Capítulo 19: El valor de la verdad

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Aether:

El viaje de regreso al hotel fue silencioso, salvo por el zumbido constante del motor. La atmósfera dentro del coche estaba cargada, no de tensión entre Anastasia y yo, sino de lo que acabábamos de descubrir. La idea de que Enrico estuviera vivo era un golpe inesperado, una complicación y una oportunidad al mismo tiempo.

Anastasia, sentada a mi lado, no apartaba los ojos del documento que sostenía. A pesar de la penumbra, podía ver la concentración en su rostro, ese brillo en sus ojos que decía que su mente estaba trabajando a toda velocidad.

—¿Qué pasa si no quiere ayudarnos? —preguntó de repente, rompiendo el silencio.

—¿Quién? ¿Enrico? —respondí, desviando la mirada de la carretera por un instante para mirarla.

—Sí. —Su voz era firme, pero había una sombra de duda en ella—. No sabemos nada de él. Por lo que dice el informe, Alfano lo traicionó, pero eso no significa que esté dispuesto a dar un giro y trabajar en nuestra contra.

—Tienes razón, no sabemos nada —admití—. Pero si ha pasado años bajo el control de Alfano, hay una buena posibilidad de que quiera vengarse.

Anastasia asintió lentamente, aunque la duda seguía presente en su expresión.

—¿Y si no es suficiente? ¿Y si está demasiado roto como para siquiera intentarlo?

No respondí de inmediato. Era una posibilidad que no podía ignorar, pero también era algo que no podíamos prever hasta que lo encontráramos.

—No lo sabremos hasta que lo hagamos —dije finalmente, con más firmeza de la que sentía en realidad—. Pero si hay una mínima posibilidad de que esté dispuesto a hablar, tenemos que intentarlo.

Ella no respondió, pero el silencio que siguió no se sintió incómodo. Más bien, era como si ambos estuviéramos procesando la magnitud de lo que habíamos descubierto.

Cuando llegamos al hotel, subimos directamente a la habitación. Estaba cansado, pero sabía que no podría dormir con toda esta información dando vueltas en mi cabeza. Anastasia parecía sentir lo mismo, porque se dejó caer en la silla frente a mi laptop, revisando los archivos nuevamente.

—Tenemos que movernos rápido —dijo después de un rato—. Si Alfano descubre que tomamos estos documentos, va a reforzar la seguridad en el lugar donde tiene a Enrico.

—Estoy de acuerdo. Pero no podemos apresurarnos sin un plan sólido.

Anastasia levantó la vista y me miró directamente a los ojos.

—¿Y cuál es tu plan, Aether?

Esa era la cuestión, ¿no? Necesitábamos algo más que improvisar. No se trataba solo de infiltrar un lugar y sacar a Enrico. Se trataba de asegurarnos de que, una vez que lo tuviéramos, pudiéramos protegerlo y usar su testimonio para desmantelar a Alfano.

—Primero, necesitamos confirmar que sigue en esa ubicación. —Me apoyé en el escritorio, cruzando los brazos mientras hablaba—. Tenemos las coordenadas, pero no podemos arriesgarnos a entrar sin saber si él está ahí.

—¿Y cómo planeas confirmar eso? —preguntó, levantando una ceja.

—Tengo un contacto en la ciudad. Alguien que podría ayudarnos a obtener esa información sin levantar sospechas.

—¿Un contacto? —Su tono era escéptico, casi desafiante—. ¿Y por qué no lo mencionaste antes?

—Porque no estaba seguro de que lo necesitaríamos hasta ahora —respondí con calma—. Es un riesgo, pero no tenemos muchas opciones.

Anastasia se quedó en silencio, evaluándome como si intentara decidir si confiar en mí o no. Finalmente, asintió.

—Bien. Entonces contacta a esa persona. Pero más te vale que sepas lo que estás haciendo.

A la mañana siguiente, estaba en una cafetería discreta, esperando a mi contacto. Anastasia había insistido en venir conmigo, aunque se quedó en el coche para no levantar sospechas. Yo sabía que no era solo por seguridad; también quería asegurarse de que no estuviera ocultándole nada.

La puerta se abrió, y un hombre de mediana edad con un abrigo gris entró. Se sentó frente a mí sin decir una palabra, dejando un maletín sobre la mesa.

—Aether —dijo finalmente, con una leve sonrisa—. Hace tiempo que no sé de ti.

—Y eso es algo bueno, Luca —respondí, devolviéndole la sonrisa—. Si estoy aquí, significa que necesito tu ayuda.

Luca asintió, como si ya lo hubiera esperado.

—¿Qué necesitas?

Le expliqué rápidamente la situación, omitiendo ciertos detalles por precaución. Cuando terminé, Luca se inclinó hacia atrás, pensativo.

—Eso no será fácil —dijo finalmente—. Pero tengo un par de contactos que podrían confirmar si esa ubicación sigue siendo usada por Alfano. Dame 24 horas.

Asentí, satisfecho con su respuesta.

—Gracias, Luca. Esto significa mucho.

Él me lanzó una mirada curiosa.

—¿Esto es personal, Aether?

—Todo lo relacionado con Alfano es personal.

No dijo nada más, pero su expresión lo decía todo. Entendía lo que significaba enfrentarse a alguien como Alfano, y sabía que no era una lucha que se tomara a la ligera.

Esa noche, de regreso en el hotel, Anastasia y yo repasamos los detalles una vez más. Sabíamos que el tiempo jugaba en nuestra contra, pero no podíamos apresurarnos.

—¿Crees que Luca cumplirá? —preguntó Anastasia mientras revisaba el arma que había escondido en su maleta.

—Siempre cumple. No es alguien que haga promesas vacías.

—Eso espero. Porque si esto falla...

—No fallará —la interrumpí, con más confianza de la que realmente sentía—. No podemos permitirnos que falle.

Ella asintió, pero podía ver la preocupación en sus ojos. Y por primera vez desde que todo esto comenzó, sentí que compartíamos algo más que un objetivo. Había una conexión, una comprensión tácita de lo que estaba en juego.

Nos sentamos en silencio durante un rato, cada uno perdido en sus propios pensamientos. Finalmente, Anastasia rompió el silencio.

—Si logramos sacarlo de ahí... si conseguimos que hable... esto podría cambiar todo, ¿verdad?

—Sí —respondí, mirándola a los ojos—. Esto podría ser el principio del fin para Alfano.

Y en ese momento, supe que, pasara lo que pasara, haríamos todo lo necesario para lograrlo.














































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CRIADO PARA LA MAFIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora