Dato :cuando narre yo va a aparecer solo este emoji : 📝
_________________________________________
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(📝)
Problemas. Eso era lo que enfrentaba Cassandra mientras observaba, con la mandíbula apretada y los puños cerrados, cómo el grupo de amigos de su alma gemela se volvía cada vez más unido. Su mirada se oscureció al ver cómo ellos—esos intrusos—se reían y compartían secretos que deberían ser solo para ella y Sirius.
Pero su verdadero problema tenía un nombre.
Adhara Duvessa-Reynolds.
Desde el instante en que la conoció, esa maldita princesa había sido una espina en su costado, una mancha insoportable en su destino perfecto. Cassandra no podía recordar ni un solo día en que Adhara no hubiera arruinado algo para ella. Siempre ahí. Siempre brillando. Siempre robándole lo que le pertenecía.
Pero lo que encendió un odio visceral en su pecho fue lo que ocurrió aquella vez.
Lo recordaba con un ardor que jamás se apagaba. La pantera de Adhara, su arrogante bestia de ojos dorados, la había atacado. Sus colmillos se hundieron en su brazo con una fiereza casi letal. Cassandra había sentido cómo la carne se desgarraba, cómo la sangre empapaba su túnica, cómo el dolor la envolvía como una maldición.
Podría haber perdido el brazo. Podría haber muerto.
Pero no.
En lugar de eso, quedó con una cicatriz. Una marca permanente. Un recordatorio de la humillación. Un símbolo de que esa maldita siempre estaba un paso adelante, siempre reclamando su lugar con una presencia imponente y casi mística.
Pero incluso eso no fue lo peor.
Lo peor ocurrió después.
Aquel día, Cassandra ya estaba de un humor horrible. Quería despejarse, olvidar por un momento la frustración y la rabia que le carcomían el alma. Decidió ir a la biblioteca, un refugio solitario a esas horas. Un lugar donde podría pensar.
