Capítulo 16: Dudas y certezas

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La tarde cayó rápidamente, sumiendo la ciudad en una penumbra que parecía reflejar los pensamientos de Alex. Caminaba de regreso a casa con Daniel a su lado, ambos en silencio. Habían quedado para estudiar, pero las tensiones de aquel día hacían que cualquier intento de conversación pareciera forzado.

—Siento lo de Sara —dijo Daniel, rompiendo el silencio de repente.

Alex lo miró de reojo, sorprendido.

—No es tu culpa.

—Lo sé, pero... no puedo evitar sentirme parte del problema. —Daniel pateó una pequeña piedra en el camino, su expresión reflejando una mezcla de culpa y tristeza.

Alex suspiró. Había algo en el tono de Daniel que lo hacía querer decir algo reconfortante, pero las palabras se le escapaban.

—Ella está dolida, pero no significa que sea culpa tuya. Las cosas con Sara estaban mal desde antes de que tú llegaras.

—¿Seguro? —preguntó Daniel, deteniéndose.

Alex también se detuvo, girándose hacia él.

—Sí, estoy seguro.

Por un momento, los ojos verdes de Alex se encontraron con los de Daniel, y el mundo pareció detenerse. Había algo en la intensidad de aquella mirada que hacía que Daniel quisiera decir más, abrirse de una forma que nunca antes había hecho.

—Gracias por estar aquí —dijo Alex al final, rompiendo el momento.

Daniel asintió, esbozando una pequeña sonrisa antes de seguir caminando.

Cuando llegaron a casa de Alex, el ambiente se volvió un poco más relajado. Subieron al cuarto de Alex y empezaron a sacar los libros, aunque ninguno parecía estar realmente concentrado en estudiar.

—¿Cómo era tu vida antes de venir aquí? —preguntó Alex de repente, con curiosidad sincera.

Daniel se quedó en silencio por unos segundos, mirando fijamente el libro que tenía delante.

—Complicada. Mis padres se separaron cuando era pequeño, y desde entonces... bueno, todo se fue desmoronando. Mi madre... —Se detuvo, como si las palabras le pesaran demasiado—. Ella no está bien.

Alex lo observó con atención, apoyando los codos en la mesa.

—Lo siento.

—No pasa nada. Estoy acostumbrado.

La sinceridad en la voz de Daniel hizo que Alex sintiera una punzada de empatía.

—Debe ser difícil vivir solo —dijo Alex, tratando de imaginar lo que sería pasar por todo aquello sin el apoyo de nadie.

—A veces lo es. Pero... no sé, he aprendido a manejarlo. Y ahora tengo a personas como tú, como Eva y Mateo. Ya no me siento tan solo.

Alex sonrió, pero antes de que pudiera responder, su teléfono sonó. Era un mensaje de Eva.

"Sara no está bien. Se fue llorando del instituto y no contesta mis llamadas. Estoy preocupada."

Alex frunció el ceño, leyendo el mensaje varias veces.

—¿Todo bien? —preguntó Daniel, notando su expresión.

—Es Sara. Eva dice que está mal.

Daniel no dijo nada, pero su mirada delataba preocupación.

—¿Vas a buscarla?

Alex dudó por un momento. Una parte de él quería hacerlo, pero sabía que Sara probablemente no querría verlo.

—No lo sé. Quizás debería darle espacio.

—Tal vez, pero... también podría necesitar a alguien.

Las palabras de Daniel resonaron en su mente mientras escribía una respuesta rápida a Eva.

"Dame un momento. Voy a intentar hablar con ella."

Alex guardó el teléfono y miró a Daniel.

—Volveré pronto. ¿Estarás bien aquí?

Daniel asintió.

—Claro. Ve.

Mientras Alex salía por la puerta, no pudo evitar sentir que aquella noche sería decisiva, no solo para Sara, sino también para él.

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