Capítulo 16

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"No hay nada más despreciable que el respeto basado en miedo"

-Albert Camus


Capítulo 16

Hablando de los miedos

Otra vez había huido. Se me estaba haciendo costumbre perderme por días después de haber pasado uno de los mejores momentos con Jake.

Habían pasado cuatro días desde que me había venido a ver. Sí hablábamos, pero eran pocos los mensajes míos. Tal vez, estaba siendo dura con él por mis miedos y no era justo, pero no podía evitarlo.

Cuando alguien esta una relación toxica, en donde lo único que ve es: malos tratos, humillaciones, desplantes, plantones, ese tipo de cosas. Era a lo que yo había estado acostumbrada todo ese tiempo.

Para mí era normal desaparecer, con John siempre lo hacía, bueno él lo hacía. Yo era la que pasaba pegada al celular esperando un simple mensaje. Hasta que se hizo rutinario no hablar por días y hacer como si nada.

Fue tanto todo eso, que deje de insistir. Deje de hacer ideas en la cabeza, que no eran ningunas ideas. Siempre acertaba. Siempre.

Pero luego de año y medio aprendí hacer eso: desaparecer y que a nadie le importara.

Pero con Jake no era así. A él sí que le importaba.

Cuando no respondía me llamaba y preguntaba si todo iba bien, si no me sentía mal, si estaba enferma, si necesitaba comer, ese tipo de cosas que antes no recibí. Él las hacía, si yo decía que tenía hambre, media hora después tocaban a mi puerta diciendo que él lo había mandado.

Si estaba enferma era lo mismo.

Todo con él era más. Todo con él era bueno. Todo era mágico.

Pero la magia se rompe, tarde o temprano se llega a romper. En este caso, debía se temprano antes de que uno de los dos salga herido.

Necesitaba hablar con alguien experto en esto. Alguien que me sepa guiar y que me escuche.

La lampara en mi cabeza se encendió, haciéndome recordar que Roxy me había dado su número. Ella había dicho que era psicóloga, tal vez pueda ayudarme. Sí, ella me ayudaría.

Busque el número en el cajón donde guardaba todo, el papel amarillo se hizo presencia. Lo agarre y teclee.

Un tono. Dos tonos. Tres tonos.

-¿Hola? -respondió a través de la línea.

-Hola, Roxy. Te llama Leah, ¿te acuerdas de mí?

Las manos empezaron a sudarme de los nervios. Pero ya estaba hecho solo tenía que esperar que reaccionara bien y que no la haya agarrado en apuros.

-Ah, hola, Leah. Sí que me acuerdo de ti, ¿Qué tal? ¿todo bien?

Bueno, buen punto. No parecía agobiada.

Vamos bien.

-Sí, sí, todo bien. ¿Estás ocupada?

-Eh, no, en estos momentos no mucho. ¿Por qué? -la confusión en su voz se hizo presente, pero sonaba igual de alegre.

Solo dilo, Leah. Sin más. Sin miedo. Ella no es mala y además te dijo que la llamaras si necesitabas ayuda.

-Es que... no sé si podría hablar contigo. Recuerdo que me dijiste que eras psicóloga, ¿no?

Un desastre temporal (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora