La angustia y la desesperación habían consumido a Kleiver desde la desaparición de Lucas. La amenaza de Sofía pesaba en su mente, y a pesar de que sabía que entregar su propia seguridad era un riesgo enorme, no podía permitir que su hermano sufriera a causa de sus decisiones. La llamada había sido clara: debía entregarse a Sofía para salvarlo.
Con el corazón latiendo con fuerza, Kleiver se dirigió al lugar donde Sofía había dicho que lo esperaría. Era un viejo parque, oscuro y lleno de sombras, un lugar que le traía recuerdos de su infancia. Pero esta vez, la nostalgia se mezclaba con el miedo y la incertidumbre. Jack lo había implorado que no lo hiciera, que buscaran otra forma, pero Kleiver estaba decidido. "No puedo dejar que le pase nada", le había dicho, y Jack no pudo hacer más que apoyarlo en su decisión.
Al llegar, vio a Sofía de pie junto a un árbol, su figura recortada contra la tenue luz de la luna. Su rostro mostraba una mezcla de satisfacción y locura. "Pensé que no vendrías", dijo, acercándose lentamente. "¿Dónde está Lucas?", preguntó Kleiver, sintiendo que su voz temblaba. "Está a salvo, por ahora. Pero tú... tú eres el que tiene que hacer una elección", respondió Sofía, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
Sofía llevó a Kleiver a una área más oscura del parque, donde la luz era escasa y el silencio, abrumador. "Sabes, Kleiver, la gente siempre dice que el amor lo conquista todo. Pero yo sé que el amor también puede ser un arma", dijo, acercándose peligrosamente. "Tú y Jack tienen algo que nunca debí permitir. Pero ahora, puedo arreglarlo".
Kleiver sintió un escalofrío recorrer su espalda. "No tienes que hacer esto, Sofía. Lucas no tiene nada que ver con nosotros. Suéltalo y podemos hablar", suplicó, tratando de razonar con ella. Pero Sofía solo se rió, una risa fría y vacía. "No, Kleiver. La única forma de que esto termine es si entiendes el dolor que sentí. Si no puedo tenerte, al menos quiero que sientas la pérdida".
Justo cuando Sofía se acercó para hacerle daño, un sonido distante interrumpió la atmósfera tensa. Las sirenas de la policía resonaron en el aire, creciendo cada vez más fuertes. Kleiver sintió una mezcla de alivio y miedo. "¿Qué has hecho?", gritó, sintiendo que la situación se tornaba caótica.
Sofía, visiblemente alterada, miró hacia la dirección del sonido. "¡No! No puede ser!" exclamó, y en un instante de distracción, Kleiver aprovechó la oportunidad para retroceder. Justo cuando Sofía intentó agarrarlo, la policía apareció, iluminando el lugar con sus linternas.
"¡Sofía! ¡Detente!", gritaron los oficiales mientras se acercaban rápidamente. Sofía, en un estado de pánico, intentó huir, pero la policía la rodeó. Kleiver sintió que el peso de la situación se desvanecía mientras los oficiales aseguraban la escena.
"¿Kleiver, estás bien?", preguntó uno de los oficiales, acercándose a él. "Sí, creo que sí", respondió, sintiendo que la adrenalina comenzaba a bajar. En ese momento, un oficial se dirigió a Sofía, quien estaba siendo esposada. "Estás bajo arresto por secuestro y agresión", le dijo, y Kleiver sintió que una carga enorme se levantaba de sus hombros.
Cuando la policía se llevó a Sofía, Kleiver sintió que la tensión en su cuerpo se disipaba. "¿Lucas? ¿Dónde está Lucas?", preguntó, su corazón golpeando con fuerza. "Está a salvo, lo llevamos a un lugar seguro", respondió un oficial, y Kleiver sintió que las lágrimas de alivio comenzaban a salir.
Unos minutos después, Lucas apareció, corriendo hacia Kleiver con los ojos llenos de miedo y alivio. "¡Kleiver!", gritó el niño, lanzándose a sus brazos. Kleiver lo abrazó fuertemente, sintiendo que el amor y la protección lo invadían. "Estás bien, estás a salvo. Nunca más te dejaré solo", susurró, sintiendo que su corazón se llenaba de gratitud.
Jack apareció poco después, su rostro lleno de preocupación. "¡Kleiver! ¡Lucas! ¿Están bien?", preguntó, acercándose rápidamente. "Sí, estamos bien", respondió Kleiver, sosteniendo a Lucas en su abrazo. Jack se unió a ellos, envolviendo a ambos en sus brazos. "No puedo creer que esto haya pasado", dijo Jack, sintiendo que la tensión se desvanecía.
Mientras la policía aseguraba la zona y llevaban a Sofía, Kleiver supo que había tomado la decisión correcta al entregarse. Había arriesgado su propia seguridad por su hermano, y aunque la situación había sido aterradora, su amor y su determinación habían prevalecido.
El capítulo concluyó con Kleiver, Jack y Lucas juntos, sintiendo que habían superado una prueba difícil. La amenaza de Sofía había sido neutralizada, al menos por ahora, y el amor que compartían se sentía más fuerte que nunca. Sin embargo, en el fondo, sabían que la lucha no había terminado. La sombra de Sofía aún estaba presente, y el futuro seguía siendo incierto. Pero, por ahora, estaban juntos y a salvo, listos para enfrentar cualquier desafío que se presentara.