Capítulo: La Decisión de Actuar

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Después de la intervención del pequeño Lucas, la relación entre Jack y Kleiver se volvió más sólida. Pasaban más tiempo juntos, disfrutando de las pequeñas cosas de la vida. Sin embargo, la sombra de Sofía seguía acechando, y aunque intentaban ignorarla, la constante sensación de ser observados se hizo cada vez más palpable.

Era una tarde soleada, y Jack y Kleiver decidieron salir a caminar por el parque. Rieron y charlaron mientras disfrutaban de la compañía del otro, pero Kleiver no podía evitar sentir que alguien los seguía. Cuando miraba por encima del hombro, a menudo encontraba a Sofía a lo lejos, observándolos con una expresión que oscilaba entre la ira y la frustración.

“¿Te sientes bien?”, preguntó Jack, notando que Kleiver parecía distraído. “Sí, solo... creo que Sofía está cerca otra vez”, respondió Kleiver, frunciendo el ceño. Jack miró a su alrededor, y aunque Sofía estaba a cierta distancia, su presencia era inconfundible. “No dejes que te afecte. Estamos juntos, y eso es lo que importa”, dijo Jack, intentando aliviar la tensión.

Sin embargo, Kleiver no podía sacudirse la sensación de incomodidad. “No puedo evitarlo. Ha hecho cosas horribles, y si no hacemos algo, podría hacer algo peor”, dijo, su voz cargada de preocupación. Jack asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. “Tienes razón. No podemos permitir que siga acosándonos”.

Esa noche, mientras estaban en el apartamento de Kleiver, él decidió que era hora de tomar cartas en el asunto. “Voy a reunir pruebas de todo lo que ha hecho. La llamada falsa, el acoso, lo que le hizo a Jack... necesitamos demostrar que es un peligro”, afirmó firmemente. Jack lo miró con admiración, sintiendo que la determinación de Kleiver era admirable. “¿Cómo planeas hacerlo?”, preguntó.

Kleiver se tomó un momento para pensar. “Voy a hablar con Lucas y preguntarle si Sofía le dijo algo más. También puedo hablar con algunos amigos que estaban con nosotros en el bar cuando pasó lo de la llamada. Necesito evidencia que respalde lo que ha estado haciendo”. Jack sintió que el corazón le latía con fuerza; estaba de acuerdo en que era necesario actuar.

Al día siguiente, Kleiver se reunió con Lucas y le preguntó sobre su conversación con Sofía. “¿Te dijo algo más sobre Jack?”, inquirió. El pequeño frunció el ceño, recordando la conversación. “Solo me dijo que no debía confiar en él. Pero ahora que lo pienso, Sofía nunca estuvo muy feliz por cómo te llevas con Jack”, dijo Lucas, sintiéndose algo culpable por haber creído en ella.

“Gracias, Lucas. Eso es muy útil”, respondió Kleiver, sintiendo que cada pequeño detalle contaba. Luego, se reunió con algunos amigos que estaban presentes durante la llamada falsa. Recordaron cómo Sofía había estado espiando a Jack y a Kleiver, y cómo su comportamiento había sido extraño y posesivo.

Pero lo más impactante fue cuando uno de sus amigos recordó el incidente en la fiesta. “Sofía le dio algo a Jack esa noche, y él no estaba en sus cabales. No sé exactamente qué era, pero se notaba que estaba drogado. Recuerdo que parecía confundido y vulnerable”, relató, y Kleiver sintió que el estómago se le revolvía. Esa revelación era un punto clave que necesitaban incluir.

Con cada conversación, Kleiver comenzó a acumular un dossier de pruebas. Mensajes de texto, testimonios de amigos y cualquier detalle que pudiera respaldar sus afirmaciones sobre Sofía. La idea de tener que tomar medidas legales contra alguien que había compartido momentos de su vida lo inquietaba, pero sabía que era necesario.

Mientras tanto, Sofía, al ver que Kleiver estaba actuando, se volvió más agresiva. Comenzó a enviar mensajes anónimos a Jack, insinuando que Kleiver no era quien decía ser, intentando sembrar más dudas. Pero Jack, apoyado por Kleiver, no se dejó influenciar. En lugar de eso, guardó los mensajes, sabiendo que cada prueba contaba.

Finalmente, Kleiver decidió que tenía suficiente evidencia para hablar con un abogado. Juntos, revisaron los documentos y comenzaron a preparar una solicitud para una orden de restricción. “Si podemos demostrar que ha estado acosándonos y que representa un peligro, podremos protegernos”, explicó el abogado, mientras Kleiver escuchaba atentamente.

El día en que presentaron la solicitud, Kleiver sintió una mezcla de nervios y determinación. “Esto es por nuestra seguridad, Jack”, le dijo mientras se dirigían a la corte. “No puedo arriesgarme a que haga algo peor. Debemos asegurarnos de que no pueda acercarse a nosotros”.

Jack asintió, su mano entrelazada con la de Kleiver, sintiéndose más fuerte juntos. “Estamos en esto juntos. No dejes que el miedo te consuma”, dijo, sintiendo que el amor que compartían podía superar cualquier adversidad.

Mientras esperaban en la sala de espera, Kleiver se volvió hacia Jack. “Voy a mencionar lo que sucedió con la droga. Necesitamos que la jueza sepa cuán peligroso puede ser su comportamiento”, afirmó con firmeza. Jack asintió, sintiendo que esa era la decisión correcta.

La audiencia se llevó a cabo, y Kleiver presentó su evidencia. Las palabras del abogado resonaron en la sala, detallando el acoso, la llamada falsa y los intentos de manipulación de Sofía. Pero lo más impactante fue cuando Kleiver habló sobre el incidente de la fiesta, describiendo cómo Sofía había drogado a Jack y cómo había abusado de su vulnerabilidad. “Jack estaba completamente fuera de control, y Sofía se aprovechó de eso. No solo nos ha acosado, sino que ha puesto en peligro la vida de Jack”, explicó Kleiver, su voz firme y decidida.

A medida que se presentaban las pruebas, Kleiver sintió que la tensión en su pecho comenzaba a liberarse. La jueza escuchó atentamente, tomando notas y asintiendo en momentos clave. Finalmente, la jueza tomó una decisión. “Con base en la evidencia presentada, se otorga una orden de restricción contra Sofía. No podrá acercarse a Kleiver ni a Jack”, anunció, y Kleiver sintió que un peso enorme se levantaba de sus hombros. Jack lo abrazó, sintiendo que la victoria era un alivio.

A medida que salían de la corte, Kleiver se volvió hacia Jack. “Lo logramos. Ahora podemos vivir sin miedo”, dijo, sintiendo que su relación había salido más fuerte de esta prueba. Jack sonrió, sintiéndose aliviado y feliz. “Juntos, somos invencibles”, respondió.

Mientras se alejaban de la corte, Sofía los observaba desde la distancia, su rostro lleno de ira y frustración. Pero Kleiver y Jack sabían que habían tomado la decisión correcta. La lucha no había terminado, pero ahora tenían la fuerza y la determinación para enfrentar cualquier desafío que se presentara en su camino. Con el amor que compartían, estaban listos para superar cualquier obstáculo.

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