Como Max y Margo tuvieron a Matthew antes del final de la carrera de Max en la F1, los primeros años de vida de Matthew lo vieron tan obsesionado con ver a Max en la pista que no fue una sorpresa que cuando tenía 3 años estuviera rogando por un kart y poder vincularse con Max e incluso en algunas ocasiones con Jos.
Le encantó.
O eso pensaban todos.
"Mamá..." murmura una pequeña voz mientras Margo gruñe intentando cambiar las sábanas porque por alguna razón su segundo embarazo la obliga a cambiarlas dos veces por semana; por alguna razón está realmente frenética por limpiar, aunque a los 7 meses de embarazo es bastante agotador.
"Hola, cariño. ¿Todo bien?" Margo sonríe alegremente, ya que se ha propuesto como prioridad no dejar que Matthew piense que ha perdido la prioridad con un hermano menor en camino.
"Mamá", solloza Matthew, hipando y obligándola a correr hacia adelante. Levanta al niño de 6 años a pesar de saber que Max tendría una aneurisma por esa actividad física.
—Está bien, cariño. Necesitamos calmarnos y cuando lo hayas hecho, puedes decirme qué te pasa, ¿de acuerdo? —Margo la tranquiliza sentándose en la cama y logrando mantener a Matthew en su regazo a pesar del espacio comprometido por su pancita.
Pasan unos minutos, pero Matthew finalmente se calma y recupera el aliento.
"Está bien, cariño. Dile a mamá qué te pasa". Margo sonríe levemente, aunque internamente ver a Matthew tan alterado por algo así es honestamente horrible de ver.
"Ya no quiero andar en karts", dice Matthew con hipo, lo que hace que Margo casi se desinfle de alivio al saber que no es algo más serio como... que él mató a un animal y ella tenía un mini asesino en serie en sus manos.
"Oh, bueno, está bien. No tienes que conducir un kart si no quieres, bebé", afirma Margo, ya que apoyaría a sus hijos en cualquier interés o pérdida de interés si así es como se sienten.
"Tengo miedo de decírselo a papá".
Saber que él pensaba eso le rompiera el corazón a Max, Matthew estaría demasiado asustado para decirle que ya no quiere andar en karts. Pero ella lo entiende, para Matthew esta es una gran manera de pasar tiempo con Max a solas y Max siempre está muy feliz y orgulloso de Matthew.
"Bebé, nunca debes tener miedo de decirle nada a papá. Él te ama por lo que eres, no porque hagas karts. Eres su bebé, él solo quiere que seas feliz. Ambos solo queremos que seas feliz. Si el kart ya no te hace feliz, entonces puedes parar. Está bien", dice Margo, haciendo que Matthew lloriquee mientras lo acerca más y le besa la sien con un suspiro.
"Odio verte tan triste por esto, bebé. No necesitas estar triste".
"No quiero que papá se ponga triste", murmura Matthew, rompiendo aún más el corazón de Margo. Matthew es realmente el niño perfecto, con su único defecto: considera demasiado a los demás. A veces, el niño solo necesita aprender a ser egoísta y no arrepentirse por ello.
—Creo que cuando papá regrese, tú y él pueden sentarse, hablar y puedes decirle. Te prometo, te juro que no se enojará. ¿De acuerdo? —Margo sonríe suavemente mientras ahueca su rostro con una mano y limpia las lágrimas que se le escapan—. Tu papá y yo estaremos orgullosos de ti sin importar lo que hagas. ¿Hay algo más que creas que quieras hacer?
"Quiero decirle a papá lo que quiero hacer en cambio".
—Ah, sí, ¿mamá no? —bromea Margo con un puchero falso—. No, está bien. Díselo a papá primero y luego me lo puedes decir a mí. Ahora, ¿qué tal si ayudas a mamá a terminar de tender la cama?
