Eventualmente me Convertiré en un Héroe de la Justicia 2

Capítulo 237

Capítulo 237

Está es una traduccion sacada de Webnovel, todos los derechos reservados a su autor original DaoistOneTouch, si ahí algún error en la traducción háganmelo saber y trataré de corregirlo.
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No hace falta decir que nadie allí podría igualar el poder de Vortigern individualmente. Incluso Scathach habría tenido dificultades para derrotar a Vortigern en su forma de dragón sin un arma divina que la ayudara.

Arcueid, que poseía la fuerza individual más fuerte del equipo de Shirou, enfrentó sus propios desafíos debido a la debilidad de su cuerpo. Su inmortalidad se vio muy disminuida, lo que la obligó a asumir un papel secundario en el campo de batalla. Usó Marble Phantasm para materializar bestias y brindar asistencia en la amplia extensión de la batalla.

En su estado completamente transformado como dragón blanco, Vortigern mostró una resistencia increíble, habilidades curativas e incluso la inmortalidad. Anteriormente, Shirou y su equipo habían logrado destruir las alas de Vortigern con una andanada de ataques, pero estas se regeneraron en poco tiempo.

A pesar de sus mejores esfuerzos, el equipo de Shirou no pudo contrarrestar la formidable maniobrabilidad de Vortigern ni el poder devastador del Rhongomyniad de su cuerno. Sin embargo, a medida que avanzaba la batalla, quedó claro que el poder del Rhongomyniad estaba disminuyendo rápidamente, algo que era visible incluso a simple vista.

Sin duda, la frenética agresión de Gawain y otros provocó que Vortigern ocupara menos tierra, lo que resultó en una disminución gradual del poder de Rhongomyniad.

Sin embargo, Rhongomyniad siguió siendo un arma formidable en el campo de batalla.

El dragón blanco voló por el cielo, afirmando su dominio sobre el campo de batalla y tratando a Rhongomyniad como nada más que un proyectil. Se transformó en un bombardero y desató una andanada de bombardeos masivos, infligiendo graves daños a soldados, gigantes de piedra e incluso a los Apóstoles Muertos.

Afortunadamente, Shirou había llamado a las tropas de reserva con anticipación y la batalla se libró en una zona montañosa con barrancos, lo que proporcionó una cobertura natural. Aunque la línea defensiva del norte había sido duramente golpeada por la explosión del Evil Eye, los soldados pudieron usar el entorno y su propia fuerza para montar una defensa sólida.

Sin embargo, a medida que la batalla avanzaba, se hizo evidente que la defensa más fuerte ya no eran las fortificaciones de piedra ni las barreras naturales, sino el propio pueblo, que valientemente se protegió con su propia carne y sangre para proteger su patria.

Lo llenó de tristeza.

Si hubiera habido tiempo suficiente para un desarrollo y una planificación adecuados, ni siquiera la intervención del Ojo Malvado de Balor habría sumido la guerra en una situación tan difícil. Pero la realidad distaba mucho de ser ideal.

Shirou lo sabía muy bien, pues lo había aprendido a las malas durante la Cuarta Guerra del Santo Grial. En tiempos de conflicto, el tiempo y los recursos siempre eran limitados y los problemas inesperados podían surgir en cualquier momento.

Ante tanta adversidad, sabía que la única opción era seguir luchando con todas las fuerzas que tenía. Tenía que esforzarse al máximo y cruzar la línea de meta o perecer en el agotador camino de la lucha.

Rendirse simplemente no era una opción, porque dejar de avanzar significaría una muerte segura. A pesar de la tristeza y el miedo que amenazaban con abrumarlo, Shirou se negó a dejar que lo consumieran. Seguiría luchando, sin importar el costo. Simplemente no estaba en su naturaleza dar marcha atrás o rendirse.