Capitulo 6: Un Pequeño Malentendido

94 2 0
                                    

El sol comenzaba a ponerse, bañando de tonos cálidos el pasillo de la escuela. El día había sido como cualquier otro: tareas, conversaciones superficiales y las típicas bromas entre amigos. Sin embargo, algo había cambiado, algo que Alex no podía explicar, pero que sentía en su pecho, en el nudo de su estómago.

Camila. En su mente, su nombre había dejado de sonar como una simple palabra. Ahora tenía un peso, un significado. Había algo en ella que lo atraía más que cualquier otra cosa. Pero también lo llenaba de inseguridad. "¿Qué pasaría si supiera quién soy realmente? ¿Qué pensaría de mí si descubriera lo que me atormenta en silencio?" Estos pensamientos eran constantes y a veces agotadores.

El pequeño malentendido ocurrió sin previo aviso. Camila había estado hablando con él durante el recreo, como solían hacer. Ella le había hecho una pregunta sobre el partido de fútbol del fin de semana, algo que normalmente habría respondido con naturalidad, pero esa tarde Alex no estaba del todo presente. Su mente, ocupada por los temores y la ansiedad, no le permitió concentrarse en la conversación.

-¿Alex? -la voz de Camila lo despertó de su ensoñación.

Él la miró, parpadeando, y por un momento no entendió lo que había dicho. "¿Qué le respondo ahora?" El silencio, incómodo e inesperado, pesó entre ellos.

-¿Estás bien? -preguntó Camila, frunciendo el ceño. Había algo en su tono que lo hizo sentir aún más desconectado.

-Sí... claro -respondió con una sonrisa forzada, pero Camila no parecía convencida.

Un par de segundos de incertidumbre se alargaron más de lo que Alex hubiera querido. Luego, Camila se alejó con una excusa ligera, como si no quisiera presionarlo. Sin embargo, mientras se alejaba, jugueteó con el borde de su suéter, un gesto que Alex no había visto antes. Era pequeño, pero significativo. "¿Tal vez ella también está nerviosa?", pensó Alex, su ansiedad luchando contra una esperanza débil.

Ese mismo día, cuando la jornada escolar terminó, Alex se apresuró a recoger sus cosas, deseando no cruzarse con Camila. Sabía que había algo raro entre ellos, pero no entendía qué había pasado exactamente. "¿La estoy perdiendo?" pensó mientras salía rápidamente del aula. Su mente era un torbellino de dudas. Siempre había tenido dificultades para comprender sus propios sentimientos, pero ahora las cosas se sentían más confusas que nunca.

Al llegar a casa, se encerró en su habitación, tratando de relajarse. Pero ni siquiera el sonido de su música favorita pudo aliviar el peso de la angustia. "¿Por qué no le dije la verdad?" El dilema lo atormentaba. Camila era especial, pero él no podía ser completamente honesto con ella. ¿Cómo podría? Si ella supiera la verdad, ¿la aceptaría o lo rechazaría? Su identidad era algo que no podía compartir con facilidad, y la idea de perderla por completo lo aterraba.

Durante la noche, la mente de Alex no encontró descanso. Cada vez que pensaba en lo que había sucedido, su ansiedad crecía. "Solo le he mostrado una parte de mí. Ella ni siquiera sabe quién soy realmente..." Pensar en cómo las cosas se habían torcido por un malentendido tan pequeño lo frustraba aún más. Sabía que si hubiera sido más abierto, si hubiera mostrado más de sí mismo, tal vez nada de esto habría pasado.

Esa noche, Alex se sentó en su escritorio con un cuaderno abierto frente a él. Durante años, había utilizado esas páginas para escribir lo que no podía decir en voz alta. Esa vez, escribió una sola frase, casi sin pensarlo: '¿Y si me atrevo a ser yo mismo?' Pero cuando terminó, cerró el cuaderno con fuerza, como si al hacerlo pudiera enterrar sus pensamientos una vez más.

A la mañana siguiente, llegó al colegio con la esperanza de que todo volviera a la normalidad, pero Camila no lo miraba igual. Cuando sus ojos se cruzaron en los pasillos, ella apartó la mirada rápidamente. Alex sintió un vacío en su pecho, como si algo se hubiera roto entre ellos.

"¿Qué está pasando?" pensó, sintiendo el frío que se apoderaba de su cuerpo. Ella se había distanciado, y ahora él sentía que el abismo entre ellos era mucho más grande. La duda comenzó a consumirlo.

El día pasó lentamente, y cada interacción con Camila era más tensa que la anterior. Él quería acercarse, hablar con ella, pero no encontraba el momento adecuado. Camila, por su parte, parecía estar evitándolo. Aunque todavía se sonreían de manera cordial, algo había cambiado.

Finalmente, durante el último receso, Alex decidió que no podía dejar que las cosas quedaran así. Sabía que, aunque la situación le daba miedo, debía hablar con Camila para aclarar lo que había sucedido. Se acercó con pasos vacilantes al lugar donde ella estaba sentada con algunas amigas, buscando la forma adecuada de romper el hielo.

-Camila, ¿podemos hablar un momento? -su voz sonó nerviosa, pero ella lo miró con curiosidad, como si estuviera esperando que finalmente hiciera el primer movimiento.

-Claro -respondió Camila con una sonrisa tímida. Era evidente que había algo en su rostro que reflejaba cierta tensión. Se apartó un poco de sus amigas y se levantó para caminar unos pasos con Alex.

-Lo siento si ayer estuve raro -comenzó él, buscando las palabras adecuadas, pero aún sintiéndose inseguro. "No quiero perderte por algo tan tonto."-. Estaba un poco distraído, y no quería que pensaras que no te prestaba atención.

Camila lo escuchó en silencio, sus dedos aún jugueteando con el suéter. Luego, dejó escapar un suspiro y dijo algo que lo tomó por sorpresa.

-A veces siento que me estás ocultando algo. Y no quiero presionarte, pero... quiero conocerte de verdad, Alex.

Alex se quedó helado. Las palabras de Camila eran exactamente lo que más temía, pero también lo que más deseaba. "Quiero conocerte de verdad." Ese pensamiento se repetía en su cabeza como un eco, abriendo una puerta que él no estaba seguro de poder cruzar todavía.

Mientras regresaban al grupo, sus manos se rozaron brevemente. Fue un accidente, pero Alex sintió una chispa recorrerle el brazo. Camila lo notó también, porque desvió la mirada, pero no retiró su mano inmediatamente. Ese segundo de contacto quedó grabado en la mente de Alex como un recordatorio de lo que podría ser, si tan solo tuviera el valor de ser honesto.

Con un suspiro, ambos regresaron al grupo de amigos, aunque algo había cambiado en el aire. El malentendido había sido resuelto, pero no como Alex esperaba. "No puedo ser quien soy, ni siquiera con ella," pensó mientras volvía a su lugar, sabiendo que el camino hacia la verdadera conexión con Camila sería más largo de lo que había imaginado.

A Tu Lado, Soy YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora