Tan cerca

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  Avanzaron con cierta cautela, no le temían a lo desconocido, pero comprendían que el saber representaba una ventaja necesaria para evitar pérdidas estúpidas.

  —Prepárense —dijo Dolib—, algo se acerca.

Se detuvieron en el acto, como si el tiempo hubiera congelado su aliento. Sus extremidades, ya rígidas por la tensión acumulada, se tornaron aún más firmes, como el acero preparado para la batalla. Adoptaron una posición defensiva, hábilmente dispuestos para impedir que la criatura pudiera abrir una grieta en su sólida formación. Hombro con hombro, resistieron la embestida del podrido, una entidad monstruosa que, a pesar de su apariencia descompuesta, poseía una fuerza abrumadora, mucho más de lo que la vista podía inferir. Pero no se estaba enfrentando a los no-esclavos, no, ahora el combate era en contra de Los Sabuesos, el primer escuadrón de élite del soberano de Tanyer, sus más leales y poderosos hombres, o eso era lo que les gustaba mencionar. Empujaron a la horripilante criatura, desatando una lluvia de certeros estoques que atravesaron la carne descompuesta, una aniquilación completa.

  —Sorprendente —dijo Zinon con sincera fascinación.

Todos los pertenecientes al sindicato compartieron su expresión, aunque probablemente se debía a la ilusión en sus mentes, que a las imágenes que sus ojos les habían entregado, ya que, muy pocos lograron observar lo sucedido.

Dolib se colocó en cuclillas ante el cuerpo decapitado de la criatura humanoide, apestaba a algo demasiado horrible, pero eso no impidió estudiarlo con ligereza. El aroma penetrante se tornó cada vez más difícil de soportar. Finalmente, incapaz de resistir más, decidió regresar a la formación, tomando la firme determinación de reanudar el avance.

  —Tratar el cuello como objetivo primordial —dijo con una voz clara para todo el grupo—, parece tener menor protección.

Los Sabuesos asintieron en sincronía.

Sus pasos fueron ganando velocidad, la acción de haber acabado con uno de esos comecadáveres les entregaba cierta confianza en el proseguir, sintiendo que podrían terminar la misión mucho antes de lo planeado.

  —¡Se aproxima otro!

Como una repetición de la batalla anterior, dieron fin a la presencia del podrido, pero esta vez el desenlace fue diferente, más refinado. Lo hicieron con una notable tasa de éxito, desplegando ataques más certeros y coordinados, y cuidando que cada ataque fuera bloqueado con maestría para evitar daño innecesario.

Ita, que avanzaba en la retaguardia del segundo pelotón, sintió un profundo alivio al escuchar los ecos de los comentarios sobre lo acontecido. Sin embargo, en su pecho surgía también una punzante envidia, causada por la fuerza y habilidad demostrada, sintiendo que nunca podría llegar a compararse a tales hombres.

  —Se lo dije, señor Korgan, los soldados del Barlok son... temibles. —Dejó ir sus malos pensamientos en un largo suspiró. Aligeró el puño, no podía comprometerse a ideas extrañas mientras estuviera en una misión de la que dependía su futuro.

El Antar asintió, estaba excitado, y sus extremidades reaccionaban en consecuencia. Ese talento o don que los caracterizaba le gritaba que estaba más cerca que nunca. Pronto llegaría al corazón de la montaña; sería el primero en generaciones en volver a observarla. Le traería prestigio a su clan y a su montaña, y, sobre todo, se haría merecedor de la atención de su Prim Dono, un honor por el que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso mancharse las manos con sangre.

Los Sabuesos se deslizaban en perfecta armonía, como una sola entidad, por el angosto pasillo rocoso. El ambiente se tornaba más denso entra más se adentraban, como si un oscuro manto se colocara sobre sus hombros. Sus pasos, sigilosos y decididos, resonaban suavemente contra la dureza del terreno, mientras sus afilados sentidos permanecían alerta a cualquier indicio de movimiento que pudiese surgir de la profunda oscuridad.

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⏰ Última actualización: Nov 17 ⏰

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El diario de un tirano Vol. IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora