demonios, es tardísimo - dije levantándome de la silla mientras que Brayni y Nia me miraron confundidos
- ¿Tarde para que? - pregunto Brayni
- El viaje de Sam, ¿Recuerdan? - les había contado la historia a la hora de la comida, Nia me llenaba de consejos y Brayni resultó ser muy bueno para escuchar.
- Oh, es verdad
- Habla con ella, Len. Una amistad se vuelve más sólida si ambas partes hablan de lo que les preocupa - me aconsejo Nia.
Era increíble como ella podía expresarse así, con tanta naturalidad, con tanta sabiduría. A pesar de ser más chica que yo, sin duda era más madura; siempre lo he dicho.
- Gracias, Nia. Espero tener tiempo - miré el reloj - Y si no me doy prisa, no podré despedirme
- ¡Suerte! - agitó la mano cuando me dirigí a grandes zancadas a la puerta de salida
- Hasta pronto, Len - dijo Brayni.
Salí dándoles una sonrisa. Apresure el paso hasta el edificio, faltaban doce minutos para las ocho y media, Sam tenía que parir antes de las nueve.
Mientras corría hacia mi destino, recordé a Kara. Ella ya debería estar allí, eso hizo que mis pies disminuyeran su velocidad un poco. No quería llegar y toparme con la despedida amorosa entre ambas porque sabía muy bien que me iba a doler, incluso pensarlo ya causaba una aguda sensación de malestar en el corazón.
Por primera vez utilice el ascensor y llegué hasta el tercer piso en tres cuartos de minuto. Abrí torpemente la puerta, esperando que Sam no se hubiese ido ya.
- ¡Sam, lamento.... - mi frase se quedo inconclusa porque justo al abrir la puerta me encontré con la escena romántica que quería a toda costa evitar; la despedida amorosa entre Sam y Kara.
- ¡Len! Que bueno que llegaste antes de que partiera, pensé que no vendrías - la broma no le salió como tal. Se deshizo del abrazo de Kara y se dirigió a mi para abrazarme. Algo del perfume de ella aún está a impregnado en su ropa y llegó hasta mi nariz de forma tenue.
Intenté sonreír y poner buena cara, aún sintiendo los horripilantes deseos de estallar en berridos y dejar salir a borbones las pesadas lágrimas que sentia que me empañaban la vista.
Una gota de mis lágrimas cayó al hombro de Sam, una lágrima que ya no pude reprimir.
- Oh, Len.... No llores o me harás llorar también a mí - su tono de voz se torno cálido y tierno como siempre había sido.
Ella creía que yo lloraba por su viaje. Era un buen pretexto a decir verdad, pero me sentía mal porque no era cierto. La verdad era que si sentía dolor, pero era uno propio del corazón causado por la demostración de afecto entre ellas dos.
Sonreí esperando que no fuera más evidente que era falsa.
- Cuídate mucho, Sammy - murmuré - Te voy a extrañar - aquello había sonado honesto porque era verdad
- Yo también - me dijo sinceramente.
Luego la mano de Kara me acaricio la espalda en busca de darme consuelo. Hasta ese momento recordé se presencia y un inexplicable rencor me invadió. La odiaba bastante, pero de igual manera, la amaba más de lo que podría llegar a odiarla. No entendía cómo es que había ilusionado tanto a mi corazón y luego lo había dejado caer en un agujero sin fondo y muy oscuro.
- Te acompaño abajo - le dijo Kara. Tomo la maleta de Sam, dejando mi espalda desprotegida de su calor - ¿Vienes? - me preguntó a mí. Asentí y entrelaze mi brazo al de Sam, luego baje la cabeza.
Lo que menos necesitaba era que Sam se fuera, aunque solo sea por dos días; sin duda serían los dos días más difíciles de mi vida. Tendría que abstenerme de todo encuentro con su novia.
Bajamos por el ascensor, mientras que nadie pronunciaba palabra alguna y mi vista seguía fija sólo en el piso del elevador. Cuando llegamos al primer piso y salimos del edificio, la camioneta que había mandado la familia McGrath para recoger a Sam ya estaba allí esperando por ella.
Ella dio un suspiro y luego se giro para ver a Kara. La miró por unos segundos como queriéndole decir algo con sus ojos, parecía que....suplicaban. Pero Kara bajo la mirada y exhaló despacio, luego beso la frente de su novia.
- Cuídate mucho, amor - le pidió.
El corazón ya roto en miles de pedazos, se contrajo de dolor al escuchar la última palabra.
Sam sonrió débilmente.
- Te amo, Kara - susurró en su oído y yo deseé con un fervor descomunal estar en alguna otra parte en ese momento.
Pero Kara no dijo nada, esbozo una pequeña sonrisa y volvió a besar la frente de Sam. En serio detestaba a Kara en estos momentos.
Después Sam se giró hacia mí y me sonrío, con una de esas sonrisas que m había estado dando últimamente.
- Te voy a extrañar - le repetí porque era lo único honesto que había en mí - Cuídate mucho
- También tú. Dos días se pasan rápido - me dijo. Le sonreí.
Luego Kara y yo la vimos subir a la camioneta.
- Nos vemos en dos días - nos dijo y se despidió con un gesto de mano.
Kara y yo miramos la camioneta hasta que se perdió en las oscuras calles. Cerré los ojos un instante hasta que la voz de Kara me hizo abrirlos de nuevo.
- ¿Volvemos al departamento? - pregunto la muy cínica.
Pero yo no debía estar con Kara, no siquiera verla durante estos dos días. Sam se merecía respeto y era lo menos que le daría.
- Kara, estoy muy cansada. Quiero subir y tirarme a dormir - musité - Disculpa
- No, no hay problema. Descansa, nos vemos mañana - me sonrió y algo en esa confianza de que nos veríamos el siguiente día me hizo creerlo
- Adiós - musité y sin mirarla más subí al departamento.
Al instante que entre en el departamento de Sam, el lugar ya no era el mismo. Se supone que ya debería de haberme acostumbrado a pasar las horas sola, pero ahora por alguna razón era distinto.
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El manual de lo prohibido
RandomA veces el amor llega en el momento más inesperado y de la persona menos esperada o apropiada.... a veces se encuentra en alguien totalmente prohibido.... ¿Oh no?. Esta historia no es mía, solo es una adaptación.