En un libro puede haber dos tipos de personajes masculinos: El que vé una mujer un día en el bar y ya se puede ver la historia de amor en sus ojos. Y no pierde un segundo en lanzarse a invitarle a una copa.
Luego está el hombre que se vuelve a encontrar veinte veces con la misma mujer en el bar y no ocurre nada. Ahí hay dos opciones: Se hacen amigos y luego al final del libro se enamoran o cuando se le ocurre ir a tomar algo con su amigo este le comenta algo sobre la mujer que él ya ha visto un montón de veces y algo hace "click" en su cabeza.
Después puedes encontrarte el chico empollón que resulta ser el ser más bello del mundo. Y tantos otos clichés.
Pero por encima de todo haya un tipo de amor muy común:
El chico que ni siquiera parpadearía si lo estuviesen apuntando con una pistola decide meter a una chica en un coche, lo estampa, acaban en un hospital y allí intenta besarla.
En un primero momento parece un secuestro. Luego, cuando lo lees, te das cuenta de que es una simple estupidez, un acto de irracionalidad.
Pero, en ese momento, cuando tú lo estas viviendo, cuando lo tienes cara a cara, lo único que se te ocurre es seguir con la locura y besarlo.
O casi besarlo.
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Yo también cerré los ojos mientras acercaba lentamente los labios. Esta era una de las pocas veces en las que era mejor no razonar. Sabía que después la cosa sería incómoda, y que no sabría donde meterme ni que decir. Pero hay veces en las que necesitaba actuar y luego pensar.
Nuestros labios estaban a milímetros de distancia. Entonces, me moví un poco y...
—¡William!
La puerta se abrió de repente y allí aparecieron dos chicos con los ojos brillantes. Salté hacia atrás rápidamente con el corazón dado un vuelco. William solo se separó un poco, por lo que parecía un poco en shock.
Los dos chicos nos miraron primero a mí y luego al pelinegro, así unas cuantas veces, seguramente intentando encontrar alguna explicación de por qué estábamos los dos juntos en la misma habitación y yo había pegado un salto hacia atrás como si hubiera visto un dinosaurio aparecer por la puerta. Menos mal que no mee pegué contra la pared, porque mi orgullo ya estaba en el subsuelo.
El primer chico llevaba un mono vaquero con una camiseta de rayas verde y blanca. Le quedaba muy bien, con el pelo naranja oscuro, y parecía un personaje de cómic.
El otro tenía puesto un pantalón azul claro y una sudadera con capucha de color gris.
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El chico salido de tu historia
RomanceDafne es una escritora que no gana mucho dinero, pero un día, en un evento organizado por su hermano, conoce a alguien que puede cambiar todo. ¿Pero una chica antisocial como ella conseguirá enamorarlo? Y... ¿Podrá descubrir todos los oscuros secre...