Me senté en la cama y me levanté unas siete veces. Eso no era propio de mí. ¿Cómo podía estar tan nervioso solo por la idea de haber cometido un error cuando agarré al rubio estúpido? Y, en primer lugar: ¿Por qué había agarrado al rubio estúpido? ¿Por qué me había mosqueado tanto con él?
Sinceramente me daba igual que se hubiera equivocado y hubiera entrado por error en mi habitación. Pero en algún momento, cuando el supuesto "Rodrigo" dijo algo mi mente pulso el botón de "enfado".
Y sabía perfectamente en que momento me cabreé.
De repente entró un hombre en la habitación. Era moreno y tenía una cara de amargado que solo quería salir del trabajo tremenda. Llevaba esa escalofriante ropa blanca, por lo que sin duda era un enfermero. Me miró de arriba a abajo sin disimular y alzando las cejas dijo:
—Acompáñame. Vas a trasladarte a otra habitación para dejar a la paciente sola, ya que dentro de muy poco podrás irte de aquí, aunque ya te digo que te olvides del trabajo por un tiempo.
El enfermero comenzó a caminar fuera de la habitación. Al escuchar esas palabras, yo me quedé completamente teso en el sitio, sin mover ni un solo músculo.
El hombre se paró y abrió mucho los ojos.
—¿A qué se supone que estás esperando? —preguntó fríamente.
—No voy a dejar aquí a mi hermana —respondí, negándome a moverme.
El hombre cerro los puños, como si estuviera reprimiéndose para no darme un bofetón,. Era bastante probable.
—Siento decírtelo, pero no va a venir ningún lobo feroz a merendarse a tu hermanita —comentó en tono sarcástico.
En ese momento era yo quién tenía que apretar los puños para no matarlo a puñetazos.
En vez de eso, me quedé todavía más quieto, si eso era posible, incluso aguantando el máximo tiempo posible sin respirar y sin pestañear.
E enfermero me observó durante unos segundos antes de largarse. Me quedé sin saber que hacer. Dudo mucho que quisiera que yo me saliera con la mía. No tuve que pensarlo mucho tiempo, porque unos minutos después apareció Martina, la médica implacable, resolviendo mis dudas.
Me retó con la mirada antes de empezar a hablar.
—William Wootman —empezó.
Apreté la mandíbula, pero no respondí.
Martina suspiró.
—Debes dejar a tu hermana e irte a casa, William —dijo, aunque no era nada nuevo.
No moví ni un solo músculo.
YOU ARE READING
El chico salido de tu historia
RomanceDafne es una escritora que no gana mucho dinero, pero un día, en un evento organizado por su hermano, conoce a alguien que puede cambiar todo. ¿Pero una chica antisocial como ella conseguirá enamorarlo? Y... ¿Podrá descubrir todos los oscuros secre...