Para los que no me conozcan, me llamó Ivanna, tengo 22 años, soy de piel apiñonada bronceada, peso 56 kg, mido 1,70 y mis medidas son 93-60-90 además trabajo medio tiempo de monitora de aerobics y fitness. Aparte de mi trabajo en el Hospital.
Llevo una vida de lujuria y placer.
Me encanta tocarme y portarme mal.
Si alguien me gusta, me acuesto con esa persona, ya sean chicas o chicos.Era una mañana de Sabado tranquila en el gimnasio, y yo iba vestida como siempre, con un top de color rosa y unas mallas de color negro, súper ceñidas. Cuando mi jefe me mandó llamar para que fuese a su oficina.
Mi jefe y yo ya habíamos follado ya en varias ocasiones, e incluso me había pedido salir varias veces, pero siempre había conseguido rechazarlo sin mayores problemas, a cambio de tener sexo con el de manera esporádica.
Cuando entre en su oficina me sorprendió el que no estuviese solo, estaba hablando con un hombre alto y muy fornido, más o menos de mi edad.
-Pasa, pasa, Ivanna. Te presento a Rubén- dijo mi jefe.
Nos saludamos y nos dimos dos besos en el cachete.
-No te exagerabas cuando decías que era un mujeron- dijo Rubén.
Yo estaba un poco cohibida porque no sabía muy bien de que iba el asunto.
-Mira Ivanna, Rubén es un actor porno amateur. Él y yo somos muy buenos amigos, y ya hace tiempo le hablé de ti y de tus habilidades. Así que se moría de ganas de conocerte. – Me conto mi jefe.
-Si realmente eres tan buena como guapa, serías una mina de oro en este mundillo. – dijo mirándome fijamente Rubén.
-Ah… gracias. Bueno en cuanto a mis habilidades, nadie se ha quejado todavía- dije segura de mí.
-Bueno eso está muy bien, pero comprende que deba ser yo quien las ponga a prueba. -dijo sacándose una enorme polla.
Había visto muchas pollas en mi vida, pero ninguna como esa, no solo era larga (unos 22 centímetros más o menos), sino que era muy gruesa y con unas enormes venas que la recorrían.
-¡Joder!, menuda polla. – exclamé en voz alta sin darme cuenta.
Él sonrió y se acercó a mí con aquel monstruo colgando. Me agarro por la cintura y me pego a él. para acto seguido metio su lengua hasta mi garganta, mientras con sus enormes manos me subía el top y liberaba mis tetas.
-Qué maravilla de tetas tienes. Me encantan. – dijo mientras lamia y mordisqueaba mis pezones erectos.
Yo me estaba poniendo súper cachonda. Me sentía tan vulnerable y tan pequeña, ante aquellos brazos y manos, que hacían que me estuviese empapando.
-Vamos agáchate y demuéstrame que sabes hacer con esas maravillosas tetas. – dijo mientras me empujaba de los hombros hacía abajo.
Me terminé de quitar el top y me escupí en las manos, para pajear y lubricar aquel monstruo.
Comencé a lamer y chupar aquella polla, dejando caer mis babas sobre mis pechos. Para acto seguido ponerla entre mis tetas y comenzar a pajearle fuertemente con ellas.
Mis tetas estaban empapadas de presemen y mis babas, y aquella polla dejaba pequeñas mis tetas, así que tenía que usar también mi boca.
-Joder, vaya tetas tienes perra. – exclamó Rubén.
Mientras yo seguía a lo mío, apretando mis pechos contra aquella magnifica polla, y lamiendo su capullo cuando pasaba a través de mi canalillo.
-A que es buena ¿Eh? -pregunto mi jefe.