Mi Amiga La Del Sex-Shop

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El otro día salí a correr por un parque que está cercano a mi casa, la mañana era agradable y era común ver a muchas personas haciendo ejercicio ya que era un lugar perfecto para ello.

Al poco tiempo, ya que había dado alrededor de cinco vueltas al parque, me detuve a descansar en una banca y ahí que quedé mirando al resto de las personas que pasaban por el lugar. como llevaba puestos unos lentes oscuros, me deleitaba la vista viendo a las chicas que pasaban enfundadas en sus trajes deportivos, algunas de ellas destacando fuertemente sus atributos físicos.

De repente, oí que me llamaban, volteé y vi a una chica rubia no muy alta pero con un cuerpo fantástico, ella me llamó por mi nombre pero no la ubicaba, aunque se me hacía conocida.

-Hola, eres Ivanna, ¿no?, espero que te acuerdes de mí, soy Silvia estuvimos juntas en la secundaria.

Ese comentario me refrescó la memoria, sí la conocía pero la Silvia que yo recordaba era más bien gordita, aunque con una cara muy linda.

-Sí, creo que sé quién eres, pero en la secundaria no estabas así., le dije.

Ambas nos saludamos y ella se sentó a platicar conmigo.

Me contó que había terminado de estudiar pero que con sus ahorros los invirtió en un comercio, y dijo que era muy agradable el ambiente ahí además de que iba muy bien. en cuanto a su gordura, me dijo que se sometió a dietas y a hacer ejercicio diariamente y le ha dado buenos resultados.

-Sí, ya veo que sí da resultados, estás buenísima, le dije.

Ella me agradeció el comentario y la verdad es que se me antojó tenerla en mi cama para darle una buena cogida pero por supuesto que ella ignoraba que me gustaban las chicas.

Silvia me invitó a comer para seguir platicando pero le dije que no podía puesto que tenía varios pendientes que hacer, por lo que me dio su número de celular y de su oficina para hablarnos, y yo le dí el mío.

Se despidió y la vi desaparecer a lo lejos, la verdad es que nunca pensé que una gordita como ella se pudiera formar un cuerpazo como el que tenía.

Regresé a casa y la idea de acostarme con Silvia no se me quitaba de la cabeza, de hecho me di un baño y aproveché para masturbarme con un pene artificial, pero me di cuenta de que estaba en mal estado ya que desde que habíamos ido al campamento, las chicas no le dieron el uso y el cuidado adecuado, por lo que tuve que usar mis dedos para satisfacerme a mí misma, pero fue igual de gratificante el orgasmo.

Pasó la mañana y parte de la tarde y me encontraba aburrida en casa, ninguna de mis amigas estaba disponible para siquiera charlar, menos para coger, por lo que me acordé de Silvia y decidí hablarle para ver si nos podíamos encontrar y recordar viejos tiempos escolares.

Ella me contestó y le dio mucho gusto que le hablara, le comenté que tenía la tarde libre pero ella me dijo que estaba algo ocupada en su trabajo que mejor nos viéramos a la noche, quedamos a las siete de la tarde y en su negocio, acepté y me dio la dirección.

Me volví a bañar aunque no aproveché para masturbarme, ya que tenía un poco de prisa, me arreglé y salí hacia el negocio de Silvia.

En el camino me acordé que tenía que comprar un nuevo consolador porque el que tenía no me servía, pero lo dejé para después ya que no tenía en la bolsa dinero suficiente como para ir a una sex-shop (la única que conocía en la ciudad).

Cuando llegué a la dirección señalada, me sorprendió ver ¡que era precisamente una sex-shop!, una que no conocía y aunque al principio dudé que éste fuera el negocio de Silvia, pero los nombres de las calles coincidían al igual que el número del local con los datos que Silvia me dio.

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