Los días que siguieron a su confesión y al beso fueron como un sueño para Alex. Camila estaba más cercana que nunca, y él sentía que había algo más en su relación. Habían pasado mucho tiempo juntos, explorando lugares nuevos, hablando de sus intereses y, lo más importante, aprendiendo a ser ellos mismos sin máscaras. Sin embargo, en el fondo, Alex no podía evitar sentir que ese sueño era frágil, como si pudiera desmoronarse en cualquier momento. A medida que su relación avanzaba, también lo hacía la presión de mantener su secreto.
Una tarde, mientras caminaban por el parque, Camila, con esa curiosidad innata que siempre la había caracterizado, le preguntó algo que hizo que el corazón de Alex se acelerara.
—Alex, me he dado cuenta de que nunca hablas mucho sobre tu familia —dijo ella, mirando al frente mientras caminaban juntos. —Siempre que mencionas algo, es muy general. ¿Cómo son ellos?
Alex sintió una presión en su pecho, como si una corriente de ansiedad comenzara a recorrer su cuerpo. Sus pasos vacilaron por un segundo, y su mente buscó una salida rápida a la pregunta. El simple hecho de que Camila estuviera indagando sobre su familia lo hacía sentir vulnerable. A lo largo de los años había aprendido a proteger esa parte de su vida, a mantenerla alejada de los demás, y ahora ella estaba cerca de descubrir algo que ni él mismo había llegado a entender completamente.
—Mi familia... —comenzó a decir, buscando las palabras adecuadas. Su garganta se sentía seca, y un nudo comenzó a formarse en su estómago. —Son... son geniales, la verdad. Solo que no siempre tenemos tiempo para estar juntos. Mis padres están muy ocupados con el trabajo, y yo paso la mayoría de mi tiempo con mis amigos, ya sabes, como cualquier otra persona.
Camila lo miró, pero no pareció completamente satisfecha con la respuesta. Notó cómo Alex desvió la mirada, cómo sus hombros se tensaron ligeramente mientras hablaba. Había algo más ahí, algo que él no estaba diciendo.
—¿Y tus amigos? —preguntó, animada, con una sonrisa curiosa. —¿Cómo son ellos?
Alex intentó relajarse, tomar aire y encontrar una forma de evadir la pregunta sin levantar sospechas. Había aprendido a hacer eso muy bien con el tiempo, a esconder lo que realmente importaba detrás de una fachada de normalidad. Sin embargo, hoy sentía que era un juego peligroso. La ansiedad apretaba su pecho, recordándole que cada respuesta era una pieza más de la máscara que había construido.
—Mis amigos son increíbles. —La voz de Alex sonó un poco más firme, como si estuviera afirmando algo que no quería que se cuestionara. —Tenemos nuestras propias cosas, ya sabes, salimos juntos, hacemos actividades... Normal.
Pero Camila no estaba dispuesta a dejarlo ir tan fácilmente. Ella lo conocía bien, había aprendido a leer las pequeñas señales que él dejaba pasar, las que intentaba ocultar bajo su sonrisa nerviosa o su mirada evasiva. Algo en sus respuestas la hacía sospechar que no todo era tan "normal" como Alex quería dar a entender.
—¿Te gustaría que conociera a tus amigos? —preguntó con una pequeña sonrisa, un brillo travieso en los ojos. —Sería genial salir con ellos algún día.
El comentario de Camila hizo que Alex se detuviera por un momento. No era solo una simple pregunta. Era una invitación a un mundo que él había cerrado con llave hace mucho tiempo. Era una invitación a una parte de su vida que Alex no sabía si estaba listo para compartir. Su corazón latió con más fuerza, y la ansiedad comenzó a crecer dentro de él. Sabía que no podía seguir escondiendo todo para siempre. La relación avanzaba, y cada vez se sentía más atrapado entre el deseo de ser honesto con ella y el miedo de que al descubrir la verdad, todo se derrumbara.
—Claro, algún día, por supuesto. —Su respuesta fue rápida, demasiado rápida. Quiso sonar seguro, pero sabía que no lo estaba. —Solo que ahora mismo... no es el mejor momento. Pero lo pensaremos.
Camila frunció el ceño ligeramente, sintiendo que algo no estaba bien, pero no insistió. Parecía entender que Alex necesitaba su tiempo, y aunque el silencio que cayó entre ellos era cómodo, había una tensión palpable que no podía ser ignorada. El peso de las palabras no dichas llenó el espacio entre ellos, como una sombra que ninguno de los dos quería enfrentar.
El resto de la tarde pasó entre conversaciones más ligeras, pero Alex no dejaba de pensar en la pregunta de Camila. La imagen de su familia, de sus amigos, de su vida real, todo eso comenzaba a sentirse como un peso cada vez más grande sobre sus hombros. Cada vez que recordaba el pasado, su mente lo llevaba a los momentos que había jurado enterrar. Sentía que la relación con Camila se estaba volviendo más profunda, más significativa, pero al mismo tiempo, más peligrosa. Porque cuanto más se acercaba a ella, más difícil sería esconder quién realmente era.
Al día siguiente, mientras estaban sentados en un banco del parque, Alex se encontró pensando en todo lo que había pasado entre ellos. El aire fresco del parque no lograba calmar el torbellino en su mente. ¿Cómo iba a continuar ocultando su verdadera identidad, su verdadero yo? La incertidumbre lo carcomía. Sentía que la chica que estaba frente a él merecía la verdad, pero también temía que al revelarse, todo lo que había construido con ella se desmoronara.
—Camila... —dijo, de repente, mirando al suelo mientras jugueteaba con la cuerda de su mochila. Su voz temblaba ligeramente, traicionando la calma que intentaba proyectar. —Sé que últimamente no he sido muy abierto contigo. No hablo mucho de mi familia, mis amigos... cosas así. Pero quiero que sepas que no es porque no confíe en ti, es solo... es complicado.
Camila lo miró atentamente, sorprendida por la vulnerabilidad que por fin comenzaba a mostrar. En sus ojos había una mezcla de preocupación y ternura. Había algo en su tono que la hizo darse cuenta de que algo más estaba sucediendo en la mente de Alex, algo que él aún no estaba dispuesto a compartir por completo.
—No tienes que contármelo todo si no estás listo. —Su tono fue suave, comprensivo. —Solo quiero que sepas que, sea lo que sea, siempre estaré aquí para ti.
Alex sintió un alivio momentáneo al escuchar esas palabras, pero también una punzada de culpa. Porque a pesar de lo que ella decía, sentía que estaba jugando un juego peligroso. Cada palabra que no decía, cada detalle que omitía, lo alejaba un poco más de ser realmente él mismo con ella.
—Gracias. —Dijo, con una sonrisa débil. —Creo que algún día te contaré lo que realmente pasa. Pero necesito tiempo.
Camila asintió, y aunque no lo dijo, Alex pudo ver que en sus ojos había una mezcla de aceptación y paciencia, pero también de curiosidad. Ella no insistió, pero en su corazón sabía que ese día llegaría, y sería un momento decisivo para ambos.
El sol comenzaba a ponerse, y la tarde terminaba de forma tranquila, pero Alex no podía evitar la sensación de que su vida comenzaba a ir en una dirección que no podía controlar. A pesar de estar con Camila, una sensación de soledad lo invadió, como si cada secreto lo alejara aún más de lo que realmente deseaba.
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A Tu Lado, Soy Yo
أدب المراهقين"Alex siempre ha vivido atrapado entre el miedo y el deseo de ser auténtico. En una relación que avanza rápidamente con Camila, la chica que le roba el corazón, Alex lucha por ocultar una parte de sí mismo que aún no está listo para revelar. Pero la...