Capítulo 14: Hacia la verdad

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La carta que había escrito para sus padres se mantenía oculta en su escritorio, como un secreto tangible que latía en su interior. Marco aún no sabía si estaba listo para enviarla, pero el simple hecho de verla allí, con sus pensamientos más íntimos, le daba una extraña mezcla de alivio y miedo. Cada vez que la miraba, sentía que estaba un poco más cerca de su propia verdad.

Esa semana, su actitud comenzó a cambiar . No era algo drástico ni evidente, pero él mismo notaba una leve seguridad que antes le faltaba. Empezaba a moverse por el campus sin la ansiedad que lo había acompañado durante tanto tiempo, sintiendo que, poco a poco, las opiniones de los demás perdían su poder sobre él.

Un día, en la cafetería de la universidad, mientras compartía el almuerzo con Adrián y Lucía, ella notó ese cambio.

—Tienes algo distinto, Marco. No sé qué es, pero se nota que estás más... relajado —comentó Lucía, sonriendo con aprobación.

Marco se encogió de hombros, tratando de restaurarle importancia, pero la verdad es que ella tenía razón. Después de escribir la carta, se sintió más en paz consigo mismo, aunque todavía no supiera cómo manejar todo lo demás.

—Puede ser —respondió, tratando de disimular su sonrisa—. Supongo que estoy empezando a aceptar que no puedo controlar lo que piensan los demás.

Adrián, sentado junto a él, lo observaba con una mirada tranquila, como si entendiera perfectamente lo que estaba sucediendo dentro de él. Tomó su mano bajo la mesa, en un gesto de apoyo silencioso, y Marco se sintió agradecido por tenerlo a su lado en ese proceso.

Al día siguiente , después de una clase especialmente intensa, Marco y Adrián decidieron dar un paseo por los jardines de la universidad. El sol de la tarde caía suavemente sobre ellos, creando un ambiente de calma que contrastaba con la tensión que había sentido en los días anteriores.

—Sabes, nunca me había sentido tan... yo mismo —admitió Marco, mirando el camino frente a ellos—. No sé si tiene sentido, pero siento que estoy empezando a encontrarme.

Adrián lo escuchaba con atención, su mirada llena de comprensión.

—Tiene mucho sentido, Marco. Has pasado por mucho, y estás siendo valiente al enfrentarlo. No tienes que apresurarte en tomar decisiones; este es tu proceso, y está bien hacerlo a tu ritmo.

Las palabras de Adrián lo reconfortaron profundamente, y Marco sintió que, tal vez, estaba más cerca de estar listo para hablar con su familia. Sabía que no sería fácil, que habría preguntas y, quizás, decepciones, pero ahora estaba seguro de que, al final, ser sincero con ellos sería la única forma de vivir plenamente.

Más tarde, esa noche , Marco recibió una llamada de su madre, quien le contó sobre un próximo viaje en familia al que querían invitarlo. La calidez en la voz de su madre y la naturalidad con la que lo incluía en sus planos le hicieron sentir una mezcla de nostalgia y miedo.

Después de colgar, se quedó en silencio, preguntándose si realmente podría compartir con ella lo que estaba viviendo. Sin embargo, en vez de llenar su mente de dudas, esta vez se sintió un poco más seguro. Sabía que el apoyo de Adrián y Lucía estaba a su lado, y esa idea le daba la fortaleza que necesitaba.

A la mañana siguiente, Marco tomó la carta de su escritorio y la guardó en su mochila, sin un plan concreto, pero sintiendo que el momento de la verdad estaba cada vez más cerca.

Entre susurros y miradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora