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Actualidad

El sol estaba en su punto más alto, irradiando un calor intenso que se arremolinaba en el lugar. A pesar de las ráfagas ocasionales de aire fresco que pasaban, el calor volvía rápidamente, envolviendo todo a su alrededor. Los árboles, altos y majestuosos, se movían tranquilamente con el viento, sus hojas susurrando en un lenguaje antiguo y calmante.

El cielo era de un azul profundo, sin una sola nube que ofreciera alivio del sol abrasador. Los rayos del sol se filtraban a través del follaje, creando patrones de luz y sombra en el suelo del bosque. El calor era casi tangible, como una manta pesada que cubría el paisaje.

A lo lejos, se podía escuchar el canto de los pájaros, sus melodías mezclándose con el sonido del viento que pasaba entre las ramas. El aire estaba cargado con el aroma terroso de la vegetación y el dulce perfume de las flores silvestres que crecían a lo largo del sendero.

Los estudiantes, sudando bajo el calor implacable, continuaban su camino. Cada paso levantaba pequeñas nubes de polvo que se asentaban rápidamente en el suelo seco.

Cuatro estudiantes caminaban por un sendero que los llevaría a un espacio donde entrenar.

—¡Qué calor!—se quejó la joven de lentes, irritada por la temperatura. A su lado, un alfa tímido caminaba en silencio, sin saber exactamente a dónde se dirigían. Apenas había llegado hace unas horas y se sentía perdido entre sus compañeros; Un panda, una omega testaruda, y un omega que no hablaba.

El panda, con su imponente figura, caminaba con pasos firmes, observando el entorno acostumbrado. La omega testaruda, con una expresión enojada, lideraba el grupo, mientras que el omega silencioso mantenía una distancia prudente, observando todo con ojos atentos pero sin decir una palabra.

El alfa, sintiéndose fuera de lugar, intentaba seguir el ritmo del grupo. No sabía qué esperar de este nuevo entorno ni cómo encajar con sus compañeros tan diversos. El sendero serpenteaba a traves de algunos arboles, donde los rayos del sol se filtraban entre las hojas, creando un juego de luces y sombras en el suelo.

A medida que avanzaban, el sonido de sus pasos se mezclaba con el susurro del viento y el canto de los pájaros. El ambiente era tranquilo, casi mágico, pero el alfa no podía evitar sentirse ansioso.

—¿A dónde vamos?—Preguntó Yuta, nervioso, mientras miraba a su alrededor con inquietud.

—¡Al infierno!—Respondió la chica molesta, con una expresión de fastidio en su rostro. Panda, que estaba cerca, se rió burlonamente y decidió intervenir.

—¡JIJII!.Está molesta porque hoy hace mucho calor, mi querido Yuta,-dijo Panda, abrazando al joven alfa con una sonrisa. Yuta, aunque aún nervioso, no pudo evitar sonreír ante el comentario.

—¡No es cierto!—se quejó la Omega, cruzando los brazos con frustración.

—Está en sus días—añadió Panda con una sonrisa traviesa.

—¡Uh! ¡Ya cállate!—gritó Maki, claramente irritada, pero su compañero no dejó de molestarla.

—Y hoy toca entrenamiento con el maestro Geto—dijo Panda, alzando su mano y pasándola frente a la cara de Yuta, como si estuviera presentando algo grandioso. Sus ojos brillaban con entusiasmo, y Yuta lo miró expectante, con asombro.

𝐿𝑎𝑧𝑜//𝑆𝑎𝑡𝑜𝑆𝑢𝑔𝑢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora