Telonera | Guido Sardelli

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El estadio estaba repleto. La expectativa flotaba en el aire mientras los fans ocupaban cada rincón, algunos con carteles que llevaban el nombre de Luz, esperando ver a la joven telonera que había causado tanto revuelo en el último tiempo. Las luces empezaban a apagarse, y el sonido ambiental se bajaba poco a poco. Algunos espectadores se adelantaban tratando de llegar a la valla, emocionados por la presentación de Lucía. La noticia de que ella había abierto para Airbag en los conciertos anteriores había despertado el interés de todos.

Pasaron unos minutos de expectativa, y la emoción era palpable, pero la telonera no salía al escenario. La gente empezaba a murmurar, sin entender muy bien qué pasaba. Entonces, uno de los miembros del staff de Airbag subió al escenario y tomó el micrófono, con un semblante serio.

—Buenas noches a todos —comenzó, haciendo una breve pausa para tomar aire y dejar que el estadio se calmara—. Sabemos que muchos de ustedes están esperando ver a Luz esta noche, pero lamentablemente queremos informarles que, por razones de salud, no va a poder presentarse. —El murmullo se extendió por toda la audiencia, y una mezcla de decepción y preocupación llenó el ambiente. Muchos se preguntaban qué podría haber pasado, otros sacaban el celular para buscar información, pero el miembro del staff continuó. —Estamos muy agradecidos por su comprensión y apoyo. Luz no está acá físicamente, pero sabemos que la están acompañando con todo su cariño. Les pedimos que le manden sus mejores deseos, y le demuestren el amor que sabemos que le tienen. Muchas gracias por entender. Ahora les pedimos un aplauso en su honor.

El aplauso no tardó en crecer, y poco a poco, el estadio entero se sumó a un aplauso profundo y sentido. Los fans de Airbag, de Lucía, y los curiosos se unieron en un único gesto de aliento hacia ella. Fue un momento único, donde todos parecían unidos en una sola energía.

Pasados unos minutos, las luces se apagaron de nuevo, y el estadio quedó en silencio. El ambiente estaba cargado de una emoción distinta; la ausencia de Lucía dejaba un hueco tangible. Justo entonces, las primeras notas de Airbag comenzaron a sonar, y Pato, Gastón y Guido subieron al escenario, recibiendo una ovación potente y cálida que resonó en todo el lugar. Sin embargo, sus rostros no podían ocultar la mezcla de emociones.

A medida que avanzaban con la primera canción, las luces titilaban en tonos intensos y eléctricos, pero había una melancolía sutil que se filtraba en cada nota. Guido, especialmente, parecía más entregado que nunca, como si cada palabra, cada acorde estuviera dedicado a Lucía, quien esa noche no podía estar junto a ellos.

—Buenas noches, México —Empezó a hablar Gastón con una voz cargada de sinceridad—. Hoy queremos compartir algo con ustedes.  Lu, nuestra telonera, nuestra amiga… nuestra familia, no pudo estar acá, como ya saben. Y créannos, la estamos extrañando tanto como ustedes.

La multitud se quedó en un silencio expectante, y entonces Pato tomó el micrófono, con una sonrisa nostálgica.
—No podría explicar con palabras la clase de persona que es Luz. —Pato sonrió, buscando las palabras—. Es la que siempre tiene algo para decir, algo con qué joder, la que nos hace reír aunque estemos todos cansados. Ponele, pienso en ella y es imposible no acordarme de la vez que, no nos dimos cuenta, y nos cambió la alarma de los teléfono para que suene a las cuatro de la mañana, y cuando nos despertamos, ella nos estaba esperando en el lobby con un café y la risa más malvada que haya visto en mi vida.

Las risas del público y de los mismos chicos llenaron el estadio, haciendo que la ausencia de Lucía se sintiera aún más cercana, como si estuviera entre ellos.

Gastón volvió a tomar el micrófono, mirando a sus hermanos antes de hablar: —Pero no es solo por sus bromas que la extrañamos. —Hizo una pausa, buscando las palabras—. Ella es la primera en recordarnos por qué hacemos esto. En esos días en los que todo se siente complicado, siempre tiene alguna frase para levantarnos. "No se hagan los vivos", nos dice, "esto lo hacen porque les gusta, y si no les gusta, díganmelo y yo me quedo en casa". —Su voz temblaba un poco, pero trataba de mantener la sonrisa—. Es la que nos hace acordar que todo esto vale la pena.