Capítulo 8: En el ojo del huracán

1 0 0
                                    

La rutina del instituto se había vuelto más intensa, con exámenes a la vuelta de la esquina y el equipo de fútbol preparándose para un partido importante. Alex, como siempre, estaba en el centro de todo, liderando los entrenamientos y animando a sus compañeros con su energía inagotable.

Daniel, por otro lado, intentaba mantenerse al margen, pero su presencia en el grupo comenzaba a ser notoria. Se sentía extraño formar parte de algo, como si el mundo hubiera decidido, por fin, darle un respiro.

Sin embargo, no todos compartían ese sentimiento. Sara, que hasta entonces había mantenido una postura tolerante, comenzó a mostrar signos de incomodidad.

—¿Por qué pasa tanto tiempo con nosotros? —preguntó en voz baja, lo suficientemente fuerte para que Daniel lo escuchara, pero no para que Alex reaccionara.

—¿Por qué no? Es divertido tenerlo aquí —respondió Alex con naturalidad, sin siquiera mirar a Sara.

Esa respuesta pareció ser el detonante. Durante el resto del día, Sara no perdió oportunidad de lanzar comentarios mordaces hacia Daniel. Desde críticas veladas sobre su ropa hasta insinuaciones sobre su "timidez exagerada".

—Ignórala —dijo Alex al final de la jornada, mientras caminaban juntos hacia la salida.

—No es tan fácil —replicó Daniel, apretando los libros contra su pecho.

Alex se detuvo y lo miró fijamente, con una seriedad inusual en él.

—No tienes que demostrarle nada a nadie. Si ella tiene un problema, es suyo, no tuyo.

La sinceridad en sus palabras hizo que Daniel sintiera un calor extraño en el pecho. Nadie había hablado por él de esa manera antes.

Esa tarde, mientras Alex lo acompañaba a casa, Sara los vio desde lejos. Su mandíbula se tensó, sus manos apretando su mochila con fuerza.

En su mente, un plan comenzaba a formarse, uno que no iba a permitir que Daniel siguiera ocupando un lugar que ella creía suyo.

Esa noche, Daniel recibió un mensaje de un número desconocido:

"Cuidado con dónde te metes. No todos son lo que parecen."

El miedo se apoderó de él, pero no podía dejar que Alex lo supiera. No ahora, cuando por primera vez en su vida sentía que tenía un lugar al que pertenecer.

FilofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora