Capítulo 36

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La opulenta fiesta de negocios bullía de vida, un hervidero de trajes impecables y conversaciones aderezadas con ambiciones. Jungkook y Taehyung, una pareja que desafiaba los estándares sociales, se encontraban allí, rodeados de un mundo que a menudo los juzgaba.

Taehyung, con su embarazo avanzado, irradiaba una belleza serena que contrastaría con la tormenta que se avecinaba. A medida que las felicitaciones por su futuro hijo llegaban, una sensación de vulnerabilidad se mezclaba con su orgullo. Las preguntas sobre el tamaño de su vientre y las comparaciones con embarazos anteriores le recordaban la constante atención que su vida privada generaba.

—Y, ¿cuántos meses tienes? —preguntó una de las esposas, con una mezcla de curiosidad y asombro.

—Cinco meses. Los acabo de cumplir hace una semana —respondió Taehyung, acariciando su creciente vientre.

—¡Qué maravilla! Cuando yo estaba embarazada, mi barriga no se notaba tanto. Seguro que solo es uno, ¿verdad? —inquirió otra mujer, acercándose para examinarlo con más detalle.

—Sí, es solo un niño. Quizás porque es mi segundo embarazo, se nota más rápido. —Taehyung sonrió, disfrutando de la atención.

—¡Qué suerte tienes! Casarte con Jeon, el hombre más rico del mundo... Tus hijos son unos afortunados. —La mujer brindó con su copa.

—El destino nos unió. Amo a Jungkook y no estoy con él por dinero, aunque sé que muchos piensan eso. Mis hijos y yo somos muy felices a su lado. Jungkook es un hombre maravilloso. —Taehyung respondió con firmeza, sin dejarse intimidar por las insinuaciones.

Las mujeres intercambiaron miradas incómodas. Sus comentarios habían sido malintencionados, pero Taehyung los había contrarrestado con elegancia y seguridad.

—Y los Park, ¿crees que vendrán? —preguntó una de ellas, cambiando de tema.

Taehyung se tensó ligeramente al escuchar el nombre de su antigua familia.

—No lo creo. Ya no son nadie en la alta sociedad, así que no se atreverían a venir a un evento como este. —Su voz era fría y distante.

—Cierto, menos ahora que el hermano de tu esposo es una figura tan importante. Imagino que será bastante incómodo para ellos, ¿no crees, señora Jeon? —La mujer sonrió con sorna.

—Por supuesto. Mi esposo es el hombre más importante aquí, y eso me convierte en su esposa. No tengo nada que temer. —Taehyung respondió con una sonrisa triunfante.

Las mujeres se quedaron sin palabras. No esperaban tal respuesta. En ese momento, Jungkook se acercó a ellos, rodeando a Taehyung con un brazo y posando una mano sobre su vientre.

—Mi amor, ¿qué te dicen estas damas? —preguntó Jungkook, besando suavemente la mejilla de Taehyung.

—Solo chismes sin importancia, mi querido. —Taehyung sonrió, sintiendo el calor de la mano de Jungkook en su vientre.

La escena era perfecta. Jungkook, el hombre más rico y poderoso del mundo, demostrando su amor y apoyo incondicional a Taehyung, un doncel que había dejado atrás una vida llena de humillaciones y ahora disfrutaba de una felicidad inimaginable. Las mujeres presentes no pudieron evitar sentir una punzada de envidia.

Un murmullo creciente se propagó por la elegante sala, interrumpiendo las conversaciones y atrayendo todas las miradas hacia la entrada. Los Park, en toda su ostentación, hacían su aparición, como si nada hubiera cambiado. La indignación era palpable en el ambiente.

—¡No puedo creer que hayan venido! —exclamó una mujer con voz estridente, su rostro contorsionado por la sorpresa y el disgusto.

Los recién llegados avanzaron entre la multitud, con una arrogancia que contradecía su reciente caída en desgracia. Soonbi, el hermano de Taehyung y ahora esposo de su expareja, iba del brazo de Bogum, su mirada fija y desafiante. Taehyung, sintiendo las primeras punzadas de las náuseas que siempre le provocaban las emociones fuertes, se aferró a la mano de Jungkook, su refugio en medio de aquella tormenta.

—Es un placer volver a verlos —saludó Soonbi con una sonrisa falsa, su voz impregnada de veneno.

—La lástima es que nosotros no podemos decir lo mismo —respondió Jungkook con firmeza, su tono dejando claro que estaba al tanto de las maquinaciones de los Park.

—Oh, pero nos verán mucho en el futuro —replicó Bogum, imitando la arrogancia de su esposa.

Taehyung, incapaz de contenerse, intervino: —¿Cómo lograron entrar? Esta fiesta es exclusiva para personas con un cierto estatus social, y ustedes... bueno, ustedes ya saben.

Soonbi y Bogum intercambiaron una mirada triunfante. —Algunos privilegios nunca se pierden del todo, ¿no crees, Taehyung? —respondió Soonbi con una risita burlona.

Jungkook apretó la mano de Taehyung, transmitiéndole todo su apoyo. Sabía que aquellos encuentros eran difíciles para su esposo, pero también sabía que Taehyung era mucho más fuerte de lo que parecía.

La tensión en la sala era palpable. Los invitados cuchicheaban entre sí, sus ojos fijos en los recién llegados. Algunos mostraban abierta hostilidad, mientras que otros simplemente observaban con curiosidad, preguntándose qué nuevas intrigas se desatarían aquella noche.

—Es cierto, pero lastimosamente ya ustedes no poseen eso,—respondió Taehyung con una sonrisa burlona en su rostro.

La presencia de aquellos dos no le hacía sentir muy bien del todo, pero aún así, Jungkook estaba a su lado y con él podría superar cualquier obstáculo.

—A diferencia de ti, nosotros, aunque hemos caído, no nos dan la espalda. En cambio a ti, tuviste que casarte con el hombre más importante y hasta parirle para que pudieran notarte,— dijo Bogum, con rabia. Sin embargo, un puñetazo certero de Jungkook lo hizo caer al suelo, callando sus palabras.

Todos en la elegante cena de negocios quedaron atónitos ante la escena, incluyendo a Taehyung y Soonbi. Esta última se apresuró a socorrer a su esposo, pero nadie más se atrevió a intervenir. Jungkook, con su mirada fría y dominante, había impuesto su autoridad.

—La próxima vez te mato, pero tengo mejores planes para ti. Desearás no haber nacido, maldita escoria,— escupió Jungkook con desagrado, mientras su ira se hacía evidente en su rostro.

—¡Cómo te atreves a golpear a mi esposo! ¿Acaso no sabes quiénes somos? ¡Solo por el estúpido de mi hermano te empeñas en arruinar nuestras vidas! ¡TODOS AQUÍ SON UNOS HIPÓCRITAS!— gritó Soonbi, su voz resonando en el lujoso salón.

—A ti si no te he matado es porque eres hermano de mi esposo, pero eso no te librará de hacerte pagar todo lo que le has hecho a él y a mis hijos,—dijo Jungkook mientras se limpiaba las manos como si hubiera tocado algo sucio. —Se arrepentirán de todo esto,– amenazó Bogum, intentando recomponerse.

—Hay algo que siempre digo: todo lo que haces en la vida se te devuelve,— respondió Jungkook con una sonrisa de superioridad. Haciendo una seña a los guardias, ordenó: —Quiero que saquen a estas basuras de aquí".

—¡No! ¡No pueden hacernos esto!— gritó Soonbi mientras era arrastrada por los guardias. —¡Malditos traidores!— vociferó Bogum, siendo llevado de la misma manera.

Los guardias los empujaron hacia afuera, donde los flashes de las cámaras captaron la humillante escena. Para rematar, les lanzaron un cubo de agua sucia.

—Este fue tu plan desde el principio, ¿cierto?— preguntó Taehyung a su esposo, sin inmutarse ante las miradas de los presentes.

—Sí, de la misma manera que ellos te lo hicieron a ti, pero ahora no estás solo, mi amor,—respondió Jungkook, besando suavemente la frente de Taehyung. Su mano acarició el vientre ligeramente abultado de su esposo, recordándoles a todos la nueva vida que creaban juntos.

Los murmullos y las risas de los invitados se desvanecieron ante la demostración de amor y fuerza de la pareja. Jungkook y Taehyung se habían convertido en el centro de atención, no por un escándalo, sino por su valentía y su capacidad para enfrentar a sus enemigos.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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