La noche en Montevideo se transformó en un escenario caótico cuando, de repente, un trueno desgarró el cielo. Lucía se despertó sobresaltada, escuchando cómo la lluvia caía con furia sobre el hotel, golpeando las ventanas como si quisiera atravesarlas. Los relámpagos iluminaban su habitación cada pocos segundos, y el estruendo de los truenos parecía acercarse cada vez más.
Lucía intentó cerrar los ojos, tratando de ignorar el miedo que sentía, pero no pudo. Desde chica, las tormentas siempre le habían generado esa sensación incómoda, y ahora, sola en la oscuridad del hotel, esa vieja ansiedad empezaba a crecer dentro suyo.
Después de unos minutos, incapaz de soportar más el miedo, se levantó de la cama y, sin pensar mucho en lo que hacía, salió de su habitación en dirección a la de Guido. Sabía que él era el único de la banda que había decidido quedarse en el hotel, y en ese momento, la idea de estar acompañada era lo único que la calmaba.
Tocó la puerta, esperando que no estuviera profundamente dormido, y al cabo de unos segundos, escuchó el sonido del picaporte girando. La puerta se abrió, revelando a Guido, descalzo y con una remera blanca arrugada. Su expresión somnolienta se desvaneció cuando la vio, y en su lugar apareció una mezcla de sorpresa y preocupación.
—Luz, ¿qué pasa? ¿Estás bien? —preguntó en voz baja, notando sus ojos algo vidriosos y el cabello despeinado por el sueño.
Lucía bajó la mirada, un poco avergonzada, y se pasó la mano por la nuca, sin saber bien cómo explicarle. Finalmente, se atrevió a mirarlo a los ojos.
—Es que… no podía dormir —dijo con sinceridad, sintiendo que no era necesario dar más detalles.
Guido entendió de inmediato. Su mirada se suavizó y, sin decir nada, se hizo a un lado, invitándola a entrar en la habitación. Lucía se dejó llevar, entrando en el espacio que, a pesar de estar casi a oscuras, se sentía cálido y seguro. Él cerró la puerta detrás de ella y se acercó, observándola con esa calma que siempre lograba transmitirle.
—¿Te dan miedo los truenos? —preguntó en voz baja, casi como un secreto entre ellos dos.
Lucía asintió, sintiéndose vulnerable, pero sin importarle.
—Sí, un poco —admitió, con una sonrisa nerviosa—. Desde siempre, en realidad. No sé por qué vine, pero… nada, pensé que ibas a estar despierto.
Guido sonrió, dándole una mirada comprensiva, y le hizo un gesto hacia la cama.
—No te preocupes. Podés quedarte todo el tiempo que necesites —le dijo.
Ella dudó un segundo, pero finalmente aceptó, sentándose en el borde de la cama mientras él agarraba una silla y se acomodaba frente a ella. La tormenta seguía rugiendo afuera, pero dentro de la habitación todo parecía detenido en un tiempo y espacio propio, casi aislado del caos exterior. Manteniendo la misma serenidad, Guido la miró un segundo más, como si estuviera debatiéndose entre quedarse en silencio o decir algo que no terminaba de encontrar palabras para expresar. Finalmente, se inclinó un poco hacia ella y, con un tono suave y casi vulnerable, le dijo:
—Sabés, Luz… me alegra que hayas venido.
Esa frase, tan simple y tan llena de significado, hizo que el corazón de Lucía latiera más rápido. A pesar de todas sus intenciones de mantener distancia, de tratarlo solo como alguien con quien compartía un proyecto, en ese instante sintió que todas sus defensas se venían abajo. Lo miró en silencio, sin poder decir nada, y sin pensarlo demasiado, dejó que su cabeza se apoyara en su hombro, buscando ese apoyo que tanto necesitaba. Guido no se movió, simplemente la dejó quedarse ahí, en un abrazo silencioso que, sin palabras, decía más de lo que ambos hubieran admitido hasta ese momento.
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Telonera | Guido Sardelli
Fanfiction𖤣𖥧𓂃✮ 𝗠𝗶 𝗠𝘂𝗻𝗱𝗼 : Guido ✮𓂃𖥧𖤣 -𝗗𝗼𝗻𝗱𝗲 Lucía está a punto de cumplir su sueño como telonera de Airbag. -𝗗𝗼𝗻𝗱𝗲 Guido descubre en ella algo que lo deja intrigado. 𝗔 𝗙𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗦𝘁𝗼𝗿𝘆 𝗼𝗳 𝗠𝘂𝘀𝗶𝗰 & 𝗟𝗼𝘃𝗲. ♪♪♪ Aviso...