24. El precio del silencio

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Harry bajó del automóvil con el corazón acelerado, sus piernas temblaban como si el simple hecho de caminar fuera una tarea imposible. A pesar de que intentaba tomar el control de su cuerpo, sus pasos eran vacilantes, y se quedó allí, en el borde de la acera, completamente inmóvil frente al bar. El aire fresco de la noche le helaba la piel, pero nada de eso lograba calmar la tormenta que sentía en su interior. Solo se quedó mirando, buscando el valor que sabía que necesitaba.

Desde allí, a lo lejos, pudo verlo. Louis. No era difícil reconocerlo, pero lo que Harry no esperaba era cómo lo veía ahora. Louis parecía haber pasado por una tormenta mucho más grande de la que Harry pudiera imaginar, y no solo por el alcohol que lo rodeaba. Había algo en su rostro, algo que incluso el brillo de las luces del bar no podía ocultar. Su expresión era sombría, como si las sombras de sus propios pensamientos lo estuvieran consumiendo. Su mirada estaba ausente, como si intentara mantener una fachada, pero Harry podía ver a través de ella. Louis estaba luchando, de la misma manera que él lo estaba haciendo, tal vez incluso más.

Harry se quedó allí, observando en silencio, como si el tiempo se hubiera detenido, evaluando si valía la pena acercarse, si debía seguir con su plan o simplemente dar la vuelta y marcharse. Estuvo varios minutos sin moverse, perdido en sus pensamientos, el miedo y la ansiedad luchando por dominar su cuerpo. Sin embargo, un impulso lo invadió, una necesidad de enfrentar aquello que había estado evitando. Finalmente, se armó de valor y decidió entrar al bar, a pesar del nudo en su estómago.

Dentro, el ruido de la conversación y las risas se mezclaban con la música, pero Harry apenas lo notaba. Buscó a Louis entre la multitud y lo encontró, rodeado de varias personas que Harry reconoció vagamente como viejos amigos de Doncaster, algunos de ellos con los que Louis había compartido muchas noches de diversión en el pasado. Pero algo era diferente. Louis no estaba siendo el mismo, ni siquiera con ellos. Estaba distante, sumido en sus propios pensamientos, como si ni siquiera notara las bromas y el ruido a su alrededor. Harry se quedó observándolo desde la puerta, temeroso de que todo fuera en vano. Temía que Louis lo ignorara, que él lo apartara, como lo había hecho en los últimos días, y le dolía pensar en eso.

Pero algo ocurrió cuando sus miradas finalmente se encontraron. Por un momento, todo se detuvo. Harry no pudo evitar sentir cómo el aire a su alrededor cambió. Louis, en lugar de alejarse, de fingir que no lo veía, hizo un gesto. Era sutil, pero claro. Sus ojos brillaron por un instante, y Harry vio algo que no esperaba: una chispa de reconocimiento, de dolor compartido. Un pequeño movimiento de su mano, como si tratara de decir algo sin palabras, fue suficiente para que Harry supiera que no todo estaba perdido.

Louis se levantó, dejando a sus amigos atrás, y comenzó a caminar hacia él, paso a paso, como si la misma lucha interna que los había mantenido alejados ahora los trajera de nuevo juntos. El corazón de Harry latió con fuerza, mientras una mezcla de alivio y nerviosismo lo invadía. Nunca imaginó que este momento llegaría, pero ahora, al verlo acercarse, sabía que debía estar listo para lo que fuera que estuviera por venir.

Lo que sucedió a continuación sorprendió a Harry más de lo que jamás habría anticipado.

- ¡Novio! - gritó Louis, su voz sonó eufórica y descontrolada mientras abrazaba a Harry por el cuello, casi derrapando en el intento de mantenerse en pie. Harry, sorprendido, no tuvo más remedio que rodearlo con los brazos, sintiendo el peso de Louis contra él. El castaño estaba completamente ebrio, apenas logrando sostenerse, pero su actitud era una mezcla de alegría y desesperación que Harry no entendía del todo.

- Louis, ¿qué es lo que haces? ¿Por qué estás aquí? ¿Dónde te habías metido? – las preguntas salieron de la boca de Harry como una ráfaga, sin espacio para que el castaño pudiera responder. Estaba tan lleno de preguntas que casi no sabía por dónde empezar. Pero en ese mismo instante, la angustia de ver a Louis tan fuera de sí lo hizo darse cuenta de que el lugar y el momento no eran los adecuados para intentar resolverlo todo de una vez.

Sinfonía de CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora