Después de la tormenta que había desatado Sofía, Kleiver y Jack finalmente comenzaron a encontrar algo de paz. La vida había vuelto a la normalidad, al menos en la superficie. Sofía había sido condenada a una pena de 4 a 6 años en prisión, y su ausencia se sentía como un respiro. Sin embargo, un giro inesperado estaba a punto de cambiarlo todo.
Un día, mientras Kleiver y Jack estaban en casa revisando algunos documentos, recibieron una llamada del abogado que había representado a Sofía. “Necesito que vengan a la oficina. Hay algo importante que deben saber”, dijo con un tono serio. La preocupación se instaló en el pecho de Kleiver mientras se miraban entre sí, preguntándose qué podría ser.
Al llegar a la oficina, el abogado les informó que, durante los exámenes médicos previos a su ingreso a prisión, se había descubierto que Sofía estaba embarazada. “El padre es Jack”, dijo el abogado sin rodeos, y el silencio que siguió fue abrumador. Kleiver sintió cómo una mezcla de emociones lo invadía: sorpresa, confusión y una extraña sensación de satisfacción. Sofía, a pesar de haber perdido a Jack, había logrado retener una parte de él a través de su hijo.
“¿Qué significa esto para nosotros?”, preguntó Jack, sintiendo que su mundo se tambaleaba. El abogado explicó que, según la ley, Sofía tendría derechos sobre el bebé, pero su condena y el ambiente en prisión harían que cuidar de un recién nacido fuera prácticamente imposible. “Es posible que tengan una oportunidad de luchar por la custodia”, añadió.
Kleiver y Jack se miraron, sintiendo que un nuevo propósito se formaba en sus corazones. “No podemos dejar que Sofía críe a su hijo en esas condiciones”, dijo Kleiver, decidido. “Debemos hacer todo lo posible para conseguir la custodia”.
Los días siguientes fueron un torbellino de emociones. Kleiver y Jack comenzaron a recopilar pruebas que demostraran que Sofía no era apta para cuidar de un bebé. Hicieron declaraciones sobre su comportamiento en el pasado, su estado mental y las circunstancias que rodearon su arresto. Cada documento, cada testimonio, los acercaba más a su objetivo.
Mientras tanto, en prisión, Sofía se enteró de la noticia de su embarazo. Una oleada de satisfacción la invadió al pensar que, a pesar de haber perdido a Jack, podría estar atada a él a través de su hijo. “Este niño será mi razón de vivir”, pensó mientras miraba a Mateo, el nombre que había elegido para su bebé, sintiendo que su amor por él la llenaba de un nuevo propósito. Pero Kleiver y Jack estaban decididos a luchar. Con la ayuda de su abogado, comenzaron el proceso para obtener la custodia, presentando pruebas contundentes sobre la incapacidad de Sofía para cuidar de un niño.
El día del parto llegó finalmente, y Sofía fue trasladada al hospital para dar a luz. La noticia se extendió rápidamente, y Kleiver y Jack se prepararon para luchar por la custodia del niño. “No importa lo que tengamos que hacer, lo conseguiremos”, dijo Jack, sintiéndose más decidido que nunca.
Cuando el bebé nació, un pequeño niño al que Sofía llamó Mateo, la felicidad y el amor que sintieron Kleiver y Jack se mezclaron con la preocupación por el futuro. “Este niño necesita un hogar seguro”, dijo Kleiver, mientras ambos se preparaban para la batalla legal que se avecinaba.
Las audiencias fueron tensas, y el ambiente estaba cargado de tensión. Sofía, aunque vulnerable, mostró su determinación de no dejar que el bebé se escapara de sus manos. “No permitiré que me lo quiten”, juró, mientras Kleiver y Jack se preparaban para contrarrestar cada argumento que ella presentaba.
Finalmente, después de semanas de batalla legal, el juez tomó una decisión. “Dada la situación actual de la madre y su condena, se otorga la custodia de Mateo a Kleiver y Jack. Es en el mejor interés del niño”, anunció el juez, y un torrente de alivio y alegría inundó a la pareja. Se abrazaron, sintiendo que la lucha había valido la pena. “Lo hemos hecho, Kleiver. ¡Lo hemos conseguido!”, exclamó Jack, con lágrimas de felicidad en los ojos.
A medida que abandonaban el tribunal, el rostro de Sofía se transformó en una máscara de furia y desesperación. “Esto no ha terminado. Cuando salga de prisión, me aseguraré de que paguen por esto. Mateo es mío”, gritó, y su voz resonó en la sala mientras se la llevaban.
Kleiver y Jack, sin embargo, no se dejaron intimidar. Sabían que tenían que estar preparados para lo que vendría. “No dejaremos que te afecte. Mateo tiene un hogar seguro ahora”, dijo Kleiver, sintiendo que la victoria era solo el comienzo de una nueva lucha.
Con el tiempo, Kleiver y Jack se mudaron a una casa más grande, un nuevo hogar donde Mateo podría crecer rodeado de amor y seguridad. Decoraron la habitación del bebé con cuidado, llenándola de juguetes y colores cálidos. “Este será su refugio”, dijo Jack, mientras ambos se sentaban en la cama, mirando la habitación con satisfacción.
El capítulo concluyó con una mezcla de esperanza y tensión en el aire. Aunque habían logrado obtener la custodia de Mateo, la amenaza de Sofía seguía presente. Su juramento de venganza resonaba en sus mentes, y sabían que tendrían que estar listos para enfrentar cualquier desafío que ella pudiera presentar en el futuro. Pero, por el momento, estaban juntos, y eso era lo que realmente importaba. La historia de amor y lucha continuaba, y Kleiver y Jack se comprometían a proteger a su hijo a toda costa.
[NOTA DEL AUTOR]
Se que algunos dirán pero 4 o 6 años no es muy poco, para un secuestro y violación pues parece mentira pero en algunos casos no, pero bueno x necesitaba novela por eso tan poquito tiempo,,🦝