Capítulo 17

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"Creo que todos tenemos empatía. Puede que no tengamos el suficiente coraje para mostrarlo"

-Maya Angelou 


Capítulo 17

Dewei 

Dewei me ayudo a levantarme con delicadeza. No sé cuánto tiempo había pasado, pero estaba segura de que me había desmayado y no era por desangrarme, al contrario, esto me ocurría muy a menudo.

Sentía que todo seguía girando, todo se movía a mi alrededor. Sentía que me caía, pero los brazos de Dewei me rodearon para mantenerme firme. Me apoye de él sin poder resistirme.

-¿Te encuentras mejor? -preguntó sin soltarme. El ligero brillo de preocupación en sus ojos no me pasó desapercibido, uno que nunca imagine ver en hacía mí.

De cualquier persona menos de él. Tal vez, lo estaba juzgando, pero es que era increíble. ¿Qué hacía él aquí? Y la más importante, ¿Qué me hubiera pasado si él no llegaba?

-Estoy... estoy bien -trate de asegurar, pero estaba muy lejos de serlo. No estaba bien en lo absoluto.

Pero Dewei no pareció convencido. Sus ojos recorrieron mi rostro, su vista se fijó en mi labio y en mi mejilla izquierda. Vi como su mandíbula se contrajo.

-No se ve bien, nada bien -murmuro para sí mismo.

La intensidad de su expresión deja ver que parecía tener una batalla interna consigo mismo. No lo entendía. En lo absoluto.

Me deje guiar por él, pasamos por unas calles pequeñas, donde la luz era tenue y el ruido de la cuidad era escaso y todo parecía lejano. Cada paso era una batalla interna, me dolía la cabeza horrible. El golpe fue muy fuerte porque el dolor era tan intenso que me costaba estar de pie.

Luego de un largo trayecto nos detuvimos en una pequeña cafetería que parecía estar a punto de cerrar. Dewei se acercó hablar con la que parecía ser la dueña del lugar, una señora mayor, con leves arrugas en sus ojos.

Ella poso sus ojos en mí y me vio con preocupación y un poco de ¿lastima? Podría ser, no la culpaba. Asintió y nos dejó pasar para cerrar tras consigo la puerta. Nos condujo a unas mesas del fondo del salón y luego se alejó dejándonos a solas.

Dewei me dejo caer suavemente en la silla y él tomo asiento a mi frente. Mi cuerpo estaba tenso, como si el miedo de la situación anterior se negaba a dejarme.

Se cruzo de brazos sobre la mesa y nos quedamos así, sumido en el silencio que ninguno se negó a romper.

Pero necesita preguntárselo porque si no lo hacía me iba a matar la cabeza con eso.

-¿Por qué me ayudaste? -rompió el largo silencio. Alzo su vista y frunció el entrecejo ligeramente. -Yo... pensé que te caía mal.

Hubo un silencio extenso, pensé que no respondería. Paso su mano por su cabellera desordenándola y me pareció ver un nerviosismo en él.

-Pensar eso de mí... tiene un poco de sentido -admitió, son una leve sonrisa y mi asombro no le pasó desapercibido -. Pero hay cosas que no soporto, tengo mis límites y ver que alguien lastima a otra es uno de ellos. Especialmente...

Se corto a sí mismo, no pude evitar mirarlo un tanto sorprendida. Había sinceridad en cada una de sus palabras, hablaba muy enserio. Quizá su frialdad y sus aires de mal humor no eran lo que yo había creído siempre.

Un desastre temporal (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora