Capítulo 19

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Me gusta saber lo que soy.

Es algo con lo que siempre he tenido conflicto toda mi vida, desde que tengo memoria. Siempre luchando contra tú mismo, aprendiendo y escuchando, pero más que nada viviéndolo por tus propios medios.

Recuerdo que la gente pensaba que sería alguien patética y de poco futuro, que no era lo suficientemente bonita o inteligente. Sin carisma o una personalidad interesante.

Eso me afectó mucho, supongo. Siempre estar en silencio para no molestar a nadie. Tratar de pasar desapercibida para no causar estragos en los demás y tratar de hacer lo que se consideraba bien.

Pero como es siempre, te cansas de pensar en satisfacer a los demás y realmente te empiezas a preocupar por lo que tú quieres en verdad. Ahí es cuando te das cuenta; cuando dejas de complacer a los demás, te empiezas a gustar a ti mismo.

No digo que soy perfecta. Nadie lo es.

Pero no me gusta hacer lo que los demás esperan, sólo lo que yo sé que está bien, o algo que realmente quiero hacer sin pensar a quien le gustaría o desagradaría.

Cada quien es distinto y cada persona trata de hacer lo mejor posible por cada uno.

No me agrada la idea de decepcionarme una vez más a mí misma, siguiendo a Rush a uno de sus numerosos lugares que tiene para vivir aquí en California para acabar en su cama y después lamentarme de lo estúpida que soy, pero quiero saber respuestas a las incógnitas que tengo. No quiero saber de él a través de lo que la gente quiere que se sepa de él.

Quiero conocerlo por él mismo. Que me diga la verdad.

"Te traje agua" dice y la coloca en la mesita de noche de madera negra, junto a la lámpara blanca.

Todo el apartamento es casi diez veces mi habitación en el campus, elegante y todo en blanco y negro. De esos que Ashley quiere comprar cuando nos graduemos.

La cama es blanca con colchas tan suaves que me dan ganas de dormir en ellas hasta el día siguiente, pero no quiero ensuciar. Todo es tan limpio que con sólo sentarme en la orilla me incomoda un poco a decir verdad.

"Gracias" digo y de unos cuantos sorbos me lo bebo todo. Mi garganta está seca como el desierto "Me siento un poco sucia, ¿puedo pasar al baño?".

Él me mira un segundo y se acerca al clóset, sacando una camiseta blanca con unos pantalones cortos grises de cordón.

"Puedes tomar una ducha, está al fondo" dice y me da la ropa antes de señalar la puerta grande al final de un pasillo.

"Oh, está bien" digo y antes de pararme me quito los zapatos de tacón negro que están matando mis pies y me encamino lento hacia la puerta.

"Te haré algo de comer mientras te duchas" dice con una sonrisa y se va hacia la cocina de hierro forjado.

Abro la puerta y veo un baño enorme. Hay una ducha donde podrían caber al menos cuatro personas y a dos metros una tiba blanca que parece de porcelana tan grande que podría acostarme y aún así habría espacio.

Me decido por la regadera y abro la llave para que salga el alguna fría. Pero la cascada de abundante agua que sale ya está caliente, así que me desnudo rápidamente y me meto en el agua, dejando la ropa en el lavabo.

Siento el agua golpear mi piel y suspiro. Hacía bastante que no tomaba una ducha decente. Las regaderas del campus son un asco y tienes que golpear las tuberías para que el agua tibia dure más de tres minutos.

Pero, Dios del agua, esto es un paraíso.

Por la ventana que va del techo al suelo de todo el baño puedo ver la ciudad debajo de mi y al mismo tiempo el cielo oscuro lleno de estrellas. Me alegra que es de madrugada y además los cristales son un poco oscuros para que puedas mirar hacia la ciudad, pero no tan fácil el ver hacia donde yo estoy.

My Sweet Nightmare © (EN REVISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora